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Por: Joshua Cruz, Lorna Campo y Sofía Castillo

Barranquilla, conocida como “La Arenosa” y cuna de importantes figuras del carnaval y la cultura colombiana, ha visto en los últimos años un preocupante declive en sus espacios culturales más conocidos.

Edificios emblemáticos como el Teatro Amira de la Rosa, el Museo del Caribe y el Museo de Arte Moderno de Barranquilla (MAMB) han cerrado sus puertas, sumiendo a la ciudad en un silencio cultural que contrasta con su vibrante pasado.

¿Pero, representa el cierre de estos espacios una muerte o una crisis cultural para Barranquilla?

¿Será que en Barranquilla los ciudadanos son alérgicos a la cultura por fuera del carnaval y el fútbol? 

Si bien es cierto que se ha presentado un abandono por parte de la Alcaldía a estos espacios clásicos de la ciudad, Barranquilla no se queda sin cultura. Es más, los espacios culturales de Barranquilla están volviendo a tomar fuerte tras la pandemia. Es cuestión de saber mirar

Gigantes caídos:

Es indiscutible lo desalentador que puede sentirse que los centros culturales más reconocidos de la ciudad reciban hoy a sus ciudadanos con las puertas cerradas. Se ha visto como uno tras otro caen en el descuido y posteriormente cierre con un futuro incierto.

El teatro Amira de la Rosa parece ser, entre ellos el espacio con el futuro más claro. Fue Inaugurado en el 25 de junio de 1982 por el Banco de la República gracias a la convocatoria por parte de la Sociedad de Mejoras Publicas en Barranquilla. Dotado con grandes espacios y un telón de boca pintado por el mismísimo Alejandro Obregón, el Amira pasó a ser uno de los edificios insignia de Barranquilla. Lastimosamente por necesidades de renovación a sus instalaciones tuvo que cerrar sus puertas en 2016.

Sin embargo, sabemos que el teatro está en buenas manos bajo la administración del Banco de la República cuyos directivos han puesto en acción un plan especial de manejo y protección para poder abrir sus puertas en años próximos.

Pero, por otro lado, El museo del Caribe y El museo de Arte Moderno no cuentan con su misma suerte. Si bien ambos están en proceso de restauración a manos de la Gobernación del Atlántico, no hay información muy concisa sobre que se está haciendo y el tiempo de duración de la restauración.

¿Qué sucedió?

 Las raíces del problema son complejas y multifacéticas, pero algunos de los factores que más inciden son:

Falta de apoyo gubernamental: La inversión pública en cultura ha sido históricamente insuficiente, dejando a los espacios culturales dependientes de recursos propios que, en muchos casos, resultan escasos para su mantenimiento y operación.

Dificultades financieras: La baja afluencia de público y la dificultad para generar ingresos propios han llevado al cierre de varios espacios culturales. El público, por su parte, siente que se ve afectado por la falta de promoción y la escasa oferta cultural de calidad.

Infraestructura deficiente: Muchos de los espacios culturales que aún permanecen abiertos presentan problemas de infraestructura que dificultan su funcionamiento y ponen en riesgo la seguridad de los usuarios.

Falta de articulación: No existe una política cultural clara y articulada que promueva la creación, el desarrollo y el fortalecimiento de los espacios culturales en la ciudad.

Espacios culturales conocidos que se mantienen:
Que veamos cerrados, o en pausa a algunos espacios no representa a todo el panorama. Decir que a Barranquilla se le acaba la cultura sería un error. Incluso si no contamos pequeños espacios emergentes, Barranquilla sigue llena de espacios que año tras año les dan la oportunidad a sus ciudadanos de vivir su cultura, aprender cosas nuevas y pasar un buen rato. El edificio de La Aduana, por ejemplo, se mantiene fuerte y activa. Inaugurada en 1921 y restaurada en 1980, este complejo cultural ha mantenido sus puertas abiertas con variedad de eventos, entre ellos, la Feria del libro de nuestra ciudad. Además, la Aduana también acoge al CIMU, Centro Interactivo de Memoria Urbana.

El Museo Romántico y su gran muestra de amor hacia Barranquilla casi que acompaña la lista de espacios cerrados y descuidados. Para la fortuna de los ciudadanos ha sido reabierto de la mano de la Fundación Museo Cultural de Barranquilla y las donaciones a través de Vaqui. Un espacio que nos demuestra que las puertas cerradas no siempre son eternas y, un espacio que Barranquilla debe cuidar para mantener.

