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Por: José Fragozo Lara

A través del tiempo la perspectiva de género ha tratado de analizar aquellos enfoques  donde la vida de los hombres y las mujeres parece predeterminada naturalmente bajo unos estereotipos. Sin embargo, parece haber llegado a un sendero sin salida en cuánto a la producción de nuevos contenidos culturales literarios se refiere, lo que abre la puerta a una gran discusión.

En la actualidad el hombre no existe en la literatura. El hombre aquel que como bien dice Jorge Enrique Abello en su columna “Yo soy así” logra un cambio a través de un proceso fuerte y doloroso de reflexión interna donde pone al límite sus propias creencias, y por ende, su esencia. Ese hombre se le vio por última vez en los relatos de Bukowski que trata de censurar el feminismo actual.

Un día, mientras navegaba por redes sociales, encontré en esas plataformas nuevas de vídeo como Tik Tok a ciertas influencers que comentaban acerca de los autores “Red flags”, es decir, autores a los que no había que leer. Entre varios nombres considerables vi a Pérez-Reverté, John Fante y por supuesto Charles Bukowski. Como fanático abierto de Bukowski me encontré con la idea de hacer el ejercicio de autorreflexión en donde deliberaba acerca de su contenido literario y su legado para la cultura. Me encontré con que aquel tipo que por medio de su alter ego vivía una vida de excesos, vicios, machismo, hipersexualización y homofobia, también se permitía al final de cada historia llorar, desahogarse, aceptar la basura que era, buscar el amor y seguir adelante por la vida.

Los contenidos culturales literarios actuales borran todo tipo de relato aberrante como el descrito anteriormente, en busca de relatos más sensibles y consentidores, y por ende, se pierde todo relato de lucha y de superación masculina. Allá quiénes crean que el hombre es aquel que se deconstruye así mismo leyendo un relato de espiritualismo Paulo Coelho, una novela juvenil estereotipada  como “After”, o algún relato feminista de los actuales.

Por consiguiente, algunas afirmaciones como la de Florence Thomas, psicóloga, escritora y una de las banderas del feminismo, que dice que “el feminismo logró transformar las estructuras patriarcales visibles e invisibles de la sociedad”, deben delimitarse. Lo anterior basado en que en opiniones de otros académicos como Klaudio Duarte, sociólogo e investigador de la Universidad de Chile, “el hombre mientras no rechace los privilegios que tiene en la sociedad no va a poder aceptar el feminismo”, es decir, que si bien el feminismo como movimiento político y social cumple un papel en la emancipación de la visión de masculinidad hegemónica, debe ser el hombre en sí mismo quien identifique sus comportamientos machistas y actitudes indignantes para así construir las nuevas masculinidades, y es a través de los contenidos literarios como puede hacerlo de alguna manera.

 En adición, la misma líder feminista Florence Thomas en su columna “Netflix y ‘Betty la fea’: lo inadmisible hoy”, quiso seguir con esta línea de los nuevos contenidos y expuso de que es importante que las series y novelas colombianas traigan relatos muchos más conciliadores con unas perspectivas distintas de la sociedad. Todo bajo el concepto de que los tiempos han cambiado y que la modernidad llegó como valor universal. Sí, la modernidad. Donde los ingleses todavía traficaban esclavos africanos en barcos. ¡Qué grandes tiempos aquellos!

Obviamente nadie quiere otro Bukowski. Nadie quiere saber nada del hombre en su máximo esplendor siendo machista, homofóbico, sexualizador, pero nadie se atreve todavía a producir un contenido literario donde el hombre puede llegar a ser mejor de lo que es por medio de la lucha consigo mismo. Así que solo queda tomar el camino fácil y eliminarlo de los relatos.

El día que alguien se atreva a escribir nuevamente personajes como Mister Darcy de “Orgullo y prejuicio” de Jane Austen, o el padre de Celie en “El color púrpura” de Alice Walker, quizás, solo quizás, podamos hacer algo por la perspectiva de género en los contenidos culturales actuales en la sociedad. Pero mientras ocurre todo eso, quédense tranquilos y disfruten leyendo relatos estereotipados de Wattpad o novelas románticas, en los cuales no veo realmente dónde están los hombres.

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Este contenido fue supervisado por el periodista y docente Jorge Sarmiento Figueroa, como parte de la estrategia pedagógica del curso de Argumentación Periodística.

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