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Por Ailín Pinto, Ana Gabriel González, Gabriela Torres, Maria Fernanda Charris y Kathryna Estrada. 

Los requisitos de puntajes altos en las pruebas del estado, una estratificación socioeconómica específica y el hecho de tener una sola universidad pública en la ciudad dificultan el acceso de los bachilleres barranquilleros a la educación superior.

632 personas en Barranquilla accedieron a becas en el 2015 a través del programa Ser Pilo Paga: 416 estudiantes las usaron en instituciones privadas y 216, en públicas, según datos de la Alcaldía.

La comparación entre ese número de beneficiarios y los cerca de tres millones de personas jóvenes censadas por el Dane en el Atlántico en el 2020 dejan ver la limitada oferta de becas para las juventudes en el departamento. Entre seis y ocho estudiantes dentro de una promoción de 190 logran acceder anualmente a educación superior gratuita, dijo la coordinadora académica de la Normal Superior La Hacienda, Gladys Santander. 

En el plano nacional, el programa Generación E ha beneficiado desde el año 2019 hasta el presente a más de 200.000 jóvenes: 189.540 a través del componente de Equidad y 10.815 a través del componente de Excelencia, según el Ministerio de Educación. Tomando en cuenta que hay más de 800 mil estudiantes en grado once, según la última actualización del Ministerio de Educación con corte al 2020, el programa Generación E no cubre ni la tercera parte de la demanda estudiantil colombiana.

Hay más becas aparte de Generación E, pero aún así, al ser el beneficio más importante del Estado, debería ser más alcanzable; solamente hay 8.813 personas becadas.  La beca de Generación E resulta muy atractiva para las juventudes ⎯en muchos casos constituye la única opción para acceder a la universidad⎯ porque es una de las pocas que cubre el 100% del acceso a estudios. 

Ahora, los puntajes no garantizan el acceso a la universidad pública; el Estado demanda más requisitos para ser un beneficiario académico. La Beca de Generación E, por ejemplo, pide un puntaje de Sisbén igual o menor a 57.21 y pertenecer al estrato uno o dos. Esto hace que no todos los estudiantes que hayan logrado cumplir con el requisito académico puedan acceder al beneficio. Además, no todos los bachilleres que se ganan una beca pueden hacer uso de ella. Factores como la falta de transporte y de sostenimiento hacen que la dificultad se agrave.

Otro factor asociado a la complejidad para ingresar a una universidad es la calidad de educación que reciben los estudiantes en su formación académica básica. En respuesta a este problema, el alcalde de Barranquilla, Jaime Pumarejo, le aseguró el 24 de febrero a Región Caribe que va a dar más de 8000 becas para asegurar que los niños tengan un futuro “promisorio”. El alcalde ha planteado estrategias como “Universidad al Barrio”, que es un programa que ofrece cercanía y educación gratuita a 10.000 estudiantes de la ciudad. Aún se espera el impacto de esos programas en la población estudiantil barranquillera que se encuentran en estado de vulnerabilidad.

Barranquilla no cuenta con suficientes universidades públicas 

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La estudiante de quinto semestre de Lenguas Extranjeras, Laurianis Florez en la Universidad del Atlántico. Foto tomada por Maria Fernanda Charris.

La estudiante de quinto semestre de Lenguas Extranjeras Laurianis Florez repasa sus notas en el Bloque H de la Universidad del Atlántico el jueves 19 de mayo (El Punto/ Maria Fernanda Charris).

La Universidad del Atlántico (UA) es la única de carácter público en la ciudad. Esta única opción impone más inconvenientes para su ingreso que las instituciones privadas.

Obstáculos como el resultado de las Pruebas Icfes, la infraestructura, la mala administración que desencadena en paros estudiantiles y los exámenes de admisión hacen que no todos los jóvenes quieran o logren acceder. Pese a que algunas personas superan estos retos, no se les asegura la entrada a la universidad porque no hay suficientes cupos para la demanda de estudiantes que optan por ingresar. 

El indicador de deserción de la UA en el periodo de 2018 fue de 57,22 %, según la misma institución.

El caso de Milagros Hernandez, una exalumna de esa institución, ilustra que varias personas estudian lo que no quieren o no estudian. Hernandez se postuló a dicha universidad en busca de ingresar al programa de Nutrición y Dietética. Consideró como segunda opción Química y Farmacia. La UA la dejó en lista de espera con el programa de nutrición, puesto que los cupos eran limitados. 

Según Milagros, eran alrededor de 27, y no correspondían ni a la cuarta parte de las personas que se postulaban, que eran más de 120. La UA se negó a verificar la exactitud de estas cifras. Aunque Hernandez fue admitida en el programa que tenía como segunda opción, la estudiante terminó desertando académicamente porque no se sentía cómoda en la carrera.

El testimonio de una estudiante de décimo grado del colegio Maria Inmaculada deja ver que el sistema educativo barranquillero no le está garantizando completamente el derecho a la educación superior a los jóvenes. “En caso de no ganarme una beca, tengo que trabajar para poder pagar la universidad”, dijo María Ibarra.

La Secretaría de Educación de Barranquilla se negó a responder de manera eficiente a las denuncias de este reportaje.

Pocas opciones educativas profesionales

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El panorama resulta incierto y preocupante en torno a la educación para las actuales y próximas generaciones de barranquilleros. A pesar de que existen instituciones y corporaciones públicas como el SENA, ITSA, Corporación Educativa CADES, la Corporación Educativa del Prado y la Universidad del Atlántico, los estudiantes prefieren las universidades privadas. Tres estudiantes de once grado del colegio privado Nuestra Señora de Las Mercedes coincidieron en ese punto, pero difirieron en que sus padres pueden garantizarles sus estudios. 

El alumno de once grado de la escuela Normal Superior La Hacienda, Jean Carlos Carrillo, expresó que “la Universidad de la Costa tiene un buen nivel y es la que más llama mi atención”. También manifestó que las universidades públicas no están al nivel de las privadas, lo cual genera desconfianza en los estudiantes a la hora de escoger la institución.

El Secretario Distrital de Educación de Cali, José Lenis, explicó en Las2Orillas que la preferencia de los estudiantes se debe a que las universidades públicas son más probables a una interrupción del semestre. También dijo que las universidades privadas tienen una especie de “status de posicionamiento”.

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