La Cinemateca del Caribe es otra fundación reconocida por los barranquilleros. Desde 1986 se dedica a promover y divulgar el cine en la región caribe y cuenta también con el apoyo del Ministerio de Cultura, la alcaldía y la gobernación del Atlántico.

Así como existen estos espacios se podría hablar de La Cueva, un centro cultural dinamizador de eventos literarios, musicales y artísticos, del Malecón, el gran espacio turístico y recreativo, de los distintos parques y cómo no de las múltiples y distintas agrupaciones culturales y artísticas que siguen moviendo a Barranquilla. Teniendo a estos espacios en cuenta la perspectiva cambia a algo menos desalentador.

Espacios culturales y dónde encontrarlos:

Ante el panorama desalentador, no se debe olvidar que la cultura, que nunca ha sido algo estático ni controlable, no vendrá únicamente de la mano de estos espacios establecidos. La cultura florecerá donde se encuentre la gente, donde se encuentre la vida. Y, vida, es algo de lo que Barranquilla está llena.

Barranquilla, tiene a su disposición diferentes espacios para que sus ciudadanos vivan y se acerquen a su cultura que no dependen de la alcaldía ni el departamento para su funcionamiento.

Espacios como Casa Morón, Casa Verde del Prado, La Fundación Luneta 50, Barrio abajo tour, Nido de libros, Dos mangos, City lover… Son algunos de los varios nombres de espacios que surgen y resuenan dentro de la ciudad.

Algo que puede ser tan común como una caminata por la ciudad puede convertirse en un viaje hacia el pasado de esta.

Recordando que los espacios culturales no son solamente los museos, también son las librerías, los tours, los talleres de arte y de lectura. Son el conocimiento de nuestra ciudad y son espacios que pueden surgir hasta de empezar a mirar con atención la arquitectura que nos rodea.

Un Llamado a la acción:

La sostenibilidad de la Aduana, la Cinemateca del Caribe y el Museo Romántico se basa en una combinación de financiación adecuada, gestión cultural efectiva y conservación responsable del patrimonio. El éxito de estos espacios radica en su capacidad para adaptarse a las necesidades cambiantes de la comunidad, ofrecer una programación cultural atractiva y diversa, y convertirse en centros de encuentro y diálogo para el fortalecimiento de la identidad cultural barranquillera.

Ahora, tanto esos espacios más grandes, como los independientes viven de la iniciativa ciudadana, del interés por seguir disfrutando y eso, no lo auspicia tampoco la gobernación. Si los ciudadanos de Barranquilla desean que estos proyectos se mantengan, deben buscarlos y apoyarlos. En Barranquilla sí hay un problema con el mantenimiento y cuidado de sus grandes sedes culturales. Más es una ciudad que, ni siquiera si lo intentase podría quedarse sin cultura. Las raíces de los árboles de almendro siempre encuentran la manera de resquebrajar el pavimento, y, la cultura en Barranquilla siempre encontrará una manera para encontrarse un lugar entre las dificultades. 

Barranquilla, conocida como “La Arenosa” y cuna de importantes figuras del carnaval y la cultura colombiana, ha visto en los últimos años un preocupante declive en sus espacios culturales más conocidos.

Edificios emblemáticos como el Teatro Amira de la Rosa, el Museo del Caribe y el Museo de Arte Moderno de Barranquilla (MAMB) han cerrado sus puertas, sumiendo a la ciudad en un silencio cultural que contrasta con su vibrante pasado.

¿Pero, representa el cierre de estos espacios una muerte o una crisis cultural para Barranquilla?

¿Será que en Barranquilla los ciudadanos son alérgicos a la cultura por fuera del carnaval y el fútbol? 

Si bien es cierto que se ha presentado un abandono por parte de la alcaldía a estos espacios clásicos de la ciudad, Barranquilla no se queda sin cultura. Es más, los espacios culturales de Barranquilla están volviendo a tomar fuerte tras la pandemia. Es cuestión de saber mirar

Gigantes caídos:

Es indiscutible lo desalentador que puede sentirse que los centros culturales más reconocidos de la ciudad reciban hoy a sus ciudadanos con las puertas cerradas. Se ha visto como uno tras otro caen en el descuido y posteriormente cierre con un futuro incierto.

El teatro Amira de la Rosa parece ser, entre ellos el espacio con el futuro más claro. Fue Inaugurado en el 25 de junio de 1982 por el Banco de la República gracias a la convocatoria por parte de la Sociedad de Mejoras Publicas en Barranquilla. Dotado con grandes espacios y un telón de boca pintado por el mismísimo Alejandro Obregón, el Amira pasó a ser uno de los edificios insignia de Barranquilla. Lastimosamente por necesidades de renovación a sus instalaciones tuvo que cerrar sus puertas en 2016.

