Foto: Selección Peruana
¿Qué enseñanzas deja la victoria de Perú frente a Chile en la semifinal de la Copa América?
1. Hay que olvidarse de la lógica como instrumento de reflexión por lo menos en el fútbol. Y eso no solo vale para los comentarios y análisis, sino para los propios estrategas y jugadores.
¿Jugaron acaso muy confiados los de Chile sobre el entendido de que era “lógico” que ellos derrotarían a los peruanos?
2. El equipo peruano tuvo dos derrotas previas muy feas, y esas –al contrario de los triunfos- les dieron insumos de análisis sobre aspectos para mejorar en lo estratégico y lo táctico.
Una de esas derrotas fue en uno de los partidos anteriores a la Copa América: Colombia le ganó 3-0 a domicilio. Nosotros (que ya no tenemos equipo en la Copa) salimos a glorificar a nuestros héroes, y los peruanos se retiraron tristes.
Luego, Perú perdió 0-5, en la fase de grupos, con su rival de la final: Brasil.
¿Será que les está sacando ventaja a sus derrotas el técnico Gareca? Ya rió un par de veces, y haber llegado a la final, es una tremenda ganancia, por donde se le vea.
3. Relacionado con el primer punto: Chile no fue tan intenso, con Perú, como con Colombia, a la que, gracias a una presión extraordinaria y sin pausa, desarticuló y minimizó en sus potencialidades.
¿Qué pudo haber incidido? Quizás sobre el entendido de que contra Perú el esfuerzo era mínimo, varios de los jugadores clave (entre ellos, Vidal), no se arriesgaron a la jugada brusca que los llevara a repetir tarjeta amarilla, dado que querían jugar la final.
O sea, en detrimento del objetivo del equipo, antepusieron la necesidad y la creencia personal.
4. Iba ganando ya 2-0, faltaban pocos minutos para terminar el partido, y sin embargo (volvemos a la lógica) Perú no hizo lo que una selección, consciente de sus desventajas y debilidades, hubiera hecho: echarse atrás a defender el resultado.
Nada de eso: embotelló a Chile con toque en su propia área, llevando el juego lo más lejos posible de su arco.
5. Nada de milagros ni salvadores: el arquero peruano, Gallese, estaba allí para hacer el trabajo de la manera eficiente en que le salió: impedir que cualquier balón disparado por Chile entrara a su cabaña.
Para eso lo llevaron y es lo que mejor saber hacer.
Él no es el “culpable” de que Chile no haya convertido ni siquiera el penalti, es responsable de haber hecho bien (excelente) su trabajo.