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Malambo cuenta con una población de 191.726 habitantes, y vive una dura realidad desde hace más de tres décadas, cuando empezaron los intentos por mejorar el acceso a agua potable para su población. Sin embargo, este problema sigue hoy día sin solución. 

 

Entre las tiendas, los bares de barrio y una estrecha comunidad en la que todos se saludan por sus respectivos nombres, Carmen María Méndez, lleva 3 de sus 23 años viviendo con un suministro de agua escaso y deficiente. Carmen se mudó de Barranquilla a Malambo por su situación familiar. “Toda mi familia vive aquí en Malambo y yo me mudé. Además, esto es tranquilo por aquí”, expresa la ahora ciudadana del municipio justificando su mudanza. La joven madre de un niño de 3 años cuenta con una alberca en su casa para recolectar el agua de uso diario. Ella, como muchos otros habitantes del municipio, prefiere no beber el agua que sale de las llaves.

“Para nada. No podemos tomar esa agua. Yo compro una caneca con diez bolsas de agua que cuesta 2.500 pesos”, comenta Carmen mientras saca agua de la alberca en tazas para usar en sus labores del hogar. También explica que su hijo sufría de dermatitis y no podía usar el agua del alcantarillado para bañarse. Según la madre del niño, al tener contacto con el agua que ofrece el acueducto del municipio se agrava su problema y tiene que recurrir a costosos tratamientos para remediar la afección cutánea.

Carmen Mendéz se mudó a Malambo en busca de tranquilidad, sin embargo ahora vive con las dificultades del agua.

 

El prestador de servicio en Malambo ha sido cambiante e inestable en los últimos 30 años. Operadores del Norte tuvo el manejo del acueducto del municipio por 20 años y, posteriormente, la EPM (Empresas Públicas de Medellín) tomó las riendas de la empresa y la renombró como una entidad individual que hoy se llama Aguas de Malambo. Según Rafael Eloy Orozco, concejal de Malambo, lo que promete una firma como la EPM no cumple con las expectativas de los habitantes de su municipio natal. Dice que los alcaldes y los gobernantes han manejado el municipio a su antojo y desangran todo ingreso que da a parar al territorio. Expresa también que como líder popular y ejerciente de la política en su pueblo, ha visto el manejo de miles de millones de pesos para el acueducto municipio pero sin resultados en la calidad de vida de los habitantes. “Esa agua no es apta para el consumo humano. Tenemos que comprar agua,” dice Orozco quien también se queja abiertamente del tiempo que demora la empresa de dar servicio de agua.

Zona de purificación en el complejo de oficinas de Aguas de Malambo, Atlántico.

Desde su fundación hasta la fecha, Malambo no cuenta con un suministro de agua constante y seguro que supla al 100% las necesidades de la población. Desde hace 30 años existen intentos de una red de acueducto para el municipio, pero ninguna ha sido eficaz con su labor. Según estudios gubernamentales, el IRCA (Índice de Riesgo de Calidad de Agua) de la zona de Malambo fue de 15,97% para finales del año 2015.

Más allá de que resulte complicado suponer lo que sería para cualquier ser humano vivir sin el recurso hídrico vital, lo cierto es que en términos prácticos se considera un factor riesgoso y un atentado a la vida no contar con agua segura de fácil acceso en la cotidianidad. Los niveles registrados en Malambo se consideran de un riesgo medio en la escala, exponiendo a los usuarios a diferentes enfermedades y a lo que sería una crisis de salud pública.

La marcada inconstancia en el servicio

El prestador de servicio en Malambo ha sido cambiante e inestable en los últimos 30 años. Operadores del Norte tuvo el manejo del acueducto del municipio por 20 años y, posteriormente, la EPM (Empresas Públicas de Medellín) tomó las riendas de la empresa y la renombró como una entidad individual que hoy se llama Aguas de Malambo.

Según Rafael Eloy Orozco, concejal de Malambo, lo que promete una firma como EPM no cumple con las expectativas de los habitantes de su municipio natal. Dice que los alcaldes y los gobernantes han manejado el municipio a su antojo y desangran todo ingreso que da a parar al territorio. Expresa también que, como líder popular y practicane de la política en su pueblo, ha visto el manejo de miles de millones de pesos para el acueducto, pero sin resultados en la calidad de vida de los habitantes. “Esa agua no es apta para el consumo humano. Tenemos que comprar agua,” dice Orozco quien también se queja abiertamente del tiempo que demora la empresa de dar servicio de agua.

En Malambo, el servicio no es diario ni tampoco dura 12 horas con flujo de agua constante como lo promete Aguas de Malambo y como lo consignan los estudios de la Gobernación del Atlántico. “El agua viene hasta cada 72 horas y llega de 2 a 4 horas. Además, esa agua no se puede tomar. A diario tenemos que pagar 3.000 pesos. Si sacamos la cuenta pagamos mucho más de lo que muestra el recibo de la empresa. Estaríamos pagando una cifra parecida a una vivienda estrato 3 en Barranquilla”, expresa el Concejal que también habla del temor a enfermedades de transmisión hídrica expandido por la ciudadanía.

