Por: Luz Celeste Payares Simanca
Con movimientos lentos y coordinados al son de tamboras, alegres, flautas, llamadores y guaches, la Danza del Gusano se abre paso en el Carnaval de Barranquilla.
Su historia se remonta a 1997, cuando el barranquillero Rafael de la Cruz, profesor de idiomas en Punta de Piedras (Magdalena), llevó la propuesta de una muestra artística que representara la cultura de esta región del país.
Tomó el ritmo de una danza que llamó su atención en un festival, dentro del carnaval de Barranquilla y lo llevó al Magdalena. De esta forma el “Profe” comenzó a darle vida, junto con los muchachos “del Pueblo”, a la Danza del Gusano.
Por medio de sus contactos cuando confeccionaba disfraces en el carnaval, De la Cruz consiguió que en 1999 el grupo estuviera dentro de las danzas foráneas de este. En la Carrera 44 y La Ocho se estrenaron, “causando mucha impresión, tanto al público como a las directivas, por ser una propuesta innovadora”, recuerda la cabeza del Gusano.
Del ritmo, prendas y más
La Danza del Gusano, acompañada del “Ritmo de Tamboras” en cada desfile y presentación, va ondulante con firmes y coordinados pasos. La verdadera magia está en que la melodía no es grabada, sino en vivo, transmitiendo las emociones del grupo.
El más grande, la cabeza del Gusano y el más pequeño, la cola. Cada danzante da un paso a un lado y luego al otro, hasta quedar completamente enroscados. Con esa coreografía el grupo asombra a los espectadores, quienes aplauden, se levantan de sus puestos y piden fotos con ellos.
Los colores y el diseño del traje son un llamado a la originalidad y la vistosidad. Un verde viche en el cuerpo y uno oscuro en la cabeza y el pecho. Flecos amarillos y rojos y unas figuras rosadas y naranja que asemejan unas puyas, dan la ilusión, mediante los movimientos de imitación, de ver un “Gusano Gigante” arrastrándose sobre las calles de la Arenosa.
En la marcha, es evidente el sudor a causa del cansancio y el sol del mediodía, bajo el cual se presenta El Gusano. Por eso, además de la agrupación musical, la carretilla con “la caba llena de agua” nunca falta.
Previo al carnaval están las incansables prácticas, en una cancha de cemento, bajo el sol mañanero, a pies descalzos. Hombres, mujeres y niños, jóvenes y adultos, hacen parte de los bailarines que, provenientes de Magdalena y Barranquilla, se fusionan para hacer crecer al Gusano.
Mantenerse en el carnaval y difundir la historia y el ritmo de la danza, es el deseo del Gusano. Por eso, por más de 18 años ha tocado puertas de patrocinadores. Entre estos, la Alcaldía de Punta de Piedras fue, hasta el año anterior, el principal.
Pero de esa fuente dejó de salir el sustento y dejar morir al Gusano, no es una opción. Así que, para atender el deseo de integrarse a otros eventos, la marcha también es en función de conseguir otras inversiones y aumentar ingresos, para no quedarse por fuera de eventos importantes a nivel regional y nacional.