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-¡Todo esto es de mi padre! Para hablar de los Diablos Arlequines, hay que hablar de Apolinar Polo.  Así  inicia su relato Gastón Polo, heredero de un legado cultural respaldado por 32 congos de oro y cientos de reconocimientos, que reposan en la casa de la familia donde empieza a tomar forma un museo, que destacará la obra desarrollada por las Danzas especiales de Arlequines y Goleros de Sabanalarga, Atlántico.

Luego de observar por varios años a estos arlequines de colores, lanzando fuego por sus bocas para captar la atención del público asistente al Carnaval de Barranquilla, es inevitable pensar en cómo surgió esta danza y cómo logran esta hazaña que parece atentar contra la naturaleza del ser humano. 

Voy en busca de la casa de la familia Polo. Para llegar hasta el lugar tomo un bus intermunicipal que me lleva a Sabanalarga, a un poco más de una hora de Barranquilla. Al bajarme del transporte intermunicipal, tomo una motocicleta a la que sólo le indico que me lleve a la casa de los Diablos Arlequines y sin ningún riesgo de pérdida, lo hace. Junto a una cancha de arena observo a lo lejos una casa de donde sobresalen tres banderas alusivas a tres danzas diferentes: la Danza de los Goleros, la de las Farotas y la de los Diablos Arlequines. La música en un volumen elevado me indica que en el lugar se lleva a cabo una celebración.

Entro al lugar y una pared adecuada a modo de estante sostiene estatuillas ganadas por la danza, fotografías, diplomas y menciones de honor destacando la labor de Apolinar Polo. Me detengo a observar todo eso y evidencio la trascendencia de los Arlequines. Esta danza ha recibido invitaciones que van desde el más modesto festival hasta otras de carácter presidencial. En ese momento me encuentro con Gastón Polo, quien desde lejos me indica que está ocupado y en un momento me atenderá. Todo ese tiempo lo aprovecho para mirar fotografías y observar con detenimiento, es inevitable no sorprenderse con todas las pruebas que hay sobre la grandeza de estos hombres que lanzan fuego.

Gastón Polo y sus amigos

Gastón Polo (camisa azul) posa junto a sus amigos en el estante donde se aprecian todos los reconocimientos que ha recibido la danza de los Diablos Arlequines

Luego de varios minutos Gastón aún no se desocupa por lo cual decido salir y sentarme, hay un ambiente muy familiar, hombres acompañados por sus esposas e hijos, quienes entre cerveza y baile pasan una tarde muy agradable. Tengo curiosidad acerca de si ellos son los bailarines que le dan vida al reconocido grupo, es difícil saberlo, pues en escena destaca su colorido vestuario y maquillaje, mientras aquí todos tienen ropa de civil sin nada que los identifique, el tiempo transcurre y aún no logro iniciar la entrevista, comienzo a pensar que en medio de tantas ocupaciones Gastón Polo no podría hablar conmigo y yo tendré que atenerme a todo lo que la observación me puede ofrecer.

Luego de un tiempo más se acerca a mí, tengo la oportunidad de presentarme y de manifestarle mi deseo de hacerle una entrevista. Me pide que nos alejemos del ruido de la música y nos sentamos a conversar.

-¿Cuál fue la principal enseñanza que le dejó su padre?

-Mi papá era una persona muy noble y humilde. Siempre se esforzó por mantener viva la tradición, incluso esta reunión que ves aquí hoy, también es un legado suyo.

Su padre dejó la costumbre que después de cada carnaval era necesaria una integración de todos los miembros del grupo, en la que se pudiese compartir con sus familias y celebrar los logros alcanzados, hoy se estaba llevando a cabo la celebración de este año, efectivamente todos los presentes son los bailarines con sus respectivas familias.

La voz de Gastón al hablar de su padre demuestra un gran orgullo, un sentimiento de admiración. “Yo sólo me encargo de cumplir la misión que él me dejó”, comenta.

Gastón tiene 50 años y desde 2007 se encarga de dirigir el grupo de Danzas Especiales de los Goleros, Farotas y Diablos Arlequines, así lo dispuso su padre por ser el único hombre de la familia. Polo comenta que en su lecho de muerte su padre lo llamó y le hizo prometer que iba a continuar su legado con el mismo esfuerzo y dedicación que él tuvo hasta donde su salud se lo permitió. Gastón le prometió que así lo haría y hasta hoy ha cumplido.