Otros ciudadanos hablan de cómo usan para la construcción de acueductos tubos de mala calidad, haciendo la infraestructura propensa a daños y suspensiones del servicio. Han puesto tubos de 4 pulgadas cuando deberían ser de mínimo 18 pulgadas para garantizar el correcto funcionamiento del sistema de suministro.

El líder cívico Marcial Suárez dice que los esfuerzos de Aguas de Malambo han sido un engaño al municipio que, junto a la Gobernación, han invertido sin ver resultado alguno. También habla de millonarias sumas invertidas en los últimos dos años en estructura y plantas de tratamiento del agua, pero el servicio no ha dejado de ser deficiente y riesgoso para la comunidad. Todos los habitantes de los barrios del municipio recalcan un factor por encima de los demás: el riesgo del agua a causar enfermedades. Niños y adultos en Malambo comparten los mismos patrones sintomáticos a la hora de enfermarse.

Según Rafael Tuesca, epidemiólogo experto en Salud Pública, la inviabilidad del agua de Malambo puede significar una emergencia sanitaria y que cualquier porcentaje de Irca mayor al 5% de riesgo debería ser atendido inmediatamente para prevenir una crisis de salud pública. Las principales enfermedades en el municipio y en los territorios con niveles de riesgo considerables son las que afectan el sistema digestivo.

En Malambo, las enfermedades gastrointestinales, víricas, fúngicas y bacterianas son las que amenazan de una forma más directa a la comunidad. Esto, sin incluir a enfermedades producidas por vectores como el Chikungunya y el Dengue, que abundan en el área por las albercas y tanques donde la población del territorio almacena agua para el uso durante el tiempo en el que se suspende el servicio.

El agua estancada abierta al aire libre que puede ser propensa a la proliferación de mosquitos generadores de enfermedades.

Los responsables

Aguas de Malambo nunca tiene una respuesta clara acerca del asunto. Según el contrato de condiciones uniformes de Aguas de Malambo, en la cláusula 5, la empresa se compromete con suministrar agua potable al inmueble en forma continua, de acuerdo con los parámetros de calidad, eficiencia y seguridad establecidos por las autoridades competentes. Al revisar estos estatutos dictados por la misma empresa prestadora del servicio podemos evidenciar que no cumplen esto que ellos mismos han definido como un servicio óptimo.

Para personas como Carmen Méndez, el agua, además de insuficiente e insegura, también tiene un alto costo. Es decir, sumándose a la constante compra de agua solo para consumo, en la vivienda de Carmen llegan recibos por servicio de alrededor de 80.000 pesos mensuales. El total de estas cifras, junto a la compra de agua por caneca, se compara a un costo de agua de un estrato alto en Barranquilla.

Las declaraciones de Aguas de Malambo son incongruentes con los estudios que la Gobernación del Atlántico le hace al agua y las vivencias de los ciudadanos. El ingeniero de la empresa Fernando Mendoza asegura que el agua es 100% potable y que se rige por indicadores institucionales y que hasta el momento no han tenido problemas con ello. Sin embargo, esta declaración,  desde la arbitrariedad del porcentaje -que es realmente 15,97% riesgoso- resulta contrario a cualquier otro testimonio de la ciudadanía.

Mendoza también asegura que el agua llega cada 24 horas y el servicio tiene una duración de 12 horas, mientras la población de Malambo se queja del servicio de agua solo disponible cada 72 horas por 2 a 4 horas. En todo caso, sí habla del mayor problema como el proceso de captación y bombeo de agua a las respectivas residencias y que la infraestructura necesita una inversión más grande.

Algunos líderes como Marcial Suárez atribuyen la crisis del agua al rápido crecimiento demográfico del municipio a lo largo de los años. El sistema de acueducto no estaba diseñado para el repentino éxodo de barranquilleros hacia los principales barrios del municipio, quienes llegan atraídos por la tranquilidad y seguridad de la zona. Para remediar estas falencias, la comunidad de Malambo ha acudido a métodos de movilización masiva como la marcha en 2013 que provocó el cambio en la gerencia de la compañía de acueducto.

Aunque parezca lejanoun cambio sustancial, la población malambera quiere hacer de su dura realidad un tema de conversación a nivel departamental. Después de 30 años de lucha y activismo, aún no han podido llevar el líquido a sus casas de manera constante y óptima. Aún plagados de dificultades y carencias, los habitantes no se rinden y sueñan con algún día abrir sus llaves y poder confiar en lo que sale de ellas. Entre los lazos estrechos y la familiaridad en cada esquina del municipio, hay una fuerza comunal que, muy seguramente, superará este obstáculo.

 

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