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(Emily, 29 de abril de 2023).

Con sólo realizar un breve repaso histórico del desarrollo del teatro se puede hacer un profundo análisis y un sinfín de preguntas acerca del cambio de las narrativas dentro de este arte. Empezó de la mano con las élites colombianas y hoy, más que nunca, es abrazado totalmente por los artistas independientes de la ciudad. 

El teatro se concretó en Barranquilla finales del siglo XIX. Relevantes compañías de teatro españolas y cubanas realizaban el recorrido: “Hacer América”. Entraban al subcontinente por Barranquilla, el principal puerto colombiano de la época, para luego subir por el río Magdalena a grandes capitales sudamericanas. En el proceso ponían en escena sarzuelas, comedias y operetas. La ciudad era una entrada inevitable y la élite de inmigrantes comerciantes locales deseaba experimentar manifestaciones de arte “culto”, por lo que construyeron un teatro municipal diseñado exclusivamente para estas manifestaciones (Lignarolo, Magagna & Zeizel, 2021).  

En la actualidad, la falta de equipamientos para las artes escénicas, la demolición y abandono de salas teatrales en la ciudad sugiere el deterioro de la cultura teatral (Beatriz & Gómez, 2020). Aun así, las casas de teatro, que se pueden contar con las manos, siguen dando funciones “en pie de lucha”. 

En conversación con varios hacedores de teatro se puede empezar a construir un paisaje de la escena. Artistas se quedaron sin su teatro, como la comunidad de Bellas Artes, otros refuerzan el número de funciones para no perder su casa y escenario, como Cofradía. La necesidad de apoyo es palpable, pero también la necesidad de no dejar de contar historias. Incluso cuando algunas de las casas teatrales más importantes en Barranquilla tienen más de veinte años de trayectoría, parecen ser redescubiertas por las nuevas generaciones. 

(Afiche de programación  en Casa Teatro Cofradía, 
24 de mayo de 2023).


Uno de los puntos más relevantes es que el teatro está dejando de ser un hecho que se contempla y se está convirtiendo en una experiencia. Los teatreros, y artistas en general, tienen claro que el cambio es necesario para que cualquier campo evolucione. Este cambio empieza a germinar desde las narrativas, los formatos, las técnicas y las historias. 

 (CabareX, 11 de mayo de 2023).

“Como artista no tienes sólo el derecho, sino el deber de buscar tu propio camino (…) 

Todo artista que ha contribuido al tejido social de alguna manera ha sido porque ha buscado un camino propio” 

  •  
Albie Birmann. 

En Barranquilla directores como Albie Birmann, Joana Navarro y Nibaldo Castro han construido peldaños para impulsar estos cambios experimentando y retando con el formato y las historias de sus obras desde forma literal hasta discursiva. 

Los tres sostuvieron que lo cinematográfico influenció sus propuestas y que convertir las obras en una conversación es una pieza innovadora. Birmann y Castro visionan el futuro del teatro de la mano con nuevos elementos sensoriales, performáticos, transmedia y hasta gastronómicos. Ambos solidifican sus visiones con proyectos ya realizados. 

Mandragorart ha explorado estas nuevas posibilidades con el Cabaret de los sentidos en el podcast Disruptivo con Judy Hazbún. En dicha ocasión, ella tenía los ojos vendados y, mientras jugaban con sus sentidos del olfato, escucha y gusto, se le entrevistó. Por otro lado, Cofradía lo ha hecho con la lectura performática de Diatribas de una ausencia, donde cocinan mientras se habla de la muerte. Al final a los espectadores se les da el guiso preparado. Juegan con sentidos y sentimientos opuestos en el espectador.  

“Ahora hay mucha variedad de creación. (…) Cofradía trabaja la dramaturgia visual, sonora, eliminar la cuarta pared: obviar la liminalidad. Estar en un sólo territorio creativo. Provocar al espectador para que luego nos provoque a nosotros”. 

Nibaldo Castro. 

 (Julio, El maestro de ceremonia, 07 de octubre de 2022).

Los tres coinciden en lo raro que fue para ellos crecer y encontrar referentes, Barranquilla no tenía muchos espacios para forjarlos. Navarro dijo que el material de archivo de obras es difícil de encontrar, Castro que en su juventud los pocos grupos de teatro que habían terminaron yéndose por falta de espacios y oportunidades y Birmann sí tuvo referencias teatrales claras, pero originarias de otros países de Latinoamérica como La Prohibida o Las Reinas Chulas. 

Los tres, formados profesionalmente en el área, desde temprana edad, coinciden en que Luis Henao, “Lucho”, es un punto de referencia histórico importante en Barranquilla. Castro comentó que lo recuerda como quien lo influenció para tener su propio espacio. 

A pesar de la historia del teatro en la ciudad, los prejuicios de este arte dificultan su expansión y solidificación. Por esto, el oficio a veces no es tomado en serio. La maduración de agrupaciones teatrales fue aún más difícil que en condiciones comunes. 

Por dicha concepción errónea también es fundamental, para el progreso del teatro, la formación de público. Actrices como Liz Belkys Calvo y Angélica Sánchez recordaron que para iniciar sus carreras el apoyo de sus familias fue el primer reto. Aunque parecen anécdotas personales, ambas explican que reflejan un problema sistemático en el mundo de las artes. 

Sánchez contó otro recuerdo de hace aproximadamente diez años. En Bellas Artes realizaron un performance de literatura de poetas malditos con desnudos y una reconocida emisora barranquillera llamó a la institución un “recinto de prostitutas y marihuaneros”. Aunque la recepción al arte es más amplia actualmente, los residuos de esta forma de pensar siguen presentes. 

