Por: Edwin Caicedo Ucros
Contar una ciudad requiere no solo de pasión, compromiso y voluntad sino también de una sensibilidad inherente al periodista, que lo ayude a adentrarse en las historias, a entender las dinámicas y las realidades de los distintos contextos de las urbes, así lo asegura Cristián Alarcón.
El chileno estuvo presente el pasado 5 de noviembre en el primer Encuentro de Periodismo “Historias de ciudad, crónicas de Barranquilla” organizado en La Arenosa por el Banco de la República.
El director de la revista Anfibia se dirigió a un público joven, que escuchó atento las recomendaciones del experimentado escritor y periodista. Alarcón sostuvo que narrar las ciudades en América Latina requiere sensibilidad, el periodista debe adentrarse en la historia y sentir lo que sucede a su alrededor como si le sucediese directamente.
“A veces los periodistas jóvenes creen que todo puede estar en un manual de estilo, que todo puede estar en un manual de periodismo o que con una cantidad de equipos o con una cantidad ‘x’ de clases se puede convertir uno en buen cronista” y no es así, aseguró.
Para éste el periodista debe ser sensible a lo que sucede y comprender de esta manera las corrientes no solo sociales sino también políticas y culturales de la localidad que intenta mostrar.
El catedrático señaló también que necesario que los periodistas abracen la crónica y comprendan la relación de esta con la literatura. Alarcón sostiene que la relación entre la literatura y la crónica es también un factor importante para los periodistas –sobre todo los jóvenes- al momento de contar sus historias.
“Creo fervientemente en que la relación profunda entre la literatura y el periodismo puede transformar no solo la comunicación, no solo el periodismo, sino también nuestras ciudades y no solo a quienes lo escribimos sino quienes protagonizan esas historias” acotó el también profesor de la FNPI.
Quien lo vive es quien lo goza
Alarcón se mostró agradecido de estar en Barranquilla de la cual ha escrito dos crónicas “de grandes fiestas” como el mismo sostiene. Dice haber entendido la ciudad luego de vivir el carnaval, conocer sus pormenores, su música, sus espacios y sus canciones.
“Las comparsa, las coreografías, los ritmos pero no solo el rimo impetuoso de la salsa, de la cumbia, del porro, de la champeta sino el ritmo social y cultural, el ritmo político que le imprime el carnaval a Barranquilla” dijo. Entendiéndola desde adentro, solo así puede entonces contarse una ciudad.