Por: Karoll Torres Sierra
Han pasado más de cuatro décadas desde que el reconocido periodista cultural Fausto Pérez empezó su carrera en el periodismo. Sin embargo, su rostro se sigue iluminando con una sonrisa enorme cada vez que habla sobre su mundo en la escritura. Su forma de conversar, sus expresiones, y hasta el acento golpeado de su voz delata por todos lados que es un costeño “de pura sepa”. Definitivamente, en su destino estaba el ser cronista.
El barranquillero dio sus primeros pasos en el periodismo desde muy pequeño cuando vio a Pelé hacer magia tocando la pelota en el mundial de los 70. Desde ese entonces, sintió la necesidad de imitar a los locutores deportivos que escuchaba en la radio y la televisión. De joven, Fausto siempre fue una persona inquieta, le encantaba la música, el deporte, el cine y la literatura.
“No sé precisar el momento en que empezó mi amor por esto, pero desde muy pequeño me gustaba emular o imitar a los narradores sin saber que eso era periodismo”, dice de forma alegre recordando sus principios.
“Cuando se habla de periodismo cultural no se ha dado el verdadero valor que merece.”
Fausto Pérez villarreal, periodista y escritor.
A pesar de que en su niñez fue algo desordenado, y no le iba tan bien en los estudios, su pasión por la escritura lo llevó por buen camino. Esto se vio reflejado en su primera publicación en el periódico El Heraldo cuando aún cursaba su tercer año de bachillerato. Desde ese momento, inició la carrera de escritor de forma inmediata. Así pues, trabajó para diversos medios nacionales como El universal de Cartagena, El Tiempo, El Heraldo, y ADN Barranquilla.
Por otra parte, el autor cuenta sobre su trayectoria con una mirada más allá de los medios comunicativos en los que trabajó y dice que eso lo lleva a ser un hombre que cambia de forma constante. “Yo soy un hombre inquieto, soy la antítesis de Parménides quien presupone que no hay cambio alguno. Me niego a eso porque permanentemente estoy cambiando.”
El escritor barranquillero es autor de veinte libros y ha recibido una amplia lista de reconocimientos entre los cuales se destacan: premio Vida y Obra de Ernesto McCausland, dos premios Simón Bolívar, premio a mejor Crónica de Carnaval ‘Ernesto McCausland Sojo’ y diversos estímulos culturales.
El éxito de Fausto Pérez es el resultado de “su pelea con las letras”
Pérez describe su proceso de escritura como “una constante pelea consigo mismo”. Las palabras llegan a él y le entusiasma contar de forma que marque a sus lectores. Por eso mismo, considera que la esencia de la crónica no está en lo que se escribe sino cómo se escribe. Es así que el cronista pasó de solo ver magia en el deporte a hacer su propia magia con las palabras, logrando conquistar a sus lectores de forma narrativa.
No obstante, no todo es color de rosa en el mundo del periodismo, mucho menos en el área cultural. “Cuando se habla de periodismo cultural no se ha dado el verdadero valor que merece. Por ejemplo: antes existía en los premios Simón Bolívar una categoría de periodismo cultural y hoy en día desapareció”, explicó lamentando la poca seriedad a la que le dan los temas culturales en el país.
“El periodismo aquí es una profesión de alto riesgo”
Fausto pérez villarreal, periodista y escritor
Aunque Fausto sea plenamente feliz como periodista, reconoce que la profesión es una de las más golpeadas por la violencia en Colombia. Y a pesar de que a él no le haya tocado enfrentar una situación que lo pusiera en peligro, habla con mucha preocupación sobre el tema: “El periodismo aquí es una profesión de alto riesgo, no lo he vivido por la fuente que yo cubro: cultural, pero sé que en esta labor existen las amenazas, los homicidios, la censura por las fuentes o información que golpea a los corruptos.”
