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Por María Daniela Villero Fuentes. Foto cortesía

La época de la que viene Jacinto Leonardi Vega lo acondicionó para componer múltiples canciones que han sido interpretadas por los más reconocidos cantantes de la música vallenata en los últimos años. Muchos lo llaman ‘El poeta’ gracias a la forma de escribir las canciones, a las que  llena de amor y sentimientos, y que hacen parte del repertorio de letras que ha compuesto para el vallenato.

Los cambios por los que ha atravesado el género vallenato encantan a las nuevas generaciones e indignan a los amantes de la música con “pureza en las letras” como es el caso de Jacinto Leonardi. Este compositor, a quien le han grabado canciones personajes como Iván Villazón y Jorge Oñate, hace un análisis de lo que ocurre con la música folclórica.

¿Cuál fue su primer acercamiento con el género vallenato y con la composición de letras para este género?

Mis primeros años transcurrieron en La Junta, La Guajira. Vivía en la casa de mis abuelos y esta casa se encontraba al lado de la cantina del pueblo. La cantina los fines de semana ponía una bocina afuera y la música que emitía se escuchaba en todo el pueblo. Se podían apreciar rancheras y los cantos de Escalona, de Alfredo Gutiérrez, de Calixto Ochoa, entre otros, y esta música siempre llamaba mucho mi atención. Mientras otros niños estaban pendientes de jugar y correr, yo me subía a un árbol de ciruelas en la casa de mi abuela que daba a la cantina para escuchar la música que salía de la bocina, así que, de alguna forma, esto me marcó, aparte de que, por mi familia Gutiérrez, mis abuelos y tíos abuelos eran músicos. Entonces, todos esos elementos se juntaron; la dinastía, la parte genética y la música que escuchaba.

¿Recuerda cuál fue tu primera composición o los primeros esbozos de canciones?

Hay dos episodios que recuerdo bien. Cuando tenía 7 u 8 años, una vez mi mamá se encontraba planchando, me acerqué a ella y le canté un verso. Estoy seguro de que mi mamá no recuerda ese momento y yo no recuerdo el verso, pero sé que hablaba de mi papá, quien murió cuando nací.

La segunda etapa es cuando estoy en el colegio Loperena, en Valledupar, y tenía 13 o 14 años. Había un espacio en clase de español llamado ‘centro literario’ para mostrar las aptitudes artísticas de los estudiantes y, en este mismo espacio, yo salía a cantar; ya hacía canciones. En el año 76 o 77 cursaba 2do o 3ero de bachillerato y estaban de moda las canciones protesta. Este movimiento llegó al género vallenato, así que hice una canción protesta sobre La Guajira, en donde comenzaban la bonanza marimbera y los líos entre familias. La canción la interpreté en un ‘centro literario’, pero era muy tímido y dije que no era mía, mencioné que era una canción inédita de Tomás Darío Gutiérrez. La canté y a la gente le gustó. Desde ese momento me sentía con más confianza. En 5to y 6to de bachillerato las canciones que componía eran más maduras y también hablaban de amor, pero seguía diciendo que no eran mías.

Personajes como Diomedes Díaz, Iván Villazón, Jorge Oñate y Silvio Brito han grabado sus canciones, ¿qué experiencias y sentimientos le dejaron las grabaciones de estos grandes?

Tengo la feliz coincidencia de nacer en La Junta, el mismo pueblo donde nació Diomedes y en donde vi la evolución que tuvo desde antes de ser reconocido hasta que llegó a ser la figura que fue. Marciano Martínez fue quien me descubrió. Yo seguí con la costumbre de cantar las canciones y decir que no eran mías hasta que un amigo de infancia, Roberto Hinojosa, lo percibe y le comenta a Marciano Martínez, “oye, Marciano, imagínate que anoche Leonardi me cantó dos canciones de él. Qué canciones tan lindas” y Marciano me buscó, “ya deja la pendejada, deja de estar diciendo que las canciones son de otro. Cántamelas”, me dijo. Yo se las canté.