Cofradía por estas razones hace parte de la Escuela de Espectadores y forma público desde tempranas edades con iniciativas con un aula diferente en las salas de teatro. Birmann, por otro lado, con Mandragorart se ha presentado en instituciones como la Universidad del Norte. 

No sólo es necesario deconstruir prejuicios sobre el arte como forma de vida, hay que impulsar esta educación con el mayor alcance posible. Si los niños y los jóvenes son expuestos a escenas retadoras, buscarán resolver sus dudas dentro de este arte. 

“Me atrevería a decir que el teatro se mantiene en una zona de la ciudad y de allí no baja y tampoco sube. La mayoría de las salas están ubicadas en el sector de La Sala Teatro, Hay Macondo, el teatro municipal, que no está en funcionamiento, El Amira y Luneta 50. También hay algunos auditorios. Está concentrado en Barrio Abajo y la 72. Hay poco público en la zona sur de la ciudad. No hay cultura teatral. Y de arriba de la 72 aunque asisten algunas personas, hay que seguir convenciendolos en la vigencia del teatro”.  

  • Joana Navarro. 
(Emily, 29 de abril de 2023).

Los directores dejaron claro que su mayor referente fue su vida misma. Sus propuestas son la representación de una frase de Castro: “El Caribe es muy real, no es ficticio”. Los tres directores exploran diferentes realidades de Barranquilla, algunas de ellas nunca antes o rara vez tratadas en la región Caribe, como la LGTBIQ+ o la mirada femenina, y revisitas al contexto social doliente colombiano. 

Por otro lado, las actrices Liz Belkys Calvo y Angélica Sánchez, y la directora Joana Navarro hablaron de la necesidad por mayor representación de mujeres y de mayor espacio para sus voces. Calvo explicó que de varias puestas en escena que ha vivido, una de las más relevantes por su peso narrativo es Victoria, que retrata la vida de una mujer negra esclava en épocas antiguas. 

Sánchez explicó que al también ser socióloga y defensora de derechos humanos ha tenido la oportunidad de hacer performances que exploren la desgarradora realidad de los feminicidios y la violencia de género. Navarro también resaltó como seguido diferentes personas se le acercaban para decirles lo identificados que se sentían con personajes de la obra Emily. De la escasez de una historia tan representativa para muchas generaciones empezó su motivación para escribirla.

Propuestas como Emily y CabareX son las primeras en tratar perspectivas LGTBIQ+ en Barranquilla y para públicos tan distintos. Tanto Navarro como Birmann afirmaron nunca haber visto a nadie antes representar en la ciudad historias de la comunidad o de ese tipo en general. Algo tan humano como el homo-erotismo de CabareX no había sido retratado antes en el teatro y algo tan común el reconocimiento de la sexualidad en la preadolescencia tampoco. 

Para Cofradía con Aún Es Miércoles en Macondo se exploró la soledad del bullicio. Aunque realiza una adaptación de La Hojarasca, para muchos jóvenes que la ven, la entienden a un nivel personal por su discurso y cercanía con situaciones costeñas. 

(Aún es miércoles en Macondo, 1° de octubre de 2022).

Sánchez destacó los actos de los jóvenes de Bellas Artes. Al perder su espacio de aprendizaje, en protesta, llenaron de cinta la entrada de la institución, para metaforizar la incomodidad que ellos sentían. Explicó que la narrativa de estudiantes y grupos de bajos estratos es contrastante y necesaria, amplía la realidad social. Ella misma explicó sobre cómo decidió escribir una obra sobre la influencia del paramilitarismo en la Universidad del Atlántico. Puntualizó que es trabajo del arte y el teatro cubrir temas que nadie más se atreve. 

Todos los directores y actrices tuvieron algo en común y fue hacer mención de que el teatro no es sólo un entretenimiento, es una herramienta de transformación. Las narrativas incluso si se realizan desde lo más personal, se verán permeadas por el contexto social de sus autores. 

La novedad de las narrativas es un imán para nuevos públicos. La mayoría de directores estuvo de acuerdo en que todo lo que no es Carnaval parece ser alternativo para los espectadores. 

 “Hay algo del teatro colombiano y es que estamos un poco obsesionados con contar historias que ya se han contado”. 

  • Joana Navarro

El teatro puede seguir cayendo en la espiral sin fondo a la que se dirige o puede ser atrapado por un delgado, pero fuerte hilo de esperanza. La mayor responsabilidad recae en las nuevas generaciones de hacedores y espectadores. 

Para nadie es un secreto que desde la pandemia no se abría El Portafolio de Estímulos, que los únicos dos teatros en el sentido literal de la palabra ya no están abiertos: el de Bellas Artes y el de Amira de la Rosa, que no existe la infraestructura y las políticas culturales apropiadas para promover el crecimiento del teatro en Barranquilla. Pero tampoco es un secreto que sí hay casas teatrales, agrupaciones y proyectos independientes educando espectadores, contando nuevas historias y utilizando elementos desconocidos para realizar propuestas innovadoras.  

A pesar de la existencia de estos grupos, son mínimas las personas que pueden tener esta capacidad o posibilidades de autogestión por lo que claramente la exigencia al estado jamás debería detenerse, sin embargo, es momento de aprovechar la inconformidad de las nuevas generaciones para apreciar y apoyar el oficio teatral, que se anima a decir lo que no se habla.  

(CabareX, 11 de mayo de 2023).

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