2017 fue trágico a nivel mundial. Hechos como el huracán María en Puerto Rico, el terremoto en México y el atentado en Manchester marcaron el año que pasó como uno lleno de sucesos lamentables. El fútbol también sufrió grandes pérdidas para el deporte, donde muchos de sus máximos representantes dijeron adiós colgando sus botas y abandonando por siempre las canchas del deporte rey.
Frank Lampard, el genio que jugó fútbol:
Comenzando el 2017 una mala noticia ya azotaba el mundo del fútbol, “Super Frankie” decidía terminar su novela con “la pecosa” y cerrar sus ciclo como jugador. Con un coeficiente intelectual de 160 y compartiendo la fecha de retiro con el nacimiento del famoso novelista inglés James Joyce, Lampard escribía el libro de su carrera con poéticos pases, elegantes quites de balón y eufóricos goles. El 2 de febrero del 2017 decidió terminar su carrera. Pocos clubes tuvieron el deleite de tener a Frank en sus filas: West Ham, Chelsea, Manchester City y por último New York City; pero todo el mundo pudo ver lo que este escritor hacía con sus pies.
Frank Lampard.
Xabi Alonso, el líder de la conquista española:
20 de mayo 1506. En Valladolid fallece Cristóbal Colón, quien despistado yendo a la India descubrió América y dio inicio a la conquista española. 511 años después, se retira Xabi Alonso, quien es capaz de mandar un pase desde Tolosa, España a Yucatán sin perderse. Ese poderío y visión de juego le bastó no solo para conquistar América sino el mundo. En el 2010, su elegancia y fuerza le valieron para convertirse en rey español, inglés y alemán del fútbol y sus títulos lo avalan: una Champions, liga española, FA Cup, Bundesliga, y otros grandes trofeos de 3 ligas diferentes donde fue un líder para sus equipos, por algo es llamado “El Mariscal”. A sus 36 años y con 17 navegando el viejo continente decidió dejar el deporte que tantas alegrías le dió, pero siempre será recordado como el capitán que guiaba su barco sin telescopio ni mapas y siempre los llevaba a su destino, la gloria.
Xabi Alonso.
Philipp Lahm, el líder vikingo:
El 20 de mayo de 2007 el mítico Romario anotaba su gol 1000 con Vasco da Gama sin saber que la selección con la que ganó un mundial, sería aplastada 7 años después en un aparatoso espectáculo brindado por los alemanes. El famoso “Mineirazo” fue uno de los capítulos más oscuros en la historia de los cariocas y donde Philipp Lahm fue uno de los protagonistas. Con su cinta de capitán en el brazo derecho y junto con su selección fulminó a la pentacampeona, como vikingos fueron a conquistar nuevas tierras y esa vez le tocó a Brasil. En medio de la celebración de otra conquista con cerveza en mano, como sus antepasados, y al lado de su compañero de equipo, Xabi Alonso, decidió terminar su carrera en lo más alto. Después de haber conseguido todos los títulos posibles en su país y con su país, se despidió de sus compañeros de batalla y se fue al más puro estilo alemán, empapado de cerveza recordando todos los títulos que alzó en el país bávaro.
Philipp Lahm.
Francesco Totti, fidelidad a su único amor:
Cuenta la leyenda que una loba llamada Luperca amamantó a Rómulo y Remo, quienes fundaron Roma hace más de 2000 años, pero la loba también acogió a un pequeño que se convertiría en Il Capitano. Sacado de la realidad y convertido en leyenda, Francesco Totti se declaró un enamorado de Luperca, juró fidelidad eterna a ella y a sus colores representados en el equipo de la capital italiana. Nació en 1976 en la tierra de la cual sería capitán, y donde desde 1989 encontraría el amor de su vida y jamás se iría. Su historia con la Roma es de libro, y a pesar de que lo tentó una dama blanca, jamás se dejó llevar y junto a su prometida Italia juró conquistar, aunque con un corto palmarés lo logró hacer. En la cúspide de su carrera en 2007, un año después de ganar el mundial, decidió dejar la selección para dedicarse solamente a quien lo vio crecer e hizo saber al mundo que solo tenía ojos para una doncella. El 28 de mayo del 2017 decidió dejar el estadio Olímpico de Roma para emprender un nuevo camino, pero siempre de la mano de su eterno amor.
Francesco Totti.
Andrea Pirlo, el artista del balón:
El vino significa pasión y elegancia, eso es Pirlo para el fútbol. Nacido en la bota europea el 19 de mayo del año 1979 en una familia que basaba su economía en el viñedo, Pirlo tendría una vida llena de botellas y copas de vino. Sin embargo el pequeño Andrea tenía una pasión que superaba a la que tenía por la bebida basada en la uva, quería alzar copas, pero no llenas de vino sino de gloria. Desde pequeño tuvo una inquietud por la pelota, pero el no la veía como otros, él tenía su propia filosofía “Pienso, luego juego” esta frase definió su estilo, el que enamoró y paralizó el mundo. El arquitecto construía el plano de juego de cada uno de los equipos en los que jugó: Milán, Inter, Juventus y por último el New York City. Precisamente esta es una de sus grandes hazañas, es que es de los pocos jugadores que pasó por los 3 grandes de Italia sin ser odiado, sus magníficos pases, su calmado juego y sus espectaculares tiros libres eran incapaces de despertar odio entre los espectadores. El pintor de Brescia tenía un pincel en su pie, pintaba obras de artes con balón. Admirado por grandes y chicos Pirlo despertaba pasión por el deporte rey, todo futbolero ha gritado un tiro libre cuando el número 21 se ponía en frente y veía como el botín acariciaba la pelota, para luego limpiar las telarañas del arco rival, al más puro estilo del mítico Pernambucano. El maestro puso el ritmo a la sinfónica italiana y en 2006 mostró al mundo el por qué al jugar es llamado Mozart. Dormía el partido con tonos suaves y cuando estaba en el clímax del concierto con una nota alta cambiaba el ritmo mientras llegaba el gol, obra del director de la orquesta. El 5 de noviembre del 2017 decidió dejar los planos, pincel, y batuta, para dejar la oportunidad a otros que quieran intentar tocar al compás de la leyenda italiana.
Andrea Pirlo
Las leyendas que marcaron una era poco a poco van dejando las canchas, a los fanáticos del fútbol les ataca la melancolía y nostalgia por ver a sus ídolos colgar sus botines, para pasar de ser protagonistas a lo que hemos sido todas nuestras vidas, espectadores.
