Miguel Veloza se llevó la medalla de oro en la categoría masculina de Tenis de Campo. En conversación con El Punto, el estudiante de Ingeniería Civil, quien cursa cuarto semestre, habló sobre su pasión por este deporte y su camino para alcanzar la máxima distinción en las Olimpiadas Deportivas Uninorte 2017.
¿Como y cuando te interesaste por el tenis?
Mi pasión por el tenis nace de una tarde con mi papá viendo jugar a Rafa Nadal, y desde ahí quedo enamorado. Yo vivía en Bogotá en ese entonces, y en el colegio había escuela y de ahí empecé a entrenar. Luego pasé a un club en dicha ciudad, y cuando volví a Barranquilla, empecé a practicar en el Parque Eugenio Macías. Ya llevo practicando este deporte aproximadamente 7 años, y realmente estudio lo que estudio gracias al deporte.
Dices que estudias Ingeniería gracias al Tenis. ¿Por qué?
Porque mi sueño como tal es construir un estadio o un complejo donde jugadores importantes jueguen y yo pueda decir que estuve a cargo de ese proyecto. La idea es fomentar este deporte y la mejor manera que encontré y con mis capacidades es siendo ingeniero civil.
Y cuando entraste a la Universidad del Norte, ¿inmediatamente ingresaste al grupo de Tenis de Campo?
Yo sabía que existían los Juegos Universitarios ASCUN. Quería participar, pero primero hay que pasar por un proceso. Algunos llegan a Selección A, que es la máxima categoría en un grupo de tenis de la Universidad del Norte. Yo empecé en la B. Quería jugar los Departamentales, así que me tocó ganarme el cupo ganándole a jugadores de “La A”.
¿Crees que el tenis es un deporte complicado?
Sí, principalmente porque estás solo. Todo lo que pasa ocurre por ti. Tú eres el que permite y crea las situaciones. La gente piensa que es una raqueta y una bola, pero apenas la tocan se dan cuenta que es muy difícil.
¿Las del 2017 fueron tus primeras olimpiadas?
No, las segundas. El año pasado las jugué, perdí en semifinales con Jorge Peña, y me propuse poder ganarlas este año.
¿Estás satisfecho con tu desempeño en las olimpiadas?
Sí, porque es uno de los logros que quería cumplir aquí en la universidad. Yo estuve en los Juegos Regionales en Valledupar, y las cosas no se me dieron, pero vine aquí, con cabeza fría, y lo tomé como una revancha. Cuando gané no supe ni como reaccionar. Uno siempre piensa qué va a hacer si gana, como qué vas a decir o si te vas a tirar, pero en ese momento todo pasó tan rápido que sólo alcé los brazos y le sonreí a mis amigos.
¿Estas olimpiadas fueron exigentes?
Mi cuadro fue uno de los más exigentes. En la primera ronda jugué con Quentin Durier, un francés que estudia Maestría, siguiendo con Gianfranco Caramés, jugador de la Selección A. La siguiente ronda fue con Carlos Gómez, y la semifinal fue Emmanuel Rivera, que es mi amigo. Yo estaba nervioso y, aunque siempre le había ganado, sentía que siempre venía en buena forma y su nivel venía aumentando. Tenía miedo, pero en el momento en que se entra a la cancha todo eso se pierde.
“Mi sueño como tal es construir un estadio o un complejo donde jugadores importantes jueguen y yo pueda decir yo estuve a cargo de ese proyecto”
¿Contra quién fue la final?
La final fue contra Santiago Bohórquez. Él siempre me había ganado. Ocurría la situación contraria porque cuando yo llegué a la Universidad del Norte, la cancha era diferente a la del parque donde entrenaba. La superficie era diferente y para ese tiempo había brisas. No era excusa, pero él me ganaba fácilmente. Yo me decía que esta era mi revancha, que no podía perder la medalla de oro que tanto estaba esperando.
¿Qué viene para Miguel Veloza en su futuro como tenista?
La idea es seguir entrenando hasta después de Maestría, y también que el otro año podamos ir a los Juegos Nacionales.
