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Por: Valentina Espinosa Guzmán

“¡Necesito a las modelos en fila, ya vamos a comenzar!”. Aquella frase que gritó Tony es la misma de siempre, pero aún así, sus palabras terminan desatando nervios y miles de pensamientos que llegan a la cabeza en tan solo un instante. Y es ahí, a pocos minutos de salir a la pasarela, cuando tenemos en nuestras manos la responsabilidad de hacer un buen show y dejar el nombre del diseñador en alto.

La preparación de un desfile comienza desde el momento en que nos avisan que fuimos seleccionadas, con un mes de anticipación. Son 30 días de mucho cuidado. El ejercicio, la buena alimentación, ponernos a salvo de un resfriado o enfermedad son cruciales para dar nuestro 100% cuando llegue la fecha.

Fittings

Al acercarse la fecha, una semana antes, comienzan una serie de eventos cruciales en el proceso. Es en estos días cuando las sillas y el piso son nuestro mejor amigo, más adelante sabrán por qué. Empezamos por los fittings, días que se asignan para que el diseñador junto a su equipo de trabajo escoja el outfit perfecto para cada una de las modelos. Aquí podemos demorar como mínimo una hora hasta las que sean necesarias.

En el desfile más reciente, a cargo de la diseñadora Silvia Tcherassi el 13 de junio en la ciudad de Barranquilla, conté con la suerte de terminar mi medición en tan solo una hora y media.

Esta ha sido la más rápida de las mediciones que he tenido. Esto no quita que la diseñadora me haya probado casi que toda la colección hasta que tomó su decisión y afirmó: “Este vestido sí es, así eres tú”.

Muchas de mis compañeras no contaron con la misma suerte y tuvieron largas horas, pero esa he sido yo en otras ocasiones. El objetivo de los diseñadores es escoger un outfit que represente a cada modelo y es por esto que se toman el tiempo de hacerlo con mucha calma. Mientras tanto a las modelos no nos queda de otra que esperar.

 

– ¿Cómo vas?, ¿Desde que hora estás aquí?- preguntó Nicolle.

-Estoy de aquí desde las nueve de la mañana, ya son las doce y la diseñadora no ha decidido. No le gusta nada de lo que pone, me dicen que me quede y más tarde me vuelven a medir- contestó Lilian, otra de mis compañeras.
-Ojalá conmigo no demoren tanto, ya me quiero ir a almorzar- respondió Nicolle.

Ensayos

 Cuando ya están escogidos los outfits, marcados con el número de la salida y la foto de cada una, se programa el día para el ensayo. Como mencioné antes, los días antes del desfile son cruciales para el éxito de este. Practicar la pasarela es de mucha ayuda ya que no siempre es como las personas lo imaginan (un camino recto hasta llegar a las cámaras, posar y volver). Dependiendo de la idea y del concepto del desfile escogido por el diseñador, el recorrido puede variar siendo un poco complicado. Este puede ser un camino recto, un camino en forma circular, algunos diseñadores nos piden posar, otros no y así. Lo que los diseñadores desean se debe lograr.

Otro factor muy importante en el ensayo es la música que nos acompaña durante la pasarela. En primera instancia se ensaya sin esta, con el fin de que quede muy claro el recorrido. Más adelante colocan la música y es aquí cuando nos explican a qué ritmo debemos caminar, cómo debemos sonreír o si, por el contrario, debemos mostrarnos serias. En resumidas cuentas, en el ensayo nos plantean absolutamente todos los detalles. Un mínimo error y el show se puede complicar.

Muchas personas creen que es un poco rápido de llevar a cabo, pero, todo lo contrario. Si se nos indica que este inicia a las 7:00 pm, allí estamos puntuales. Por alguna razón siempre se retrasa, entonces no tenemos más opción que sentarnos a esperar. La práctica se puede retrasar hasta tres horas y el diseñador puede llegar muy tarde, pero las modelos debemos estar allí. Como dice Tony, el director y productor, “Nada que hacer. Así son los gajes del oficio”.

“Show Time”

 Llega el día. El desfile da inicio a las nueve de la noche, pero somos citadas en el lugar desde las dos de la tarde. Todas estas horas de anticipación son para que los organizadores tengan tiempo de tener todo bajo control, ya este día puede ocurrir lo inimaginable. Cambios en el recorrido de la pasarela, en los outfits y en el maquillaje.

Las modelos somos separadas en dos grandes grupos, unas somos maquilladas y otras peinadas. Luego intercambiamos. Son las cinco de la tarde y se realiza un último ensayo con el respectivo calzado para evitar sorpresas durante el desfile.

 

-¿Nico, cómo sientes tus tacones? pregunté yo- .
-¡Están terribles, me tocaron dos tallas más grandes! contestó Nicolle-.
– No sé qué es peor, si cuando quedan apretados o grandes- respondí.

Como modelos debemos saber cómo tratar con este tipo de acontecimientos. Lo que hacemos, al salir a pasarela, es olvidarnos de la incomodidad y caminar como si nada ocurriera. Algunos lo llaman profesionalismo.

Las horas restantes nos dedicamos a descansar, a comer de manera liviana y esperamos hasta que nos llamen para alistarnos. Para combatir las largas horas de espera, solemos llevar libros, audífonos y computadores para distraernos. Otras veces adelantamos asuntos de la universidad y el trabajo. Hay que sacarle provecho al tiempo libre.

A las ocho de la noche nos alistan y la diseñadora revisa a cada una para confirmar que no falte ningún detalle en el outfit. Somos organizadas en una fila y es en este momento cuando el tiempo vuela y el desfile ocurre en un abrir y cerrar de ojos.

Los gritos y los aplausos del público lo dicen todo. Una vez más, los días de arduo trabajo valen la pena por la satisfacción de un gran show.

 

 

 

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