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Las leyes colombianas promueven la etnoeducación. Esto significa que las escuelas tienen la libertad de dictar cierto tipo de clases dependiendo de la etnia a la que pertenezcan. En Palenque, las escuelas practican la etnoeducación como parte de la apropiación de su raza y de su historia. Al programa de estudios le suman la llegada de los negros a Colombia y siempre tienen en su cabeza que África es el lugar al que pertenecen. Por eso el sueño de todo niño de Palenque es ir a África. Por lo menos eso afirma Gabriel Marimon.

Gabriel tiene hoy 22 años. Es orgullosamente palenquero y cumplió el sueño que muchos como él han querido cumplir. Gabriel habla y su voz es grave y fuerte. Su acento suena melodioso y muy particular, ese acento que sólo se vincula con las personas negras y transmite alegría, energía y motivación. Lo interesante es que no habla precisamente de situaciones alegres o motivantes. En su mayoría, son todo lo contrario.

A los 10 años Gabriel se interesó por los proyectos audiovisuales que llegan a Palenque en busca de una historia: había que encontrar una persona negra que garantizara atrapar a la audiencia. Comenzó a acercarse a los proyectos, a descubrir su raza, su historia, su valor; al mismo tiempo, aprendía de cámaras, de narraciones y encuadres. Su padre se fue a Venezuela y su madre vendía dulces típicos de la región. Los llevaba en una de esas poncheras de aluminio que todos hemos visto alguna vez. Mientras tanto, a él lo cuidaba su abuela.

A los 13 años se encontraba asistiendo a la Jornada Escolar Complementaria promovida por Comfenalco y fue entonces cuando logró terminar su primer cortometraje llamado “El Tambor Mágico”. Siguió en contacto con quienes hicieron posible el cortometraje y cuando llegó a los 18, se montó en el avión que lo llevó a África con el proyecto Marímbula, una película documental que cuenta la historia de dos jóvenes palenqueros que viajan a sus raíces para cumplir el sueño de toda una comunidad.

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Cortometraje El Tambor Mágico

Gabriel y su amigo co-protagonista llegaron al aeropuerto de Dakar en Senegal. Ser colombianos les impidió ingresar juntos al país y Gabriel tuvo que despedir a su amigo en su vuelo de regreso a Colombia. Ya en Dakar, a pesar de los obstáculos burocráticos, Gabriel logró terminar el rodaje y el 25 de octubre de 2016 se estrenó Marímbula en la Muestra Internacional Documental de Bogotá.

Él dice que Palenque es una pequeña África en Colombia, pero una pequeña parte de África, porque contrario a lo que esperaba, en África también hay blancos. Desde ese descubrimiento en adelante, empieza el camino de Gabriel como activista y gestor cultural de la población afrocolombiana, especialmente de Palenque.

Su voz sube de tono al mencionar la desdicha que le provoca encontrar que ni en la tierra de sus ancestros, el negro es un ser humano sin afectaciones. Menciona con tristeza que no existe en el mundo población más afectada históricamente que la negra. Esta tristeza se transforma en decepción cuando menciona que actualmente la vulnerabilidad es la misma.

Gabriel trabaja por la apertura de espacios de decisión y participación para la población negra. Espacios donde puedan decidir ellos, por ellos y para ellos. “No es bueno que los blancos decidan por los negros”, menciona, y argumenta que el pensamiento de los blancos está condicionado por sus experiencias frente a la vida, que no son ni siquiera equivalentes a las experiencias de la población negra.

A pesar de su frustración y decepción, en su voz también asoma el orgullo de ser quién es y de la raza que representa. Dice que ser negro significa “ser heredero de una cultura maravillosa” y que, a pesar del limitado acceso a oportunidades, en la que las de educación llevan la característica de más apremiantes (apoyado en que sin educación no hay empleo y sin empleo no hay vida buena), la negación de algunos colombianos a ser negros se debe erradicar. Afirma que esta negación se debe al miedo de ingresar en el “paquete de discriminación” en el que se ha envuelto a esta raza. Evidencia que en los colegios nunca hablan de los negros como antepasados que forjaron el futuro del país o del bienestar mundial en materia de derechos: “A mí nunca me hablaron en el colegio acerca de Martin Luther King o de Nelson Mandela”, comenta.

Gabriel sigue con perseverancia trabajando por una reivindicación de las oportunidades para la población negra, mientras que con su melodiosa y emocional voz impulsa la cultura para su región con el Festival de Tambores de San Basilio de Palenque. Quiere preservar la maravillosa cultura que heredó y, así, conservar el pequeño pedazo de una pequeña parte de África en Colombia.

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