Sin embargo, sabemos que el teatro está en buenas manos bajo la administración del Banco de la República cuyos directivos han puesto en acción un plan especial de manejo y protección para poder abrir sus puertas en años próximos.

Pero, por otro lado, El museo del Caribe y El museo de Arte Moderno no cuentan con su misma suerte. Si bien ambos están en proceso de restauración a manos de la Gobernación del Atlántico, no hay información muy concisa sobre que se está haciendo y el tiempo de duración de la restauración.

¿Qué sucedió?

 Las raíces del problema son complejas y multifacéticas, pero algunos de los factores que más inciden son:

Falta de apoyo gubernamental: La inversión pública en cultura ha sido históricamente insuficiente, dejando a los espacios culturales dependientes de recursos propios que, en muchos casos, resultan escasos para su mantenimiento y operación.

Dificultades financieras: La baja afluencia de público y la dificultad para generar ingresos propios han llevado al cierre de varios espacios culturales. El público, por su parte, siente que se ve afectado por la falta de promoción y la escasa oferta cultural de calidad.

Infraestructura deficiente: Muchos de los espacios culturales que aún permanecen abiertos presentan problemas de infraestructura que dificultan su funcionamiento y ponen en riesgo la seguridad de los usuarios.

Falta de articulación: No existe una política cultural clara y articulada que promueva la creación, el desarrollo y el fortalecimiento de los espacios culturales en la ciudad

Espacios culturales conocidos que se mantienen:
Que veamos cerrados, o en pausa a algunos espacios no representa a todo el panorama. Decir que a Barranquilla se le acaba la cultura sería una falacia. Incluso si no contamos pequeños espacios emergentes, Barranquilla sigue llena de espacios que año tras año les dan la oportunidad a sus ciudadanos de vivir su cultura, aprender cosas nuevas y pasar un buen rato. El edificio de La Aduana, por ejemplo, se mantiene fuerte y activo. Inaugurado en 1921 y restaurado en 1980, este complejo cultural ha mantenido sus puertas abiertas con variedad de eventos, entre ellos, la Feria del libro de nuestra ciudad. Además, la Aduana también acoge al CIMU, Centro Interactivo de Memoria Urbana.

El Museo Romántico y su gran muestra de amor hacia Barranquilla casi que acompaña la lista de espacios cerrados y descuidados. Para la fortuna de los ciudadanos ha sido reabierto de la mano de la Fundación Museo Cultural de Barranquilla y las donaciones a través de Vaqui. Un espacio que nos demuestra que las puertas cerradas no siempre son eternas y, un espacio que Barranquilla debe cuidar para mantener.

La Cinemateca del Caribe es otra fundación reconocida por los barranquilleros. Desde 1986 se dedica a promover y divulgar el cine en la región caribe y cuenta también con el apoyo del Ministerio de Cultura, la alcaldía y la gobernación del Atlántico.

Así como existen estos espacios se podría hablar de La Cueva, un centro cultural dinamizador de eventos literarios, musicales y artísticos, del Malecón, el gran espacio turístico y recreativo, de los distintos parques y cómo no de las múltiples y distintas agrupaciones culturales y artísticas que siguen moviendo a Barranquilla. Teniendo a estos espacios en cuenta la perspectiva cambia a algo menos desalentador.

Espacios culturales y dónde encontrarlos:

Ante el panorama desalentador, no se debe olvidar que la cultura, que nunca ha sido algo estático ni controlable, no vendrá únicamente de la mano de estos espacios establecidos. La cultura florecerá donde se encuentre la gente, donde se encuentre la vida. Y, vida, es algo de lo que Barranquilla está llena.

Barranquilla, tiene a su disposición diferentes espacios para que sus ciudadanos vivan y se acerquen a su cultura que no dependen de la alcaldía ni el departamento para su funcionamiento.

Espacios como Casa Morón, Casa Verde del Prado, La Fundación Luneta 50, Barrio abajo tour, Nido de libros, Dos mangos, City lover… Son algunos de los varios nombres de espacios que surgen y resuenan dentro de la ciudad.

Algo que puede ser tan común como una caminata por la ciudad puede convertirse en un viaje hacia el pasado de esta.

