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Por: María Fernanda Córdoba

Punto de encuentro: Carrera 53 con calle 98. Hora: 11 de la mañana. El sol en su máximo esplendor. Destino: Pradomar, Puerto Colombia. Hotel Boutique Casa Berastegui para ser muy exactos. Personaje: Hombre alto de piel morena, con rasgos indios, rastas en su cabello, plumas tatuadas en su cuello, lleva puesta una camisa morada, carga un morral negro en su espalda y un bafle en una mano.  Transporte: El bus de Puerto Colombia, uno muy famoso en la arenosa y donde muchas veces este hombre ha compartido su talento.

Mientras transcurría el viaje hacia Puerto Colombia, se subió un señor en el bus a cantar música vallenata. Para el moreno alto de rasgos indios fue inevitable comentar sobre ese caso tan particular, porque aquel cantante con solo mencionar la primera palabra produjo la más infame pena y desgracia por su vida, con un tono de voz triste, melancólico y hasta pedigüeño, solo género pesar en los pasajeros.

-Yo trato de subirme con la mejor actitud. Lo que la gente quiere es sentir orgullo, no pesar.  Subirme a los buses a cantar no es un rebusque porque yo sé lo que quiero lograr, lo que quiero conseguir. Sería un rebusque si saliera de mi casa sin saber que voy a hacer, sin metas, esa es la diferencia. Dijo el moreno alto de rasgos indios.

Momento de parar. Era el día de la madre, razón por la que había sido contratado, para cantarles a las madres en su día, mientras ellas disfrutaban de un rico almuerzo en un hotel lejos de la ciudad, un plan para cambiar la rutina, para celebrar a la mamá. Llegó la hora de que cantara, conectó su bafle y empezó  cantando Mientes tan bien, de Sin bandera, y así poco a poco canciones más movidas y tropicales como su esencia cantaba. Al terminar la primera sesión del “show privado”, se sentó a esperar que llegara el otro momento indicado para cantar.

Un hombre en cuerpo de niño

Ese hombre moreno alto y de rasgos indios nacido en Malambo se llama Wilfrido Ramos Zúñiga, segundo hijo producto del amor entre Wilfrido Ramos y Olga Zúñiga, A sus cinco años sabía que iba  a ser artista, no sabía de qué, pero artista. Primero experimentó la pintura por la influencia de su papá, quien fue pintor en algún momento de su vida. Wilfrido pintaba los personajes de Mortal Kombat y los vendía a sus compañeros en el colegio, tuvo su momento de fama con la pintura. Ese fue su primer amor en el arte

-Nunca jugué fútbol en la calle, nunca tuve amigos pequeños. Mis amigos siempre fueron mayores que yo. Cuenta con orgullo este artista nato y un poco escondido.  Así fue su niñez, rodeada de madurez innecesaria a su edad, de retos más grandes de los que cualquier niño podía enfrentar.

Después de superar su etapa de pintor, a los once se enamoró de la música. Fue tanta su tenacidad y pasión, que caminaba casi 1 kilómetro con los tambores para hacer los ensayos con el grupo. Y como el que busca encuentra, llegó a su camino el grupo Y pa que más, grupo que llevaba la música folclórica a los buses, pero como todo tiene su fin, Y pa que más, no dio pa’ más. Pero sí dejó en la retina de un niño de catorce años la idea de seguir compartiendo su música en los buses, y así lo hizo. Cuando sus papás le regalaron la primera guitarra como regalo de cumpleaños número quince, empezó a tocarla y cantar en los buses, sus padres no dudaron en apoyarlo pues sabían que así él mismo podría ayudarse. Pero esa aventura en los buses de la ciudad eran poco en comparación a las peculiares vacaciones que compartía con su tío a finales de año; Wilfrido se iba de viaje con su tío en un camión que viajaba por varios lados por razones de trabajo, y mientras tanto el pequeño travieso conocía nueva cultura, se aguantaba la mosquitera -como diría el costeño-, y todo eso porque le gustaba conocer.

Como sabía que tenía tremenda voz para la radio decidió estudiar Locución y Presentación de Radio y Televisión, y mientras estudiaba seguía montándose a los buses, estudiando música, participando en el coro, siendo modelo y yendo al gimnasio. Y aunque no recibió el cartón de locutor, aprendió y eso era lo que pretendía, sabía que un cartón no lo iba a definir, era suficiente con que supiera manejar sus talentos. Además es en realidad en el trabajo donde se aprende, no en el salón de cuatro paredes lleno de teoría.

