Pasar una tarde en la Fundación Esperanza y Vida fue el tiempo suficiente para que Camila Florez descubriera cual era la verdadera misión en su vida. Esta joven samaria de 22 años no pudo seguir de brazos cruzados luego de conocer las realidades de muchos niños de escasos recursos que padecen enfermedades terminales. Fue así como nació Alimentando a Bogotá, una iniciativa que busca ayudar a personas que habitan en la calle de los sectores más vulnerables de esta ciudad y que no cuentan con recursos para su sustento diario.
La misión de esta estudiante de psicología que cursa décimo semestre en la Universidad de la Sabana en Bogotá, es alimentar personas que necesitan apoyo. Esta iniciativa ha movido a muchos ciudadanos bogotanos que se han sumado a esta causa, así que decidió continuar con el proyecto en su tierra natal, Santa Marta. Tienen como objetivo mover este proyecto hasta Barranquilla en septiembre, pues su mayor anhelo es reproducir esta iniciativa en todas las ciudades de Colombia.
El proyecto sigue
Alimentando a Bogotá, Santa Marta y Barranquilla tiene una organización que consta de dos grupos. El primero es el Staff compuesto por 23 personas, ellos se encargan de la logística. El segundo grupo es conformado por los voluntarios, que según Camila, son “personas que sienten la necesidad de ayudar a otras, emprendedoras, que conozcan la realidad de nuestro país, y le sobren las ganas de colaborar con los que lo necesitan”.
Las salidas se hacen aproximadamente cada 15 días, y para ser voluntario se debe llevar cinco sándwich de jamón y queso, cinco pony maltas y cinco galletas de cualquier tipo. Es también requisito portar una camisa blanca y jeans para así poder identificarse como grupo. A los voluntarios se les pide no llevar ningún objeto de valor, pero sí la actitud y disposición para ayudar. A este proyecto son bienvenidos niños, jóvenes, adultos y ancianos.
Esta labor aún no tiene la colaboración de alguna empresa patrocinadora, debido a que son conscientes de que están empezando, pero han tocado puertas por medio de correos electrónicos a empresas nacionales de alimentos y bebidas con el fin de conseguir donaciones.
“Como grupo no solo nos ha impactado la reacción de los habitantes, sino la forma como los voluntarios se han abierto a la oportunidad de tener contacto físico con las personas que lo necesitan. En la tercera salida, en Alimentando Santa Marta ya nosotros no encontrábamos indigentes en las calles y la comida nos sobraba, y encontrar al final del recorrido a dos hombres que necesitaban verdaderamente nuestra ayuda no fue casualidad, sino Diosidad” agregó Camila.
Alimentando Bogotá, Santa Marta y Barranquilla son conscientes de que brindando un sándwich, una pony malta y una galleta cada quince días no arreglarán la vida a nadie, pero piensan que es importante enfrentar a las personas contra la realidad que se vive nuestro país. Con ayuda de estas iniciativas se busca erradicar el pensamiento de que ver a una persona de la calle con necesidad es normal, y tratar de entender que ellos realmente necesitan ayuda.
“Si quieres hacer parte de este maravilloso proyecto, pueden seguirnos en nuestras redes sociales, Instagram como @alimentando_sm, @alimentando_bgta, @alimentado_bq, y en Facebook como Alimentando a Santa Marta, Alimentando a Bogotá , y Alimentando a Barranquilla” informó Camila.