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Por: Ángel Yepez Alvarez, Carolina Barbosa Fernandez, Andres Tobon y Rafael Esquivel.  

Llegó el día acordado. Después de varias semanas tratando de obtener una cita con Carlos Mayans por fin nos pusimos de acuerdo, quedamos que a las dos de la tarde en su casa. Ya estábamos allí, en frente de una casa blanca de esas que hacen particulares los barrios tradicionales de Barranquilla, esas que son grandes y con mil habitaciones; nos abren la reja, caminamos hasta el final del pasillo y a mano izquierda, nos encontramos con él limpiando unas sillas, abriendo una puerta y sonriendo nos dice “ buenas chicos, vengan para acá mejor, que hace más fresco”.

Después de tomar unas sillas y presentarnos, se sienta, se acomoda las gafas y dice muy fríamente “digan las preguntas y vamos al punto, que dentro de poco tengo algo más que hacer” , nos vemos las caras y empezamos con la primera pregunta, ¿cómo llegó la música a su vida?,  con una mirada perdida, y nuevamente acomodándose las gafas sonríe y dice:

“En mi casa había un radio de onda larga y onda corta, de esos cuervos que ya ni existen, que tenían una burbujita en la mitad. La distracción para mi y mis hermanos era en las tardes sentarse y escuchar música. Gracias a que era de onda larga, sintonizaba música cubana y eso fue lo que escuché desde entonces”.

Muchos años después, compró su primer tocadiscos  y empezó a dedicarse de lleno a la colección. Cuenta que tanto en su época universitaria, como en el día de hoy, la mejor y única forma de desestresarse es sentarse en su estudio a escuchar salsa y ritmos cubanos como el son, la guaracha y la charanga; siendo estos los géneros de su extensa compilación.

Podríamos decir que valió la pena sentarnos a charlar y darnos cuenta de la calidad de persona que es Carlos Mayans, un coleccionista profesional y economista de profesión, quien nos permitió entrar un poco en su mundo, el de los vinilos.

Carlos Mayans coleccionista de Vinilos

“La cura del alma”, así califica Carlos Mayans a la música en su vida. Cuando está aburrido, cansado o de mal humor escucha sus mejores discos para colmarse de la buena energía que le proporcionan. Su gran gusto por la música siempre fue el motor para convertirse en el coleccionista que es hoy en día, además de esto siempre quiso sembrar esa afición en sus hijos y hasta en sus nietos, los cuales según nos cuenta, también tienen cierto gusto por coleccionar música.

Al entrar a su estudio, observamos una gran compilación de discos de vinilo (alrededor de 15.000 para ser más exactos) ordenados en estantes, bajo un sistema decimal creado para clasificar los discos de la misma manera en que se clasifica una biblioteca. Un montón de CDs ubicados en cajas, un escritorio lleno libros de apuntes y todos los premios y reconocimientos que ha recibido a largo de su recorrido como coleccionista. Detrás del estudio hay una gran puerta que conduce a un pequeño patio; fue allí, bajo un clima agradable donde nos sentamos y al son de risas y anécdotas, nos adentramos en la vida de tan enigmático personaje.

Durante toda su vida, sus pasiones siempre han sido la música y las matemáticas, razón por la cual decidió estudiar Economía en la Universidad del Atlántico, donde también se desempeñó, durante 35 años, como docente en las asignaturas de estadística y matemáticas aplicadas a la economía. En cuanto a esta parte de su vida cuenta que:  

“Pararse enfrente de tantos estudiantes no es fácil, hay que estar preparado y no dejar en duda tus propios conocimientos, en ningún momento, porque ellos  o sus padres están pagando para aprender y no para escuchar a alguien que no sabe nada. Así que siempre preparaba cada clase y estaba atento a todos los cambios y nuevos estudios que ocurrían en el campo de la economía”.

Cualquiera querría presenciar una clase de este hombre, no solo por su amplio conocimiento en el ámbito de la vida y de la materia del ser en sí, sino también por su simpatía y forma de ser.

Los vinilos llegan a su vida sin pensar en que lo llevarían a ser un reconocido coleccionista en Barranquilla y diferentes partes de Colombia. Un vinilo que compra desde joven se convierte en un material escultórico de su sala de discos. Interesante observar como museo tanto material junto, pero más excelso observar la emoción con que él muestra su amor por la música, se nota realmente con miradas, palabras y sonrisas que eso es realmente lo que le gusta.

Además de compartir con nosotros su pasión por los vinilos, Carlos Mayans dejó adentrarnos un poco en la historia sobre la amistad que durante su vida tuvo con artistas importantes como lo son Julio Ernesto Estrada, el gran Joe Arroyo, Piper Pimienta, Joseito Martinez y Wilson Saoko. Muy conocidos por integrar el grupo “Fruko y sus tesos”, él recuerda historias de cada uno de estos personajes antes de ser famosos, cuando se sentaban a compartir con él su gusto por la música. Es por esto que es el único coleccionista que se destaca por tener la discografía más grande del famoso cantante Joe Arroyo.

Algo que cabe destacar de la vida de Carlos es que ha sido un competidor a nivel nacional e internacional en países como Panamá y Venezuela, donde se ha destacado como uno de los grandes coleccionistas de longplays de salsa. También cuenta con otros premios de renombre como lo son el del primer puesto como mejor coleccionista de salsa en “La Troja”; importante estadero considerado como patrimonio cultural y musical de la ciudad de Barranquilla.

Para Carlos como para muchos otros coleccionistas los vinilos han sido y siempre serán la mejor forma para comprar música. Debido a la calidad sonora que estos proyectan y la forma en la que se pueden conservar sin deteriorarse a través del tiempo. Ventaja que lo mantiene vigente, frente a formatos digitales como el CD y el Blu-Ray. Para él, el renacimiento de los discos en vinilo no es una simple moda; y añade que “No es el primero, ni mucho menos el último, en comentar el auge de los discos en vinilo. El porqué de esta tendencia es otro asunto. La gente no necesita comprar discos de vinilo, y sin embargo, decide hacerlo”.

Aunque todo evoluciona y muchas cosas van quedando obsoletas, este no es el caso del vinilo. Irónicamente, este vuelve a conquistar la posición que antes tuvo, dejando atrás en cuanto a calidad al formato digital. Porque como quien dice por ahí “quien no conoce a Dios, a cualquier santo le reza”.

 

Pueden ver el documental publicado en su canal de YouTube

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