A su lista de gusto por el arte se le suma la escritura, la aprendió desde muy pequeño y lo aplicó en las composiciones musicales que ha hecho. Dice haber sido compositor de una canción de Felipe Peláez ¿cuál será?… Otra canción que escribió fue Muñequita de papel, para el grupo Ilusión Latina y con la que participó en Colombia tiene talento. –Colombia tiene talento me sirvió mucho, pero eso fue por medio de un contrato con una agencia. Ya tenía la palanca para entrar, de lo contrario no hubiera entrado.

Hoy sabe y lamenta no haber aprovechado más una oportunidad que no a cualquiera se le da, él es consciente de que no supo manejar los múltiples beneficios que recibió. Cometió otro error. Después de ese proceso vino la época de ganas un proyecto producido hace más de un año.

Llegó El Pluma

Pero Wilfrido no es solo Wilfrido, es Wilfrido “El Pluma” Ramos, el nombre artístico que tiene. Ahora la pregunta es ¿Por qué El pluma? Nació con la intención de generar diferencia entre el grupo, él trabajaba en un programa con Don Jediondo, cuyo rol de él era un serenatero. Y en comparación con Don Jediondo, bien disfrazado y exagerado en sus accesorios, Wilfrido se veía simple, sin son ni ton. Entonces le recomendaron ponerse en contexto.

-Él (Don Jediondo) me mamaba mucho gallo y  dijo este man tiene cara de indio pónganle una pluma. Gracias Don Jediondo por ese aporte. Y efectivamente se la puso. En medio de una borrachera a las 3 de la mañana en Bogotá, le compró un arete con la pluma a un boliviano, se abrió el hueco en la oreja helada él mismo, y desde ese momento, empezó a ser la pluma un elemento característico. Así, la olvido o por facilidad, empezó a llamarse el pluma por el último timbalero del Joe, que lo presentaba así cada vez que podía.

Después de su encanto con la pluma en la oreja llegó pluma fue volviéndose clave en su atuendo. Cuando llegó a Barranquilla lo relacionaban con la pluma, se acordaban de él por ella. Otra vez gracias Don Jediondo, facilitó la recordación de este artista que aún sigue tratando de surgir.

Así por una mujer, ella fue la causante de que hoy Wilfrido tenga en su piel tatuada dos plumas, porque a la dama no le gustaban las plumas, que caballero fue Wilfrido “El Pluma” Ramos, hizo bien en hacerse el tatuaje, hizo mal en no hacerlo por él. Ahora muchas gracias a esa mujer anónima que hizo que Wilfrido se hiciera el tatuaje.  Y como para seguir en la línea de la diferencia y la rebeldía le añadió a su look, unas rastas.

-¿Por qué hacerse unas rastas?

-Es mi forma de sentirme bien, de sentirme yo. Había tenido la idea de hacérmelas desde niño. Ya las tengo desde hace tres años.

Corazón coqueto

Wilfrido tiene dos hijos de diferente mamá. Su hija mayor se llama Zaira, como la mujer perfecta que algún día conoció y su hijo Zalel, como el nombre kryptoniano de Superman.

-Mis hijos van a ser artistas, no se los he inculcado. Quiero que busquen su propio camino. Wilfrido quiere que sus hijos se olviden de la educación convencional, de lo rutinario, cree que ellos pueden salirse de ese molde y educarse a distancia y más bien dedicarle más tiempo a lo que realmente les mueve el corazón. Es un padre liberal como diría su papá.

Su relación con las mujeres ha sido una montaña rusa, unas veces ha estado arriba, sintiéndose el hombre más enamorado, otras veces abajo con el corazón roto sintiendo el vacío de la soledad, en otros momentos arriba creyéndose amo, escogiendo mujeres y haciendo con ellas lo que no quisiera que hicieran con su hija, no serles fiel. Y tal vez porque en su historia de amor le fallaron a él, y por eso dejó de creer en el amor.