Cuando grabaron mis primeras canciones, Marciano le entregó una a Emilio Oviedo y la segunda a Silvio Brito, entonces le contó a Diomedes, “mira, tenemos que escuchar las canciones de Leonardi”. Diomedes me llamó y me dijo que ya era hora de decir que era yo el autor de las canciones que componía. Le canté ‘No sé qué tienes tú’, canción que se convirtió en un éxito hasta el día de hoy y fue la tercera canción que me grabaron. Todo se dio muy rápido. Entonces, si me graba Diomedes que está en su momento estelar, se convierte en curiosidad para Jorge Oñate, Los Zuleta, Los Betos, entre otros, grabar mis canciones. Lo de Iván Villazón es un capítulo aparte porque Iván y yo somos amigos desde antes de que nos conocieran.

Iván Villazón es el artista con más canciones de Leonardi Vega en su repertorio musical. Su amistad empezó en Bogotá hace más de 35 años. Foto cortesía.

 

Iván Villazón ha grabado varias de sus canciones y existe ese cariño entre ustedes, ¿cómo nace su amistad?

Después de que pasa la época en la que yo cantaba y silbaba en el colegio, llego a Bogotá. Hay una cofradía entre todas las personas, adolescentes, estudiantes y anónimos para la música que les gustaba la parranda. Allí nace mi amistad con Iván Villazón.

Iván Villazón forma un conjunto aficionado con “Cocha” Molina en Bogotá y me invitan a mí para ser segunda voz en el conjunto. Cuando comienzan a grabarme Oviedo, Silvio Brito e iba a grabarme Diomedes, Iván Villazón va a realizar su segundo disco y me dice “yo a ti te tengo que grabar”. Iván se convirtió en el cantante que más canciones me ha grabado.

Con él tengo una especial amistad porque viene desde la juventud. Es una amistad que ya lleva más de 35 años.

Expresa que su instrumento es el silbido, ¿lo utilizas siempre para componer tus canciones o usas algún otro instrumento?

Cuando mi mamá detectó que yo tenía esa inquietud por la música, estando en mi edad escolar, le pedí que me comprara un acordeón, pero era un tabú el que alguien quisiera dedicarse a la música. Tenías que ser médico, abogado o ingeniero, pero no músico porque el músico iba a dedicarse a la bohemia, a la irresponsabilidad y nunca iba a ser una persona de bien para la sociedad. Mi mamá, mis tías y todos se opusieron, así que desarrollé una manera de silbar que utilizo para expresar las melodías de los cantos. Mis compañeros del colegio me hacían rondas en el Loperena para que yo silbara las figuras que hacían los acordeonistas rápidos de la época.

¿Qué lo inspira al escribir estas canciones? ¿Qué historia hay detrás, por ejemplo, de la canción ‘Amor total’?

El hecho de que los compositores de mi generación y las generaciones que nos antecedieron tengamos reconocimiento y hayamos trascendido se debe a la pureza que hay en las letras. Son vivencias. Hay muy pocas cosas artificiales, hay muy poca ficción. En mi caso, no hay ficción. Detrás de mis canciones hay siempre una historia real que me pasó a mí o que le pasó a alguien cercano. En estos días he llegado a la conclusión de que nunca hice canciones para que las grabaran ni para que fuesen famosas, las hice porque eran como una explosión del alma. Si eso coincidió con el vallenato y que grabaran mis composiciones, perfecto.

‘El amor total’ es una canción que me grabó Diomedes Díaz en su penúltimo álbum. Es una canción que habla de un enamorado extrañando a un amor que se perdió en el tiempo hace muchos años, entonces la recuerda y la invoca, por eso dice “sé que en algún lugar estás pensando qué se hizo aquel que te quiso tanto”. Es una vivencia real.

¿Piensa que hoy en día el compositor tiene el reconocimiento que merece o sólo se encuentra en el aparente anonimato?

