[wpdts-date-time]  

Por: Sócrates

En gran parte de la prensa nacional, se expresó el malestar por el juego timorato e incierto de la Selección Colombia, y en medio de la furia, se deslizó la “indignación” porque la camiseta 10 –“la de James”, dicen como si estuvieran remitiendo a una ley de la Física- la lució el delantero Steven Alzate (colombo-inglés del Brighton) en la derrota 1-0 a la Selección ecuatoriana.

Es, si se quiere, lo más reciente en indignaciones, supuestos, sufrimientos, angustias y polémicas alrededor de este destacado futbolista, que de un relativo anonimato por el eclipse de Falcao (“el pobrecito tiene cara de pescao”, se le escuchó decir a una dama que, de paso, se burló, del peinado en crestica de Rodríguez), pasó a ser el segundo “referente, símbolo, ídolo” del combinado patrio.

¿Cuál es el cuento con James? Es lo que poco a poco dejará de pasar con Falcao, pero que alguien está estirando al máximo desde instancias de mercadeo: le sacan provecho informativo a todo lo que se hable de él porque genera vistos buenos e indicadores en la navegación de las audiencias por Internet. Es de lo más buscado, pues.

Y el círculo es virtuoso o vicioso, como se quiera denominar. Gracias a mecanismos misteriosos (o claros: depende de quién los conozca mejor), no falta la pregunta por James en las ruedas de prensa; ni los artículos de análisis en radio, periódicos y TV sobre su presente y futuro en cualquiera de los aspectos de su vida. Son decisiones de editor, no de periodista raso. Ese es un factor que no debe dejar de considerarse.

Gracias a todos esos recursos informativos, se le trata a James en la gran prensa como si él, en vez de ser un deportista de grandes cualidades en el fútbol, fuera nuestro máximo representante en este planeta. Entonces ya no es solo James, a título individual, quien juega, sufre y llora; sino que es nuestro país el que vive o agoniza con todo eso gracias a una sinécdoque que ni siquiera se pone en cuestión.

Es un juego de tropos (la sinécdoque lo es) en la que una cosa se menciona por otra, y en este caso, James se experimenta como si fuera el país entero. Así mismo, sus logros en el campo de juego se asimilan a conquistas de guerra, a demostración de dominio y paternidad de nuestro país sobre otro, cuando en la vida real (la que nos debería preocupar) más duro no nos puede ir en el escenario de la economía y la política.

Como es natural en estos casos –sobre todo en Colombia-, las fortalezas de James Rodríguez se magnifican al grado extremo (nuestro ‘Messi’, se oye decir), y sus fallas se minimizan como si fueran persecuciones en su contra. Es nuestro héroe, carajo. Y así como ocurría con Ulises y Aquiles, en cuyas gestas se manifestaban los tuétanos de la Grecia antigua; así también suponemos  que ocurre con James: que en cada pase filtrado suyo se juega la vida terrenal nuestro país; y que con cada lesión suya, aparta a la Patria entera de sus preocupaciones, y la apretuja, en sublime desespero, en una sala de espera virtual.

Por eso, detalles como el de que la camiseta 10 de nuestra selección -cuya carga simbólica se deriva de que Pelé llevó la suya hasta los años 70 del siglo pasado, con el agregado particular y maravilloso de Maradona en la Argentina de los años 80-, le haya sido entregada a un desconocido, es interpretada como “irrespeto a James” y, de paso, al país entero.

Los que son conscientes de que este no es más que un juego de manipulaciones y de agendas informativas intencionadas, bromean con todo gusto. Entonces las cosas propias de un Dios son vistas como burla en el caso de James. Como la de embarazar sin copular, por ejemplo.

Somos una casa periodística universitaria con mirada joven y pensamiento crítico. Funcionamos como un laboratorio de periodismo donde participan estudiantes y docentes de Comunicación Social y Periodismo de la Universidad del Norte. Nos enfocamos en el desarrollo de narrativas, análisis y coberturas en distintas plataformas integradas, que orientan, informan y abren participación y diálogo sobre la realidad a un nicho de audiencia especial, que es la comunidad educativa de la Universidad del Norte.

elpunto@uninorte.edu.co