Por: Wilson Ganem (@WillyGanem)
El Atanasio Girardot hizo quedar mal a Farid Díaz en su campaña para llevarse a la Selección Colombia a Medellín.
“Horrible la cancha. Si tú vas al Atanasio y llueve, igual se juega. Creo que aquí tienen que trabajar más la cancha si quieren que el equipo juegue mejor, porque con esa cancha, con cinco minutos de lluvia no se puede poner tan fea”, fueron las palabras de Farid Díaz, lateral izquierdo de Atlético Nacional, el 12 de octubre de 2016, cuando Colombia igualó 2-2 ante Uruguay en el Estadio Metropolitano de la ciudad de Barranquilla bajó una intensa lluvia que dificultó el desarrollo del partido.
Cumplida la petición de arreglar el estado del campo de juego, hecha formalmente por la Selección Colombia y no por las palabras mal intencionadas del defensor, los jugadores de la tricolor no tendrán excusa alguna para sacar una cómoda victoria ante Bolivia el próximo 23 de marzo por las Eliminatorias Sudamericanas. El Metropolitano ya se encuentra en óptimas condiciones y a pesar de las críticas y los celos de los compatriotas del interior, seguirá siendo la casa de la Selección.
Farid Díaz puso esa vez al Estadio Atanasio Girardot de la ciudad de Medellín como ejemplo de una excelente cancha que no tiene que ver con las condiciones clímaticas para el desarrollo del partido. Pues las palabras y los halagos se le derrumbaron este miercóles 15 de marzo al cesarense, cuando River Plate de Argentina visitó ese mismo estadio para enfrentar a Independiente Medellín por duelo correspondiente a la fase de grupos de la Copa Libertadores.
Tanto fue el mal estado de la cancha que el árbitro brasileño Wilton Sampaio, quien no debió ni comenzar el encuentro, lo tuvo que detener al minuto 26 del primer tiempo para esperar que la lluvia cesara en la capital antioqueña. Casi una hora después, gracias al admirable trabajo de la gente del INDER que a punta de escobas lograron reducir los charcos producidos por el aguacero, se pudo seguir con el desarrollo del compromiso.
Algo que le debe quedar de lección a Farid Díaz y a todos los que criticaron el Estadio Metropolitano en ese momento, es que contra el clima nadie compite. No hay cancha en Colombia, ni en Sudamérica que pueda aguantar la semejante tormenta que ocurrió el año pasado en Barranquilla y la de esta semana en Medellín. A hablar menos del césped y a jugar más, ya que ningún colombiano nació jugando en el Santiago Bérnabeu ni en el Camp Nou, todos se iniciaron en la arena y el barro.