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Un tsunami de críticas ha caído sobre este drama pasional que supone ser una película basada en un anime de culto.

Death Note es uno de esos anime que parece hecho para aquellas personas que no aman este estilo de animación nipona, sin alejarse de los elementos culturales o el desarrollo que enamora a quienes apreciamos este arte. Lamentablemente, no se puede decir lo mismo de la adaptación que realizó la gran N de las plataformas digitales.

El manga original fue escrito por Tsugumi Ōba e ilustrado por Takeshi Obata. El anime fue dirigido por Tetsurō Araki, quien mantuvo la escénica del impreso, algo que le hace falta aprender a Adam Wingard, quien dirigió este drama romántico.

La historia abre con una secuencia inicial aceptable, hasta que llega la intervención de los bullies de cabecera: desde este momento hasta el instante donde aparece Ryuk, pensaba que estaba viendo una de esas películas que transmiten en los canales nacionales cualquier día festivo en la mañana. Después, el film cierra con un final donde el peso de una hoja, más el factor viento, colaboran a que ésta tome un trayecto preciso de tal forma que caiga boca arriba en un tanque incendiado, para así dejar una conclusión abierta, aferrándose a la esperanza de que la gente quiera seguir con la historia de este Light asustadizo.

Los únicos apartes buenos fueron las referencias, los diálogos exactamente igual a los del manga y el anime, la interpretación de Dafoe como Ryuk junto con el diseño de este personaje, Lakeith Stanfield como L, y las escenas de los asesinatos, que en ocaciones se asimilaban demasiado a Destino Final, pero cumplían su cometido.


Público

  • Esta película se acerca a ese público devoto de las parejas jóvenes (con una alta dosis de descontrol hormonal) que buscan salvar el mundo revelándose contra los adultos.

  • Pero aleja a los que queríamos ver una buena adaptación, sin necesidad de apegarse completamente a la historia original.


Factores que aumentaron las expectativas

  • Un excelente Ryuk que iba mas allá de el simple CGI. ¿Recuerdan ese viejo que muchos vimos cuando niños como el Duende Verde? Pues sí,  es el mismo Willem Dafoe. Este peculiar actor nos complació con su interpretación del shinigami (Dios de la muerte). Incluso desde el primer avance sabíamos que no iba a defraudar.

 

  • Netflix es Netflix. Personalmente esta fue mi primera decepción con respecto a un producto de este servicio de streaming. Sé que no todo lo que tocan es oro, pero con respecto a las adaptaciones (todas las series que han realizado con Marvel) siempre mantuvieron un mínimo de calidad, del cual esta live-action no llega ni a la mitad.


Factores que disminuyeron las expectativas

  • Todo el recorrido de malas adaptaciones de este tipo que tiene el cine occidental (Dragon Ball Evolution, The Last Airbender, Speed Racer, Fist of the North Star).

  • El dudoso casting, aparte de Willem Dafoe (Ryuk) y Lakeith Stanfield (L). Dentro del elenco ninguno de los actores daba la impresión de poder representar de manera adecuada a su respectivo personaje, ya sea por falta de trayectoria, o debido a que la experiencia de éstos no iba mas allá de películas para adolescentes y show infantiles.


En definitiva, la reinterpretacion de un fenómeno de culto es una tarea de sumo cuidado. Adam Wingard no hizo mas que un film mediocre y una adaptación paupérrima, donde resaltan los clichés, transformando un concepto que abarca temáticas como el abuso del poder, la soledad como forma de fortaleza personal, la dualidad constante entre lo que esta bien y mal, preceptos religiosos y morales, en un thriller para adolescentes únicos y originales.

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