Por: María Alejandra Betancur
En las rutinarias citas de tomar café todas las mañanas con mi padre en Juan Valdez, la mañana del 20 de Agosto fue una que salió del margen normal. A eso de las 11:30 de la mañana, llegó a nuestra mesa un hombre a saludar. Yo no sabía quién era hasta que este se alejó y le pude preguntar a mi papá.
Me dijo que su nombre era Elías Raad, tenía 52 años y hoy en día su hobbie consistía en ser coleccionista de juguetes. Además, me dijo que en su apartamento había adaptado el espacio del comedor para crear un museo abierto al público que quisiera apreciar sus colecciones.
Desde el momento que me hablo sobre el museo, creció en mi una intriga por conocer como existía un museo en un apartamento. Esa misma tarde, decidí contactarme con Elías y acordamos la visita del museo.
24 de Agosto fue el día que Elías Raad me abrió las puertas de su casa para dejarme conocer su preciada colección. A eso de las 4 de la tarde, llegué con mi hermana pues cuando informé lo que iba a hacer decidió unirse a esta experiencia que sale de los planes comunes de nuestro día a día. Llegamos al piso 14 y al timbrar, escuchamos como se aproximaba Elías a abrir la puerta mientras arreglaba unos cuantos detalles antes que pasáramos.
Al entrar, todo parecía normal pues a simple vista se ve un apartamento común y corriente. Sin embargo, Elías nos fue guiando poco a poco hasta llegar a la parte donde se suponía que debía quedar el comedor. En ese momento me dejé de sentir en un apartamento.
Fue ahí cuando vi la magnitud con la que me estaba encontrando pues este hombre tenía en su propia casa un museo que parecía el sueño de cualquier niño. Parecía un tienda de juguetes donde cada uno estaba perfectamente organizado en sus vitrinas.
Al llegar a la puerta de esta, Elías la abrió deslizándola hacia la izquierda y nos dio la bienvenida dejándonos pasar a uno de los lugares mas curiosos que jamás había visitado. Eran tantas cosas juntas que decidí preguntar todo desde el principio. Pues me causaba curiosidad cuanto tiempo le había tomado llevar para tener esa cantidad de juguetes.
Todo comenzó desde sus cinco años de edad cuando vivía en Maicao. En dicha época, estaban de moda las historietas de la época de los 70 comúnmente conocidas en el caribe colombiano como los `paquitos´. A tan temprana edad, este esperaba semanalmente sus historietas y así fue empezando una gran colección que hoy en día todavía guarda con gran delicadeza. Entre ellos están las de Memín y Kalimán que con el pasar de los años decidió mandarlas a empastar para así poder mantenerlas en un muy buen estado.
Luego de los `paquitos´, empezó con la colección de juguetes la cual se vio fuertemente influenciada por un tío. Esto se debe a que dicho tío poseía un tienda de juguetes y desde ese momento, cada que llegaba mercancía nueva, este le regalaba uno casi por mes.
Sin embargo, poseía tan temprana edad que le tenía amor ellos, pero aun así no los trataba con el cariño que hoy los trata. Debido a esto, muchos se le dañaron pero aun así iba creciendo su gran afición por coleccionar todo tipo de juguete que le llamara la atención.
Fue en uno de sus viajes a los Estados Unidos que de cierta manera marcó el inicio de su gran colección de juguetes. En la reconocida tienda de libros llamada Barnes and Noble, compró sus primeros juguetes de colección. Eran pequeñas figuras de Aquaman y muchos superhéroes más que se encontraban en una vitrina y el decidió traerlos a su casa. Desde ese entonces el dice que se empezó a llenar de juguetes.
Tiene tantos juguetes que ya no le caben todos en las vitrinas que adaptó dentro del espacio que debía ser el comedor. En una casa normal, existe el respectivo cuarto de linos donde se acostumbra guardar todo aquello que son toallas, sabanas y demás utensilios del hogar.
En este peculiar caso, a lo largo del recorrido liderado por Elías, llegamos a las respectivas puertas que yo desde un principio pensé que sería dicho cuarto. Vaya sorpresa, esta era una parte más del museo pues todo ese espacio lo adaptó con más vitrinas en cada una de las cuales guarda juguetes que va recolectando a lo largo de los años.
Cuarto de linos adaptado como más vitrinas del museo
Fue allí donde me dio a conocer cómo consiste la compra de juguetes. Elías acostumbra mucho estar pendiente de las promociones que sacan las
jugueterías de la ciudad. También acostumbra traer juguetes cuando tiene la oportunidad de viajar. En uno de sus viajes a Estados Unidos, venía de regreso con unos 300 juguetes en su equipaje lo que hizo que la DIAN sospechara que este fuera un comerciante de juguetes. Le tocó explicar todo sobre sus colecciones e incluso nos contó cómo ya muchos de los que
trabajan ahí ya saben que el es el coleccionista que suele regresar de viaje con la maleta llena de juguetes.
Sin embargo, también tiene el apoyo de amigos y familiares que viven en Estados Unidos, quienes a lo largo del año le van enviando juguetes que ellos van encontrando o que el mismo Elías pide por medio de páginas como Amazon. Ha llegado a pagar mas de un millón de pesos por alguna de sus valiosas piezas y hasta el día de hoy no ha sacado la cuenta de en cuanto se encuentra evaluada su gran colección.
Al final el recorrido, su hijo Elías Moisés de seis años salió para saludarnos. Le pregunté a Elías Raad cómo se comportaba el niño al ver tantos juguetes, y me explicó
que él tiene sus propios juguetes y sabe que los de su padre no los debe tocar. Sin embargo, es tan pequeño que no dimensiona la gran herencia que tiene en su propia
casa.
