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Delincuencia juvenil: ¿Es síntoma o alternativa al conflicto armado en Colombia?

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Por: José Miguel Lora
¿Es posible que la delincuencia infantil sea resultado de una equivocada gestión en la reconciliación del conflicto en Colombia?

La delincuencia juvenil, según el ICBF, ha aumentado regularmente durante los últimos años el crecimiento de la presencia de pandillas callejeras. El movimiento de grupos de crimen organizado en los centros urbanos que integran menores ha significado que cada vez más tomen presencia estos casos, en las redes sociales y medios de comunicación nacional. Sin embargo, el crecimiento de la tasa delictiva en menores de edad no solo es alarmante por sus cifras, las cuales se espera que incrementen anualmente, sino también por los factores que causan en gran medida la necesidad de menores de recurrir al crimen.

Entendiendo en un principio el concepto de delincuencia juvenil como todas las acciones ejercidas por un menor de edad que serían consideradas como delito, no obstante teniendo en cuenta la madurez mental o la edad de un individuo que las comete en su juicio. Sin embargo, en el informe Delincuencia juvenil, nuevas perspectivas criminológicas  publicado en la revista de la DIJIN, sostiene que si bien anteriormente se consideraba estas faltas como un producto de la incapacidad del menor de autogobernarse, en los últimos años se ha observado que en la actualidad el menor posee un comportamiento más maduro (adulto) en mayor proporción que en épocas anteriores, por lo que podría interpretarse que no en todos los casos la delincuencia infantil es cometida sin premeditación o influencia de un adulto.

Según el estudio Violencia juvenil, publicado por la Policía Nacional, se determina que los motores de la mayoría de los casos de delincuencia juvenil  son la pobreza y  desigualdad en los núcleos familiares o el contexto en el que se encuentra el menor, que significan para este la incapacidad de sustentar sus necesidades o las de su familia obligando a estos a infringir la ley, donde en la gran mayoría de las ocasiones los infractores son jóvenes entre 14 y 17 años de sexo masculino.

Por otra parte, estudios proporcionados por la Policía Nacional sugieren que, aunque los crímenes violentos a mano armada no son los más frecuentes en menores de edad, los factores de riesgo  en  la gran mayoría de los casos de adquisición de armas ilegales por menores de edad se deben a presencia de pandillas en sus barrios  ─en la mitad de las ocasiones─ mientras que la facilidad de obtener armas de fuego en los barrios es el factor que motiva a 1 de cada 5 jóvenes delincuentes a portar armas.

En adición, es sabido que en los barrios vulnerables en distintos departamentos del Atlántico ha crecido la presencia de armas ilegales evidenciado en el aumento de armas de fuego, de corto, mediano y largo alcance, interceptadas a pandillas y bandas criminales. El estudio Pandillas juveniles: factor de riesgo en la seguridad ciudadana conducido por la Gobernación del Atlántico, menciona:

 “Recientes hallazgos sobre el armamento de las autodefensas son preocupantes, sobre todo porque los mismos equipos que utilizaron durante sus años de violencia están siendo aprovechados hoy en día por las Bandas Criminales al Servicio del Narcotráfico (Bacrim). Esto es posible debido a que durante el proceso de desmovilización colectiva no fue entregado el total de material bélico. De 31.671 paramilitares que se entregaron en los procesos de 2003 a 2006, sólo se recibieron 18.051 armas”

Lo que podría significar, que el  aumento del armamento ilegal que circula en los barrios, proviene de armas no declaradas en el proceso de desmovilización de las autodefensas, por lo que, las bandas criminales y pandillas en gran medida aprovechan el limbo penal y necesidad de los jóvenes en zonas de riesgo, para utilizarlos en sus organizaciones y actos delictivos proveyendo armas a menores con el fin de perpetrar dichas acciones.

La Policía de Infancia y Adolescencia expresa que esto tiene que ver con la facilidad con que son persuadidos los menores de edad en los barrios vulnerables. Los jóvenes empiezan una carrera criminal cometiendo pequeños hurtos a personas y después de un tiempo, con un amplio conocimiento en armas, salen a las calles a participar de grandes crímenes.

Sin embargo, Merly Campy, funcionaria de la seccional de jóvenes infractores del ICBF sostiene que uno de los factores comunes en este tipo de casos son los actos de negligencia de los padres que en ciertas ocasiones obliga al menor a cometer actos delictivos para satisfacer sus necesidades o en muchas ocasiones las necesidades de algún pariente que no son tenidas en cuenta por sus padres, o acudientes.

Aunque no todos los jóvenes que cometen actos delictivos perpetran crímenes violentos,  si acuden a la prostitución o la venta de drogas, pero, la constante relación con este ambiente puede influir severamente en los patrones de conducta de un menor que, en algunas ocasiones, puede seguir manifestándose en irregularidades en su comportamiento después de haber sido trasladados a otro núcleo familiar más favorable, ya que desde temprana edad su visión del mundo concibe estos actos como normales, requiriendo tratamiento psicológico por años y no en todos los casos éstas condiciones son reversibles.

De lo anterior podríamos suponer que aunque la delincuencia juvenil ha sido un problema recurrente en nuestro país, su incremento en los últimos años podría haberse basado en un proceso de desmovilización que, aunque trajo beneficios, ha desencadenado brotes de violencia en las zonas urbanas, inevitablemente trayendo consigo la pregunta: ¿Podría esta situación empeorar con el vigente proceso de paz?

Sin embargo, también es preocupante que las circunstancias que favorecen la delincuencia podrían estar presentes en el mismo núcleo familiar, que influye negativamente en los jóvenes y niños durante años, incluso aun si son intervenidos por profesionales, prediciendo un porvenir no tan claro para la niñez, por lo que vale la pena preguntarse: ¿Las familias colombianas están preparadas para asumir este reto por venir? O por el contrario, ¿las instituciones colombianas cuentan con los recursos para prevenir este tipo de circunstancias? Realmente no es posible dar respuesta a estas preguntas aun, y también puede ser cierto que en el amplio presupuesto con el que cuenta el Estado para tomar medidas en el postconflicto, estén estos casos tenidos en cuenta. Solo el tiempo nos lo dirá. 

Foto: noticenrto.mx

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