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La Corte Constitucional tumbó, este jueves, la cadena perpetua en Colombia para violadores de menores de edad . En ese sentido, acogió la ponencia de la magistrada Cristina Pardo, quien consideró que la norma genera efectos graves para la dignidad humana de la persona que es condenada, y de cierta forma, para el sistema penitenciario actual.

La votación de la Sala Plena de Corte fue de seis votos a favor y tres en contra.  Queda sin peso y sin piso, de esa manera, la iniciativa del Gobierno (populista y taquillera para algunos) y que el presidente Iván Duque había sancionado como ley el pasado 6 de julio.

En junio de 2020, la plenaria del Senado había aprobado, en último debate y con 77 votos a favor, la reforma constitucional que permitía la prisión perpetua para violadores y asesinos de niños, niñas y adolescentes. in embargo, antes de que esta se pudiera aplicar, el Congreso debía aprobar una nueva ley que reglamentara al Acto Legislativo 01 de 2020. Esa ley fue aprobada el 16 de junio de 2020 en el Senado –un año después de la reforma–, con 67 votos por el Sí.

 La demanda contra la norma  había sido radicada en la Corte por el Grupo de Prisiones de la Universidad de los Andes, y correspondió a  la magistrada Cristina Pardo Schesinger presentar la ponencia para determinar que esta ley desconoce la dignidad humana de las personas privadas de la libertad.

A juicio de los demandantes, el “Congreso de la República extralimitó su competencia y sustituyó los siguientes pilares axiales de la Constitución Política: (a) el modelo del Estado Social de Derecho y (b) el deber del Estado de respetar, garantizar y proteger los derechos humanos”.

Para los dos ejes anteriores, los demandantes reiteran la línea jurisprudencial de la Corte que sostiene que el derecho a la resocialización es fundamental, igualmente, hacen referencia a las sentencias que desarrollan el contenido de este derecho y su relación con la dignidad humana.

En la misma línea muestran que la jurisprudencia que sostiene que la cadena perpetua constituye un trato cruel, inhumano y degradante.

Comunicador social-periodista (1986), Magíster en Comunicación (2010), con 34 años de experiencia periodística, 24 de ellos como redactor de planta del diario El Tiempo (y ADN), en Barranquilla (Colombia). Docente de Periodismo en el programa de Comunicación Social (Universidad del Norte) desde 2002.

jfranco@uninorte.edu.co