[wpdts-date-time]  

Por: Alberto Mario Mendoza Escalante

“La sensación del abrazo será de amor y miedo, el apretón de manos un posible homicidio culposo –¿o doloso?  y un beso entre amantes un cariño mortal”

En la era donde los abrazos, besos y caricias pululan en el ideario social cotidiano, ha surgido un Némesis, un enemigo malvado que en su inmensidad invisible nos ha llevado por los métodos más drásticos a la soledad. El empirismo de sociedades antiguas nos lleva a afirmar al distanciamiento social como una medida efectiva para contravenir el perverso objetivo del Corona.

En un tiempo podremos decir que fuimos la generación que se enfrentó a su incapacidad de ser independientes, que usó WhatsApp, llamadas telefónicas o cualquier medio digital, como actos de rebeldía ante el tan conocido antagonista que lo llevó al claustro.

En un escrito anterior mencioné que el Coronavirus, nos mostraba la fragilidad humana, y cómo estas diminutas partículas nos dan un baño de humildad al discurso de nuestra inventada y disparatada superioridad. Pero el Coronavirus trae consigo otra amenaza, y es la de una revolución en las relaciones sociales como concebimos hoy día.

Incluso una vez superada esta primera pugna, en ausencia de cura, conocemos la posibilidad de brotes y rebrotes, de caídas y recaídas, de “subidones” en una curva que nos mantendrán con una precaución constante. La ubicuidad imperceptible del virus hace de la angustia un sentimiento latente.

La peste nos ha convertido en unos hipócritas inconscientes, donde todos somos baluartes de la buena salud y al tiempo amenazas potenciales. El ser posibles culpables llevará a su máxima expresión el temor y la desconfianza, haciendo del contacto físico la excepción y no la regla.

Cuando volvamos a la normalidad –en sentido lato, puesto que los efectos del Coronavirus han llegado para quedarse- la sensación del abrazo será de amor y miedo, el apretón de manos un posible homicidio culposo –¿o doloso? -, y un beso entre amantes un cariño mortal. 

Es una situación que nos lleva a repensar la vida en sociedad y todas sus esferas. Tal vez, la más cercana a los lectores, la formación profesional a través de una fría e insensible pantalla, algo de audio y una autodisciplina bruta.

Nos estamos preparando para el mundo aislados del mismo. Y esto es solo un ejemplo, situémonos en las amistades, las reuniones familiares, los noviazgos, todos ellos reducidos a señales electromagnéticas y Bits. La lejanía vivida es similar a la del celular y su satélite.

Sin embargo, ante esta revolución tan adversa solo nos queda recordar, que como todo lo terrenal, esta situación es transitoria, no estamos como los Buendía, condenados a cien años de Soledad, solo nos queda sobrellevar estos meses de claustro, con alguna distracción.

Lo importante aquí es recordar que estamos llamados a luchar contra el olvido propio y de nuestros seres queridos. Anhelo el momento donde podamos, así sea entre guantes, tapabocas y alcohol, volver a abrazarnos.

Somos una casa periodística universitaria con mirada joven y pensamiento crítico. Funcionamos como un laboratorio de periodismo donde participan estudiantes y docentes de Comunicación Social y Periodismo de la Universidad del Norte. Nos enfocamos en el desarrollo de narrativas, análisis y coberturas en distintas plataformas integradas, que orientan, informan y abren participación y diálogo sobre la realidad a un nicho de audiencia especial, que es la comunidad educativa de la Universidad del Norte.

elpunto@uninorte.edu.co