Las dos mujeres que tienen una relación inquebrantable en el tiempo, son las mamás de sus hijos. La mama de su hija mayor es la mujer de la que se enamoró perdidamente, a la que le apostó hasta lo que no tenía, el amor platónico de un joven de 19 años, con ella soñó y creyó en el amor eterno. Pero ella quebró la confianza de un amor que se pintaba bonito.

La otra mujer es la mamá de su hijo Kalel, una admiradora de su música, de la que se enamoró por su belleza y su personalidad. Con la que tuvo una historia corta y problemática.  Ella le negó a su hijo, se alejó, se conmocionó, se asustó y de pronto deseaba en el fondo un padre irresponsable que no se volviera a aparecer, esto, producto de la inmadurez de una joven de 16 años, sin embargo, Wilfrido siempre supo que ella tuvo un hijo de él, tanta fue la conexión que su hijo nació el día de cumpleaños de su papá. -Ella es muy mala cabeza, eso ha sido un peo tras peo. Traducción: Ella es muy tonta, eso ha sido problema tras problema.

En su época de mujeriego, gozó de las mujeres y ellas de él, tanto fue que tuvo mujeres de otros países, por semanas, nada serio. Tenía un fetiche de que él debía tener mujeres de todos los países. -Y si alcance, tuve argentinas, chilenas, peruanas, chinas, una gringa, una uruguaya. Por semanas con algunas viví. Pero efectivamente los tiempos cambian, la madurez llega, errores se cometen y de alguna forma se debe sentar cabeza. -Pienso que los errores en la vida son fundamentales al éxito. Si me duelen muchos, en algunos lastimé a personas que no debí, perdí a personas que no debí perder, pero eso me hace ser la persona que ahora soy. Expresó Wilfrido, con conocimiento de causa. Un brindis por los errores.

Su mamá sigue siendo la persona a la que le pide consejo, y doña Olga lo confirma, dice que él cuenta con ella para todo lo que él necesite.  -Señora Olga ¿su hijo fue rebelde o juicioso?

-Era muy inquieto. Fue un niño muy inquieto y todavía es la hora. Él está aquí está allá. Súper inquieto. Con solo decirte que mi papá le puso el carramplon, porque cuando llegaba le cogía el carro a mi papá, y eso se subía y se bajaba era un niño súper inquieto. Hiperactivo. Wilfrido se emociona al hablar de su mamá, le hacen falta palabras para decir quien es ella en su vida. –Ha sido mi pilar, es quien me ha ayudado a criar a mi hija, es la persona más importante aparte de mis hijos en mi vida. Todavía es la hora y me sigue apoyando en muchas vainas.  -¿Y su papá? -Mi papá ha sido alguien recto, correcto siempre en sus cosas. Muy pocas veces lo he visto equivocarse y eso es porque mi papá se mantiene en su zona de confort.

Su papá lo considera un hijo liberal y sensible, que da hasta lo que no tiene. Y Wilfrido lo confirma con hechos. Conoció a unas personas que vendían dulces en un bus y les ofreció la casa que está construyendo para que vivieran y cuidaran el lote, se encariñó con ellos, estuvo pendiente de su vida y hace pocos días recibió la noticia de que una de las personas que había ayudado le se murió por la leucemia que tenía. Una noticia muy fuerte, que evidencia la sensibilidad de Wilfrido y su papá lo sabe, y ha vivido ese duelo junto a él.

La lucha sigue

Sigue subiéndose a los buses a cantar, a compartir lo que más sabe hacer, y no con pesar o lástima, sino con orgullo pleno de su pasión, con una sonrisa en la cara, no llega mendigando, llega alegrando el viaje de los pasajeros.

-¿Usted se sube a los buses por necesidad?

-Sí es una necesidad, pero no tanto económica. Obviamente está ocupando un espacio de mi tiempo y mi tiempo tiene que devengar dinero, eso es algo muy claro en la vida, pero me construye más en conocimiento que en dinero. No te escatimo que si se gana muy bien. Tener la oportunidad de ganar dinero mientras practicas es muy gratificante.  Responde sin titubear, seguro de sus decisiones.

