El secretario de Cultura, Juan José Jaramillo, habló con El Punto Noticias sobre el momento que vive la ciudad en materia de cultura.
Por: Sofía Eljach @sceljach/Fotos cortesía
Al llegar a las antiguas instalaciones de la intendencia fluvial de la ciudad, me encuentro en una sala de espera rodeada por disfraces que tornan el lugar colorido y que embarcan a cualquiera en una carroza carnavalera en plena Batalla de Flores. Me hacen llamar, subo las escaleras y al entrar a su oficina, me encuentro con Juan José Jaramillo, y en su rostro una sonrisa que ya veía venir algún elogio de mi parte por su gestión en la ciudad. Así fue, le dije que agradecía su labor como gestor cultural.
Juan José Jaramillo Buitrago es un psicólogo especializado en Psicología Económica y en Alta Gerencia, que actualmente se desempeña como secretario de Cultura, Patrimonio y Turismo de Barranquilla. Pero antes que todo, ‘Juancho’, como él mismo se hace llamar, es un barranquillero neto.
En su escritorio alberga un pequeño carnaval que invoca una de sus pasiones. Lo acompaña una guitarra recostada a una pared ocupada por un extenso mapa de la ciudad, dividido en zonas, que le recuerda que tiene un sendero cultural que trazar para esta tierra ceñida de agua y madurada al sol.
Empieza la entrevista y no puedo evitar traer a la mesa los Juegos Centroamericanos. Sin duda alguna y tal como lo dice Juan Jaramillo, este evento marcó un antes y un después en Barranquilla. No oculta su orgullo por la ciudad ni por su gente y recalca que “ el barranquillero fue el ganador de la medalla de oro, hoy tiene una ciudad de la que no solo nosotros estamos orgullosos, sino Colombia. Se habla bien de ella (…) Los Juegos le devolvieron al barranquillero el sentir por la ciudad”.
Los juegos fueron la plataforma perfecta para vender el nombre de la ciudad. Evidentemente es más fácil traer al mundo aquí, que llevar a Barranquilla a cada lugar del globo. “Cuanto nos costaría a nosotros ir a 37 países, llevar una muestra del Carnaval y tener ese público para mostrárselo”, argumenta Jaramillo.
“El barranquillero fue el ganador de la medalla de oro”.
Según el director de los Juegos, Daniel Noguera, aproximadamente la inversión total para este evento deportivo fue de 174 millones de dólares, de esos la Gobernación del Atlántico aportó alrededor de $50 mil millones y se estima que Coldeportes destinó una inversión de $110 mil millones.
Aunque los gastos llevan muchos ceros a su derecha, el Secretario de Cultura afirma que la ciudad ya recuperó parte de esa inversión en lo que sería el buen nombre de la ciudad ante los ojos del mundo. Además, reforzó lo anterior con las ganancias en el sector turístico, que se evidenciaron en ña circulación de al menos 20 mil personas, sin contar a los 5.700 deportistas participantes.
“Solo en el sector hotelero tuvimos un crecimiento interesante. En julio del año pasado nuestra ocupación en promedio estuvo en 40%, este año en julio llegamos al 80,3%. Definitivamente todo el mundo ganó. Si una de esas personas que estuvo aquí para los juegos, regresa, quiere decir que lo hicimos bien”, aseguró.
Barranquilla quedó tan bien parada en el continente y el mundo que ya tiene asegurada su participación en el mundial de béisbol al ser sede. A lo anterior se le suman los panamericanos de patinaje y ferias deportivas que han sido posible gracias a tener escenarios adecuados que le posibilitan esos espacios en la agenda mundial.
El carnaval
De los Centroamericanos pasamos a lo que invade la mente de cualquier persona cuando se menciona a Barranquilla. El carnaval. Esta fiesta es, para muchos, parte de la identidad del barranquillero. Su pasaporte en el mundo, su hoja de vida. Y no es para meno, porque reúne un sinfín de expresiones culturales que por 4 días arrastra a son de tambores y gaitas a propios y visitantes.
Pero mientras unos el miércoles de ceniza van a la iglesia por su cruz para empatar después de pecar, y otros no pueden con el “guayabo” por la muerte de Joselito; los promotores del carnaval, ya están pensando cómo agrandar la fiesta el próximo año.
Algunos amantes del patrimonio no hacen esperar su crítica a la manera en la que el carnaval ha sido de cierta manera industrializado. Jaramillo explica cuál es el fin de hacerlo: “Se tenía una creencia de que cuando uno industrializa el patrimonio están atentando contra él. Ya hoy la gente tiene claro que cuando tu formalizas, estás preservando el patrimonio al darle los aportes que brinda el patrocinio”. Para sintetizar lo anterior se podría decir que al formalizar el ejercicio no se atenta contra el patrimonio.
Festival de Música Clásica, Barranquijazz, Sabor Barranquilla, Festival de Cine, Festival de Teatro, Festival de Poesía, Feria del Libro, son apenas algunos de los eventos que también hacen parte de la agenda cultural del barranquillero, y que demuestran que “aquí no solo somos carnaval”. Barranquilla tiene una oferta cultural muy amplia, el problema radica en que no contaba con la divulgación que se merecía. Había que abrir el abanico de opciones.
“Llega el miércoles de ceniza y ya estamos planeando el próximo carnaval. Toda la estructura de la fiesta se revisa de principio a fin, que hay que mejorar, que hay que hacer para hacer más grande la fiesta”.
Escenarios culturales en crisis
Aunque el barranquillero se caracteriza por amar a su ciudad y alardear de su procera e inmortal esencia, en la ciudad se vive un momento crítico en materia de cultura, directamente ligado a los escenarios culturales como el Teatro Amira de la Rosa, Bellas Artes o el Parque Cultural.
Según el Secretario, la decadencia de estos espacios se debe a la escasa asistencia que tuvieron en los últimos años. También le atribuyó parte de la responsabilidad a los encargados de los escenarios, quienes no tuvieron la iniciativa de ampliar la agenda cultural y adecuarla a los intereses de los ciudadanos. “Todos estos escenarios tuvieron una decadencia, por cuanto, nadie asistía. Yo tengo estadísticas de la ocupación del Teatro Amira de la Rosa que era muy pobre, donde tocaba regalar boletas para que la gente te dijera que iba y al final no iba”.
En el caso de Bellas Artes, la responsabilidad de preservar el patrimonio corría por cuenta de la Gobernación del Atlántico. Sin embargo, la Secretaría de Cultura ha estado al pie del cañón porque, como lo resalta Jaramillo, el patrimonio es su deber.
Aunque el panorama para los escenarios representativos de la cultura local sigue nublado, se están buscando soluciones para reabrir estos escenarios que forman la identidad de la ciudad y del ciudadano. “Hoy se logra la inversión con el Banco de la República para la renovación de un súper teatro que es lo que la ciudad necesita (…) Cuando el Teatro Amira de la Rosa empiece a tener una programación cultural regular y abierta, la gente va a empezar a decidir a qué ir y a que no”.
La labor de la secretaría de Cultura, Patrimonio y Turismo es el de impulsar el trabajo de apropiación de los espacios, formación de público y hacer presente el arquetipo cuidador por parte de los ciudadanos con la ciudad. El barranquillero está en un proceso de transformación que la misma ciudad le exige o invita. Y si bien se le debe a esta dependencia el incentivo por esta nueva cultura, son los barranquilleros quienes, justamente, se llevan el crédito al hacer posible el proyecto.