Redacción El Punto
El compositor italiano Ennio Morricone murió hoy, lunes, en Roma a los 91 años de edad. Como legado deja cientos de bandas sonoras que le consagran para siempre como uno de los artistas más importantes e influyentes de la historia del cine.
El maestro, nacido el 11 noviembre de 1928 en Roma, falleció en una habitación de la clínica romana Campus Bio Médico, del Opus Dei, donde estaba ingresado tras fracturarse un fémur en una caída.
Morricone estudió en el Conservatorio Santa Cecilia bajo la dirección de Goffredo Alessandrini y se diplomó en composición, trompeta y canto coral.
Comenzó como compositor de música sinfónica y de cámara, extendió su actividad a la música ligera y trabajó además de arreglista de cantantes como Gianni Morandi o Jimmy Fontana.
Su primera incursión en el mundo del cine, al que quedaría para siempre vinculado, se produjo en 1961 con la banda de la película “Il federale” de Luciano Salcio y acabaría fraguando una estrecha colaboración con otros cineastas como Marco Bellocchio o Bernardo Bertolucci.
Su gran éxito llegó con el padre del “spaghetti western”, Sergio Leone, de quien fue compañero de escuela en Roma.
Para él compuso las dramáticas bandas de al “Trilogía del Dólar”, spaghetti western protagonizada por Clint Eastwood: “Per un pugno di dollari” (1964), “Per qualche dollaro in più” (1965) e “Il buono, il brutto, il cattivo” (1966).
Ya consagrado como uno de los más prestigiosos compositores de la historia del cine, trabajó con otros directores como Pier Paolo Pasolini, Lina Wertmuller, Roman Polanski, Oliver Stone y Pedro Almodóvar en “Átame” (1990).
Algunas de sus aportaciones más célebres son las composiciones para la cinta “Nuovo Cinema Paradiso” (1988), de Giuseppe Tornatore; la obra maestra de Bernardo Bertolucci, “Novecento” (1976), o la historia de aquel misionero jesuita de “The Mission” (1986).
En sus estanterías lucen decenas de premios, como tres Grammy, cuatro Globos de Oro y un León de Oro de Venecia, consagrándole como uno de los grandes compositores de la historia del cine.
En 2006 recibió el Óscar honorífico y una década después, en 2016, lo ganó por la banda sonora de “The Hateful Eight” (2015) de Quentin Tarantino.
Este año había sido galardonado con el Premio Princesa de Asturias de las Artes 2020 junto a otro de los grandes compositores, el estadounidense John Williams, y pretendía acudir a recogerlo.