Recordando que los espacios culturales no son solamente los museos, también son las librerías, los tours, los talleres de arte y de lectura. Son el conocimiento de nuestra ciudad y son espacios que pueden surgir hasta de empezar a mirar con atención la arquitectura que nos rodea.

Un Llamado a la acción:

La sostenibilidad de la Aduana, la Cinemateca del Caribe y el Museo Romántico se basa en una combinación de financiación adecuada, gestión cultural efectiva y conservación responsable del patrimonio. El éxito de estos espacios radica en su capacidad para adaptarse a las necesidades cambiantes de la comunidad, ofrecer una programación cultural atractiva y diversa, y convertirse en centros de encuentro y diálogo para el fortalecimiento de la identidad cultural barranquillera.

Ahora, tanto esos espacios más grandes, como los independientes viven de la iniciativa ciudadana, del interés por seguir disfrutando y eso, no lo auspicia tampoco la gobernación. Si los ciudadanos de Barranquilla desean que estos proyectos se mantengan, deben buscarlos y apoyarlos. En Barranquilla sí hay un problema con el mantenimiento y cuidado de sus grandes sedes culturales. Más es una ciudad que, ni siquiera si lo intentase podría quedarse sin cultura. Las raíces de los árboles de almendro siempre encuentran la manera de resquebrajar el pavimento, y, la cultura en Barranquilla siempre encontrará una manera para encontrarse un lugar entre las dificultades. 

Barranquilla, conocida como “La Arenosa” y cuna de importantes figuras del carnaval y la cultura colombiana, ha visto en los últimos años un preocupante declive en sus espacios culturales más conocidos.

Edificios emblemáticos como el Teatro Amira de la Rosa, el Museo del Caribe y el Museo de Arte Moderno de Barranquilla (MAMB) han cerrado sus puertas, sumiendo a la ciudad en un silencio cultural que contrasta con su vibrante pasado.

¿Pero, representa el cierre de estos espacios una muerte o una crisis cultural para Barranquilla?

¿Será que en Barranquilla los ciudadanos son alérgicos a la cultura por fuera del carnaval y el fútbol? 

Si bien es cierto que se ha presentado un abandono por parte de la alcaldía a estos espacios clásicos de la ciudad, Barranquilla no se queda sin cultura. Es más, los espacios culturales de Barranquilla están volviendo a tomar fuerte tras la pandemia. Es cuestión de saber mirar

Gigantes caídos:

Es indiscutible lo desalentador que puede sentirse que los centros culturales más reconocidos de la ciudad reciban hoy a sus ciudadanos con las puertas cerradas. Se ha visto como uno tras otro caen en el descuido y posteriormente cierre con un futuro incierto.

El teatro Amira de la Rosa parece ser, entre ellos el espacio con el futuro más claro. Fue Inaugurado en el 25 de junio de 1982 por el Banco de la República gracias a la convocatoria por parte de la Sociedad de Mejoras Publicas en Barranquilla. Dotado con grandes espacios y un telón de boca pintado por el mismísimo Alejandro Obregón, el Amira pasó a ser uno de los edificios insignia de Barranquilla. Lastimosamente por necesidades de renovación a sus instalaciones tuvo que cerrar sus puertas en 2016.

Sin embargo, sabemos que el teatro está en buenas manos bajo la administración del Banco de la República cuyos directivos han puesto en acción un plan especial de manejo y protección para poder abrir sus puertas en años próximos.

Pero, por otro lado, El museo del Caribe y El museo de Arte Moderno no cuentan con su misma suerte. Si bien ambos están en proceso de restauración a manos de la Gobernación del Atlántico, no hay información muy concisa sobre que se está haciendo y el tiempo de duración de la restauración.

¿Qué sucedió?

 Las raíces del problema son complejas y multifacéticas, pero algunos de los factores que más inciden son:

Falta de apoyo gubernamental: La inversión pública en cultura ha sido históricamente insuficiente, dejando a los espacios culturales dependientes de recursos propios que, en muchos casos, resultan escasos para su mantenimiento y operación.

Dificultades financieras: La baja afluencia de público y la dificultad para generar ingresos propios han llevado al cierre de varios espacios culturales. El público, por su parte, siente que se ve afectado por la falta de promoción y la escasa oferta cultural de calidad.

Infraestructura deficiente: Muchos de los espacios culturales que aún permanecen abiertos presentan problemas de infraestructura que dificultan su funcionamiento y ponen en riesgo la seguridad de los usuarios.

