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Por: Yoleidys Moreno

A mediados del pasado mes de febrero a través de un video publicado en twitter, Isabella Echeverri y Melissa Ortiz, jugadoras de la Selección Colombia Femenina de fútbol, denunciaron la decadente situación por la que han tenido que pasar durante algunos años.

Incumplimiento con los salarios, negación de vuelos internacionales, uso de uniformes viejos y hasta amenazas con cancelar su convocación fueron algunos de los hechos enmarcados en el video, que luego de ser publicado desató toda una ola de críticas y más denuncias a la Federación Colombiana de Fútbol (FCF).

Entre las declaraciones que siguieron, el país se enteró de toda la olla podrida que estaba acabando con la Selección Femenina. Se conoció que el técnico Didier Luna realizaba convocatorias paralelas a las oficiales, donde las jugadoras, además de pagarle por ser tenidas en cuenta,  tenían que costearse todos sus gastos solo para poder tener un cupo en el equipo.

Aún más grave fueron las denuncias de una fisioterapeuta y el padre de una jugadora a dos de los integrantes del cuerpo técnico por acoso laboral y sexual.

Después de las denuncias públicas de las deportistas, el vicepresidente de la FCF, Álvaro González, dijo en rueda de prensa “queremos pasar la página con las mayores de 25 años” dando a entender que se daría fin a la Selección Femenina de mayores.

Entonces, ¿si la casa está desordenada, mejor la vendemos y se acabó el problema? Esta parecía ser la mentalidad de los directivos de FCF como si no hubiera solución para el problema. O más bien, como si no quisieran enfrentarse a éste.

No olvidemos que el fútbol masculino también ha sido invadido por muchos escándalos. Desde tratos con narcotraficantes, compra de partidos, el racismo y la xenofobia. La Selección masculina ha generado pérdidas y ganancias. Y no por eso la FCF ha declarado que disolverá el equipo. Entonces, ¿cuál es la diferencia?

Para nadie es un secreto que las mujeres nos hemos abierto caminos por nuestra cuenta en muchos ámbitos. El deporte, sin duda, no se ha quedado atrás. Precisamente, hablando de fútbol, el año pasado conocimos a Ada Hegerberg, la primera mujer en ganar el Balón de Oro.

Las mujeres somos parte esencial del fútbol. Sino que lo digan los junioristas, a quien una mujer les dio “un amor tan insoportable”. Micaela Lavalle de Mejía fue quien lideró el nacimiento de los tiburones. Con tenacidad y bajo un palo de matarratón, un 7 de agosto de 1924, Micaela dio inicio al tercer club de fútbol más antiguo de Colombia.

Compartiendo el pensamiento del alcalde Alejandro Char, qué diría Micaela Lavalle del fútbol femenino. No podemos saber qué hubiera pensado Micaela, pero sí podemos conocer lo que piensan algunos de los jugadores del Junior de Barranquilla.

“Es algo muy importante a nivel de sociedad, [a las mujeres] hay que tratarlas igual que a nosotros y es importante que hayan seguido con la liga femenina porque eso le da credibilidad al fútbol colombiano (…) hay que apoyarlas, y en eso estamos, apoyando cada uno para que ellas puedan ponerse la camiseta y representarnos a nivel mundial, que lo han hecho muy bien” comenta Teófilo Gutiérrez, delantero del equipo rojiblanco.

Por su parte, Sebastián Viera, arquero de los tiburones, comenta: “Yo creo que las mujeres tienen el mismo derecho que nosotros a jugar el fútbol, a divertirse, a hacer lo que les gusta (…) es bueno que en esta sociedad se les apoye para que puedan trabajar y que puedan disfrutar del fútbol”.

Sin embargo, no podemos dejar atrás que tras la derrota que sufrieron las Tiburonas, el aporte femenino del Junior de Barranquilla, se especuló que el equipo no continuaría. Afortunadamente desde la Alcaldía de Barranquilla se defendió la importancia del equipo femenino y se constató su continuación.

Situaciones como estas nos invitan a pensar en el papel social de la mujer. Muchas veces alabada, otras veces menospreciada. Porque cuando gana siempre se le exalta, pero cuando pierde se le devalúa.

¿Es posible acaso que en un país donde nos enorgullecemos de los triunfos de muchas deportistas en diferentes disciplinas, como el caso de Mariana Pajón o Caterine Ibargüen, también se mantengan ocultas realidades tan discriminadoras como en el caso del fútbol femenino?

Así como un día celebramos los triunfos de las súper poderosas, hoy nos aflige presenciar su crisis. Genera impotencia saber todo lo que causa una sociedad machista donde a día de hoy la misoginia sigue latente. Lastimosamente, cosas como éstas aún ocurren, más cuando naces mujer y decides abrirte un espacio entre un deporte de “machos”.

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