Muchas son las personas que ven a un vendedor de dulces en el bus, un cantante, un mago, una señora vendiendo manillas o un venezolano vendiendo ponqués; piensan que ese es su sustento diario, se dejan llevar por el pesar que transmiten y les dan un par de monedas o a veces más. Pero Wilfrido es también estilista, actividad influenciada por su mamá quien tiene hace más de treinta años una peluquería; es restaurador de obras artísticas y está construyendo su casa en Santo Tomás, la quiere con piscina y espacios grandes y para ese sueño en proceso hizo un curso para construirla el mismo. Y así como el detrás de cámara de Wilfrido no es como se espera, las historias de los demás también pueden sorprender, no hay un común denominador en estos trabajadores informales.

En esa larga lucha por entrar en la industria musical, en ese proceso arduo que para unos es más difícil que otros, Wilfrido sigue en pie, buscando compartir con más personas su talento, creyendo que un día sus deseos más profundos se harán realidad. Gracias a ese esfuerzo constante y a veces obstaculizado por algún contratiempo floreció su primer sencillo, Ganas, que ha estado promocionando y vendiendo en cada bus al que se monta. El Pluma no se va a quedar con las ganas de seguir sembrando en el sueño que lo mueve. -Viene una nueva canción Si te da la gana. Está en ese proceso. Sé lo que quiero. Pero no la letra. Quiero que llegue el momento indicado para escribirla. Enfatizó con alegría sobre su próximo proyecto.

Esta canción la pensaba sonar a mediados de mayo de 2018, pero parece que va para más adelante. La producción estará bajo la dirección de  Entre todos somos Malambo, una fundación que busca inspirar a los jóvenes talentos de ese municipio, y por medio del testimonio de Wilfrido quieren crear en ellos una motivación. -Decidimos hacer eso. Vamos a vender mi imagen para que otros chicos puedan ver sus sueños posibles y puedan adherirse a Entre todos somos Malambo para poderlos ayudar, no a grabar sino a que salgan a que evolucionen.

-Y…  ¿cuándo piensa dejar de cantar en los buses?

-No es algo que vaya a dejar de hacer. Por más famoso que sea no quiero dejarlo de un lado. Al año unas cuatro veces. Y no me va a importar, créeme que no me va a importar lo famoso que sea. He tenido millones en mi casa y de igual manera vengo a cantar a los buses.

Tan comprometedora esta afirmación, tan convincente pero también tan fácil de romper. Cuantas promesas no se hacen estando felices, cuántos matrimonios no se acaban. El tiempo le dará la razón o tal vez no.

Y aunque su vida es la música reveló que no deja de lado su interés por la finca raíz, como negocio y como medio  para lograr una libertad financiera, él definitivamente anhela vivir mejor de lo que lo hace, él quiere seguir el ejemplo de su madre de salir de la zona de confort y ser como la pluma que va por el aire, de aquí para allá, de allá para acá buscando hasta plantarse en el lugar que quiera.

Mientras tanto Doña Olga se emociona al pensar en el futuro de su hijo, confía e imagina en grande. -Ay mija ¿sabe cómo lo proyecto?… en una de esas tarimas bien grandes. Yo sé que mi hijo va a llegar a ser lo que él quiere y lo que yo quiero que sea. Y lo proyecto así porque en realidad lo veo así, porque a pesar de que tiene sus años en la lucha, sé que con el favor de Dios se le van a dar las cosas como él quiere.

Después de llegar al hotel, Wilfrido no pudo dejar de comentar como hubiera sido su plan perfecto si tuviera una compañera de vida.

-Si yo tuviese pareja, hoy me hubiese venido a las siete de la mañana con ella. Nos hubiésemos ido para la playa hasta las doce del mediodía, venía,  cantaba, nos bañamos. Una cena bien bacana ahorita y después nos íbamos a tomar unas frías al muelle. Yo soy así.

Él Prefiere estar acompañado. Sus ojos  revelan el deseo tan grande que tiene de tener a su lado un apoyo constante lleno de amor, ese que motiva, que alegra, que sufre, que entiende, que ayuda, que respeta.

Cantó la última canción, se sentó, almorzó, recibió su pago por el show, cogió su bafle y su morral y se fue. Se fue para seguir creando, para seguir luchando por lo que quiere, para seguir siendo el inquieto que busca sin parar y que da con amor al que ni siquiera le pide. Qué bonito soñar. Qué bonito intentar. Qué bonito ser resiliente. Qué bonito ser humano.

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