Por: Martha Restrepo y Valeria Tovar – Foto: Martha Restrepo
Todos los miércoles y jueves a partir de las 9:30 p.m, se reúnen más de 500 motorizados para participar en los famosos “piques”.
Cada jueves huele a adrenalina en Barranquillera. Todo empieza en la gasolinera ubicada detrás del colegio Karl C. Parrish, donde se preparan los motorizados para los piques.
Estas corridas de motos son consideradas ilegales. Sin embargo, la Policía Nacional se ve obligada a perseguir y multar a los jóvenes. También decomisan cada noche de “piques”, en un juego del gato y el ratón, algunas motos. Estas carreras ilegales se practican hace más de tres años y Paul, participante de estos “piques”, y Ernesto Fábregas, comando de la Policía, nos dan las visiones del perseguido y el perseguidor.
Paul es uno de los competidores de estas famosas carreras y confirmó a este medio que normalmente los “piques” son los días miércoles y jueves. A su estilo, “Fast & furious quillero”, se encuentran usualmente a las 9:30 p.m en gasolineras, pero van cambiando estratégicamente para que la Policía no tenga un punto fijo a donde llegar. Paul dice que estos motorizados compiten por diferentes razones: por dinero, prestigio y por incentivar a los corredores a que se unan a la fiesta de la velocidad.
Por el otro lado, Fábregas afirma que si un competidor es detenido por primera vez, la sanción será inmovilización de la moto por 3 semanas, agregándole a esto una multa por un valor de $400.000. Si el corredor es detenido reiterativamente, su sanción sería 2 meses de inmovilización, más una multa de $600.000. Estas sanciones son estrictas porque los motorizados infringen múltiples normas de tránsito en una misma noche.
Por ahora, no parece que esto tenga fin. Los policías seguirán persiguiéndolos y los corredores huyendo, usando sus redes sociales para despistar y continuar con su arriesgada dosis de adrenalina semanal.