Hasta hace algunos años, 8 o 10 años atrás, estábamos en el anonimato por muchos temas. El tema de la piratería, sobre todo. Las personas compraban algún CD pirata o una memoria llena de música en donde no aparecía el nombre del compositor. Recientemente, con el movimiento de música que está fuera de contexto de lo que es la verdadera cultura vallenata, nosotros, los de mi generación hacia atrás, hemos despertado el interés de las nuevas generaciones que buscan e investigan sobre nosotros. Las redes sociales y el tema de lo audiovisual ayuda mucho. Las personas ven videos y buscan información, descubriendo así de quién son las canciones. Se interesan por contactarnos y escucharnos a nosotros los compositores que, aunque no somos cantantes, transmitimos algo distinto a lo que transmiten los intérpretes, porque nosotros ‘parimos’ las canciones.

¿Ha pensado en escribir para otro género o el vallenato siempre ha sido dominante al momento de inspirarte?

No soy un compositor que escribe obedeciendo tendencias; yo hago lo que me ‘sale’, y lo que me sale siempre es vallenato, entonces difícilmente me iría a otro género, difícilmente haría algo diferente a lo que percibí desde niño, porque lo que había en el ambiente siempre era música de acordeón, música vallenata. Quizá no me saldría una canción en otro género.

¿Qué tanto ha cambiado la música vallenata que recuerda desde la primera vez que escuchó la tonada de un acordeón?

Sí, ha habido cambios, evoluciones que tal vez son normales por la dinámica del tiempo y de los avances tecnológicos, pero hay mucha influencia de los géneros urbanos, una influencia que yo no entiendo en el vallenato, debería ser al revés. Estos géneros urbanos que obedecen a la vida moderna deberían nutrirse de música vernácula, de música folclórica y tomar elementos de ella. Pero lo que está ocurriendo es que una música folclórica como el vallenato se está dejando influenciar por géneros que son producto de la tecnología y de la dinámica urbana. Es lo que creo, mi opinión personal.

¿Cuál cree usted que fue el detonante o la razón del surgimiento de la llamada “Nueva Ola”?

Siempre que llego a este tema pongo como ejemplo a Cuba. Una isla poderosamente influyente en el tema musical. Cuba inundó de música todo el continente. El bolero y la salsa, por ejemplo, tienen orígenes en la música folclórica cubana, en los sones, en los danzones, en el son montuno y otros más. Puedes ir a Cuba hoy y te encuentras con que los cubanos introdujeron su folclor a la academia, entonces un joven interpreta los ritmos cubanos con la misma fidelidad de hace 80 o 100 años cuando nacieron, puesto que han respetado estos ritmos. Nosotros no nos hemos cuidado de eso, entonces los jóvenes no estudian, pero no los podemos culpar a ellos. Hay que estudiar de dónde venimos para que no nos influencie tanto la actualidad, pero seguramente a los jóvenes no les han dado los elementos y las herramientas desde los organismos culturales que ayuden a proteger el folclor. Entonces no los culpo tanto a ellos, sino a las generaciones anteriores que no han sido responsables de preservar ese patrimonio.

Según lo que ha expresado, no considera que esta nueva ola está dentro de los cuatro aires o que es un nuevo aire vallenato, ¿cuál considera que es su definición?

Se le dice ‘nueva ola’ a la manera de interpretarla los jóvenes porque los han influenciado unos sonidos algo discotequeros con mucha percusión y que no suena a vallenato. Deberían ponerle otro nombre porque, para las personas de mi generación, ‘nueva ola’ es un movimiento cultural, de moda y de estilo de vida que se dio a final de los 50’s o 60’s en el rock y en la balada en español que tenía por nombre ‘Nueva ola’. Luego, algún locutor “inteligente” se le ocurrió ponerle ‘nueva ola’ al vallenato de hoy que suena más urbano, pero no es otro género, es como una evolución o una deformación del vallenato de verdad para que se acomode a lo que las personas quieren consumir hoy.

¿Qué consejo le daría a un nuevo artista que incursiona en el género vallenato?

Si siente que su género es el vallenato, si le gusta, que haga lo que el entorno le inspira, pero que sepa por qué llegamos aquí, por qué estamos sonando así ahora, que sepa de dónde venimos. Que conozca quién es Luis Enrique Martínez, Chico Bolaño, Escalona… Que investigue.

 

Fragmento de la entrevista a Jacinto Leonardi Vega

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