Periodismo como cultura
Desde su basta experiencia cubriendo fenómenos culturales, el escritor afirma que en Colombia hace falta que se cree mucha más sensibilidad respecto a los temas relacionados con la cultura del caribe, que aún está llena de variados estereotipos. En Colombia, los costeños viven con el señalamiento de ser demasiado relajados o “flojos”, como dicen coloquialmente. Pese a ello, es imposible ignorar los grandes personajes que han nacido en la Costa Caribe y los cuales son de gran inspiración para el cronista Pérez Villarreal. Tales como: Ernesto McCausland y Gabriel García Márquez, una fiel muestra de disciplina y talento caribeño. Sobre eso, el investigador cultural opina que esas creencias o señalamientos hacia la cultura costeña solo se limitan a estereotipos que no se reflejan en la realidad.
“al caribe nos une la bacanidad”
Fausto Pérez Villareal, periodista y escritor.
Así mismo, destaca que el caribe colombiano tiene un punto diferencial importante frente a Latinoamérica. “Su caribe”, como lo llama él, está lleno de inmensas posibilidades y virtudes donde todos, desde las ciudades, aportan algo diferente.
“Aquí todo el mundo habla diferente: el cartagenero, el samario y el barranquillero hablan diferente a pesar de que todos son de la costa. Al caribe nos une esa bacanidad de su gente. Todo lo convertimos en folclor en el buen sentido de la palabra. Es algo indescriptible e inenarrable.”
Un gran ejemplo de esa diversidad, folclor y “bacanidad”, de la cual habla Fausto, es el Carnaval de Barranquilla que por supuesto es una de las festividades favoritas de él. “Sin lugar a dudas, lo más trascendente del carnaval de Barranquilla es el ingenio, la creatividad y la espontaneidad de su gente. El carnaval es un espacio antropológico donde convergen todas las costumbres, es la negación de lo natural y de lo correcto.”, hace énfasis.
Una profesión exhaustiva y poco valorada
Un capítulo importante en la vida del periodista, más allá de su amor por la cultura y su trabajo, es su familia, que, a principios de su carrera, nunca quiso dejar de lado por tener que dedicarse al periodismo, una profesión que demanda mucho tiempo.
Hoy en día el escritor no está trabajando para ningún medio y ejerce su labor como docente en la facultad de Comunicación de la Universidad Sergio Arboleda, en las sedes de Barranquilla y Santa Marta. Él admite que esto le ha permitido mucha más libertad en comparación a cuando tenía que trabajar para un medio periodístico.
“Que no esté vinculado a un medio, que explota y no valora el trabajo, no significa que no haga periodismo. “
fausto pérez villarreal, periodista y escritor
De forma firme, explica que sigue haciendo periodismo por sí solo cada vez que escribe o cuenta algo sin necesariamente estar vinculado a un canal de información. “Que no esté vinculado a un medio, que explota y no valora el trabajo, no quiere decir que no haga periodismo. Yo cumplo la misma función que haría trabajando en un periódico, pero lo hago de forma independiente y con disciplina. A mí no me desvive estar en un local, a mí me desvive estar con mi familia y vivir la vida.”, añade el autor.
Actualmente, el hombre que tanto amor y pasión dedicó por años a ser periodista, no se concibe de forma próxima como alguien que volvería a trabajar dentro de un medio de comunicación. En cambio, disfruta su profesión como docente porque le permite mantenerse actualizado y aprender de sus estudiantes.
En ese sentido, se dirige hacia los jóvenes para alentarlos a que escriban y rompan el miedo de mostrar sus escritos a las otras personas.
“Yo creo que uno debe empezar a mostrar lo que escribe a las personas más cercanas, que uno sabe lo van ayudar. Así empecé yo con mi esposa, ella lee todos mis escritos y mi familia en general es parte fundamental de esa revisión sin necesidad de que alguno sea un experto en literatura.”
Al final de la entrevista, Fausto se acerca a un gato que se encontraba echado en el piso de su casa y me dice: “Este es el gato de mi hijo, a mí no me gustaban mucho los animales. Sin embargo, mis hijos han hecho que yo cambie muchas cosas en mi vida. Tómame una foto con él para que sepa que siempre lo tengo en cuenta.”
Ese pequeño momento después de todo lo conversado me dejó un claro retrato de la esencia de Fausto Pérez Villarreal: un hombre gentil, dedicado, humilde, apasionado por las letras y sobre todo apasionado por su familia.