Falta de articulación: No existe una política cultural clara y articulada que promueva la creación, el desarrollo y el fortalecimiento de los espacios culturales en la ciudad

Espacios culturales conocidos que se mantienen:
Que veamos cerrados, o en pausa a algunos espacios no representa a todo el panorama. Decir que a Barranquilla se le acaba la cultura sería una falacia. Incluso si no contamos pequeños espacios emergentes, Barranquilla sigue llena de espacios que año tras año les dan la oportunidad a sus ciudadanos de vivir su cultura, aprender cosas nuevas y pasar un buen rato. El edificio de La Aduana, por ejemplo, se mantiene fuerte y activa. Inaugurada en 1921 y restaurada en 1980, este complejo cultural ha mantenido sus puertas abiertas con variedad de eventos, entre ellos, la Feria del libro de nuestra ciudad. Además, la Aduana también acoge al CIMU, Centro Interactivo de Memoria Urbana.

El Museo Romántico y su gran muestra de amor hacia Barranquilla casi que acompaña la lista de espacios cerrados y descuidados. Para la fortuna de los ciudadanos ha sido reabierto de la mano de la Fundación Museo Cultural de Barranquilla y las donaciones a través de Vaqui. Un espacio que nos demuestra que las puertas cerradas no siempre son eternas y, un espacio que Barranquilla debe cuidar para mantener.

La Cinemateca del Caribe es otra fundación reconocida por los barranquilleros. Desde 1986 se dedica a promover y divulgar el cine en la región caribe y cuenta también con el apoyo del Ministerio de Cultura, la alcaldía y la gobernación del Atlántico.

Así como existen estos espacios se podría hablar de La Cueva, un centro cultural dinamizador de eventos literarios, musicales y artísticos, del Malecón, el gran espacio turístico y recreativo, de los distintos parques y cómo no de las múltiples y distintas agrupaciones culturales y artísticas que siguen moviendo a Barranquilla. Teniendo a estos espacios en cuenta la perspectiva cambia a algo menos desalentador.

Espacios culturales y dónde encontrarlos:

Ante el panorama desalentador, no se debe olvidar que la cultura, que nunca ha sido algo estático ni controlable, no vendrá únicamente de la mano de estos espacios establecidos. La cultura florecerá donde se encuentre la gente, donde se encuentre la vida. Y, vida, es algo de lo que Barranquilla está llena.

Barranquilla, tiene a su disposición diferentes espacios para que sus ciudadanos vivan y se acerquen a su cultura que no dependen de la alcaldía ni el departamento para su funcionamiento.

Espacios como Casa Morón, Casa Verde del Prado, La Fundación Luneta 50, Barrio abajo tour, Nido de libros, Dos mangos, City lover… Son algunos de los varios nombres de espacios que surgen y resuenan dentro de la ciudad.

Algo que puede ser tan común como una caminata por la ciudad puede convertirse en un viaje hacia el pasado de esta.

Recordando que los espacios culturales no son solamente los museos, también son las librerías, los tours, los talleres de arte y de lectura. Son el conocimiento de nuestra ciudad y son espacios que pueden surgir hasta de empezar a mirar con atención la arquitectura que nos rodea.

Un Llamado a la acción:

La sostenibilidad de la Aduana, la Cinemateca del Caribe y el Museo Romántico se basa en una combinación de financiación adecuada, gestión cultural efectiva y conservación responsable del patrimonio. El éxito de estos espacios radica en su capacidad para adaptarse a las necesidades cambiantes de la comunidad, ofrecer una programación cultural atractiva y diversa, y convertirse en centros de encuentro y diálogo para el fortalecimiento de la identidad cultural barranquillera.

Ahora, tanto esos espacios más grandes, como los independientes viven de la iniciativa ciudadana, del interés por seguir disfrutando y eso, no lo auspicia tampoco la gobernación. Si los ciudadanos de Barranquilla desean que estos proyectos se mantengan, deben buscarlos y apoyarlos. En Barranquilla sí hay un problema con el mantenimiento y cuidado de sus grandes sedes culturales. Más es una ciudad que, ni siquiera si lo intentase podría quedarse sin cultura. Las raíces de los árboles de almendro siempre encuentran la manera de resquebrajar el pavimento, y, la cultura en Barranquilla siempre encontrará una manera para encontrarse un lugar entre las dificultades. 

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Comunicador social-periodista (1986), Magíster en Comunicación (2010), con 34 años de experiencia periodística, 24 de ellos como redactor de planta del diario El Tiempo (y ADN), en Barranquilla (Colombia). Docente de Periodismo en el programa de Comunicación Social (Universidad del Norte) desde 2002.

jfranco@uninorte.edu.co

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