Por: Nathalia Tazarona
El Cementerio Universal es una joya de Barranquilla. Es un lugar que rompe la cotidianidad de quienes lo visitan y satisface las expectativas de los curiosos.
Para muchos, este escenario deja a un lado la frivolidad de un cementerio para elevarse imponente con su arquitectura y fascinar a todo el que recorra sus calles, de norte a sur.
En esencia, el Universal está vivo. En sus mausoleos, tumbas y panteones se escribió la historia de lo que fue una de las ciudades más importantes de Colombia, su Puerta de Oro. Como tal, Barranquilla fue anfitriona para muchos grupos de personas que llegaban desde lejos con la esperanza de comenzar de nuevo, y que con ingenio impulsaron su desarrollo económico. También fue madre adoptiva, los vio crecer, enriquecerse, y finalmente, como lo único seguro e inevitable del destino, los vio morir.
A pesar de que la sociedad barranquillera de la última parte del siglo XIX convivía con religiones y costumbres diferentes, era en la morada final donde se pretendía la separación. En los cementerios católicos no estaba permitido enterrar a judíos o masones, una amplia minoría entre los extranjeros que vivían en la zona, y mucho menos posible era que suicidas fueran sepultados en campo santo.
Un cementerio para todos
El médico masón, Eusebio De la Hoz, tuvo la altruista iniciativa de construir tres grandes obras para suplir las necesidades sociales de Barranquilla: El Cementerio Universal, el Hospital General de Barranquilla y la Iglesia Nuestra Señora del Rosario. Para este fin fundó la Sociedad Hermanos de la Caridad, a la que pertenecieron influyentes personajes de la provincia en el siglo XIX.
El antiguo cementerio de la ciudad, ubicado donde hoy en día se encuentra la Iglesia San José y la Biblioteca Departamental: Meira Delmar, estaba al tope de su capacidad en 1869 por una epidemia que diezmó la población. Por esta razón es que finalmente se da vía libre a la Sociedad para la construcción del nuevo campo santo.
Mausoleos Universales
Las familias más poderosas de Barranquilla, construyeron sus mausoleos en el primer cementerio libre de Colombia. De esta manera dejaron inmortalizado su legado, y en evidencia su poderío económico.
Semiótica del Cementerio Universal
Morir para renacer
“La única condición para que te entierren en el cementerio universal es que estés muerto” dice el antropólogo y arqueólogo Álvaro Baquero. Por su condición de cementerio libre, en el Universal reposa la memoria de grandes personajes del país, no obstante, luego de la muerte, sólo permanecen sus ideas y las majestuosas construcciones alzadas sobre sus huesos. (Lea aquí: Historias ocultas en el Universal)
Hace miles de años, el hombre neandertal empezaba a enterrar a sus muertos. Los colocaba en posición fetal y ponía junto a ellos los objetos materiales de su vida “todo esto daba a entender que morirse era el inicio de un viaje, la idea de la muerte como renacimiento se repite constantemente” menciona Baquero.
El Cementerio Universal es lo más cercano a las pirámides egipcias que se encuentra en Barranquilla. Son los grandes industriales, comerciantes, pensadores y artistas, de la ciudad del siglo XX, en lugar de los faraones, los que reposan bajo las altas columnas que pareciesen alcanzar el cielo.
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