Indagando más sobre el origen de la danza, un hombre se acerca a nosotros, luce de avanzada edad y saluda a Gastón. Emocionado lo señala y me dice “él es uno de los 6 hombres que en 1980 se presentaron por primera vez frente a la comunidad, siguiendo la idea que tuvo mi padre”. El hombre orgulloso asiente y menciona que aunque mucho se ha debatido sobre el origen de la danza es indiscutible que fueron ellos, liderados por Apolinar, quienes la rescataron, la hicieron conocida y la han conservado durante muchos años.

Para hacer parte de los Diablos Arlequines se debe pasar todo un proceso, por ejemplo, primero hay que bailar Golero y Farota. Según Gastón, sus bailarines deben estar en capacidad de ejercer cualquiera de estas tres danzas y deben disfrutarlas por igual. Actualmente cuentan con un semillero de niños apasionados por este arte. Es una experiencia muy gratificante para su director porque le demuestra que la tradición se mantendrá por mucho tiempo.

Presuroso por continuar con sus compromisos, Gastón habla del prestigio que tiene la danza, de las miles de presentaciones a nivel nacional e internacional que han realizado en diferentes continentes. Destaca que aunque en el mundo hay muchas danzas sobre diablos, esta es la única donde este terrorífico personaje se aleja de esa connotación negativa y toma una más festiva y cultural, sin generar terror, ni mucho menos una burla a los principios religiosos que ellos también profesan. Muchas personas han caído en la creencia de señalar a los diablos como personas que no creen en Dios, algo completamente falso, porque ellos ven la danza como un legado cultural que en nada los aleja de su vida espiritual.

De hecho antes de cada presentación se encomiendan a Dios, ya que el gas líquido que tienen en su boca puede intoxicarlos fácilmente de no hacerlo en forma correcta. Sobre esto destaca que solo los mayores de edad pueden lanzar fuego dentro de la danza y aunque algunos ya llegan con esta habilidad desarrollada, otros deben iniciar desde una práctica muy básica con agua.

Gastón dedica su tiempo a los negocios que tiene en Sabanalarga, teniendo siempre presente al grupo que normalmente ensaya dos veces al mes. Pero si hay una presentación los ensayos tienen mayor intensidad horaria y lo tiene claro, por eso siempre hay la mejor disposición para atender estos asuntos tanto por parte de él como de todos los bailarines.

Al mirar hacia atrás Gastón es consciente que la responsabilidad que su padre le encomendó es demasiado grande y por tanto debe hacerlo de la mejor manera, con orgullo menciona lo apreciado que era su padre por toda la comunidad, por periodistas, fotógrafos y otros hacedores del carnaval, por esta razón se esfuerza por continuar la tradición.

Lo mejor que le ha dejado todo esto a Gastón es la posibilidad de brindar una alternativa a niños y jóvenes para que encuentren un espacio de recreación y así evitar que se dediquen a otras actividades poco enriquecedoras que hoy abundan en la sociedad, la oportunidad de brindarle alegría a todos los que disfrutan de este espectáculo es su gran recompensa.

Afiche

En 2012 Carnaval S.A rindió un homenaje a esta danza, haciéndolas protagonistas del afiche oficial de estas festividades.

Nos levantamos del lugar y me ofrece una cerveza para mitigar el calor, mientras caminamos de regreso a la casa donde todos celebran, vuelvo a observar todos los reconocimientos pero ahora con la voz guía de Gastón, quien me da ideas de lo que representa cada uno, observamos fotos de su padre y con orgullo reconoce que fue él quien dedicó su vida entera por trabajar en pro de la cultura carnavalera. Le pido una foto y Gastón llama a dos de sus bailarines más veteranos que posan frente al lente. Me despido y felicito a Gastón por su labor quien amablemente se pone a mi disposición ante cualquier duda o necesidad.

Cuando me dispongo a salir del lugar un hombre de aproximadamente 28 años de edad se acerca y me comenta que es nuevo en el grupo “Apenas llevo un año, pero ha sido la mejor experiencia de mi vida”. Afirma que para él es un honor estar en una danza tan reconocida admite que en varias ocasiones ha faltado a su trabajo por cumplir con la danza que para él es lo primero.

-Simplemente observa todo lo que han ganado y todos los lugares donde han viajado, los premios hablan por sí solos, esta no es cualquier danza.

Ser un Diablo Arlequín es un orgullo que pocos pueden alcanzar y hoy sigue siendo responsabilidad de Gastón Polo, mantenerla tan viva como hace más de treinta años, cuando fue fundada. Sabe que en algún momento deberá ceder el mando, por eso desde ahora forma a sus hijos para que amen esa labor tanto como él y así puedan continuar con el legado de su padre.

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