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Un grupo de chicas caminan uniformadas con faldas escolares. Esta no es una escena común en la Universidad del Norte, pero los universitarios no se sorprenden al verlas porque saben que hoy es la Feria POP.

Un grupo de esas chicas cursa su último grado en La Normal Superior de Fátima de Sabanagrande. Se llaman Marta, Marinelli, Rosalinda y Oriana, han sido amigas durante todo el bachillerato y les falta poco para que sus caminos se dividan.

De primera vista, lo que más acaparó su atención fueron las instalaciones de la universidad y el ambiente que se vive dentro. Ellas dicen que en su colegio la infraestructura es más precaria y que prestar instrumentos de trabajo es muy difícil porque hay pocos materiales para muchos estudiantes.

Aun así, hablan con orgullo de su colegio. Dicen que las han formado con muchos valores. Su colegio es religioso, así que les preguntan cómo se sentirán cuando no las presionen a rezar o a ir misa. Al instante, Rosalinda dice que será un alivio, pero que quizá, si deja de ir a misa, lo puede llegar a extrañar. Oriana agrega que eso depende de cada quién, que igual en el colegio no las obligaron a nada, sino que las guiaron.

Hoy estas chicas tienen muchas dudas, poco pueden decir de la universidad donde estudiarán, pues están esperando los resultados de las pruebas ICFES. Al preguntarles qué sienten al saber que está por culminar una etapa de sus vidas, responden que es una mezcla entre felicidad y tristeza, porque si bien seguirán siendo amigas, sus estilos de vida cambiarán, y felicidad porque en la universidad esperan crecer como personas y tener nuevas experiencias.

Más historias paralelas a la Feria POP se han vivido en la universidad.

Desenlace de un amor

Sharon Rico e Isaac Escobar escuchan atentamente lo que les dice un joven del staff de Contaduría. Sharon se enamoró de la contabilidad al tiempo que se enamoraba de Isaac. Me dicen que desde marzo son solo amigos, pero que lo único que ha cambiado es la parte física. Ellos hablan con soltura de aquellos momentos memorables de su relación: cuando Sharon le coqueteó después de que Isaac había jugado un partido de baloncesto, cuando Isaac le daba respuestas del examen a cambio de besos o caricias.

Ellos saben que la etapa del colegio está por culminar. Isaac lo reflexiona cuando se encuentra solo, y piensa en el olvido. Sharon conoce el olvido de primera mano: ella repitió décimo, y cuando sus excompañeros se graduaron y entraron a la universidad nunca más le escribieron.

Amor en alerta

Cristian Mercado y Natalia Jaimes están de la mano mientras observan una actividad de memoria que realiza Bienestar Universitario. Estudian en el Colegio del Prado y son novios. Su problema está en que Cristian se gradúa este año y Natalia apenas está en décimo. Cristian dice que es un poco duro pasar de verse todos los días, a verse escasas veces en la semana.

Cristian dice que Natalia es muy buena en casi todas las materias, y que quiere estudiar Diseño Gráfico; mientras que a él le va mal en casi todo, menos en filosofía. Le dicen que entonces estudiará Filosofía, pero no, todo parece indicar que estudiará Ingeniería Civil. Cristian dice que cuando les planteó a sus padres la idea de estudiar filosofía tuvo discusiones. Natalia interviene por primera vez, su timidez no la había dejado hacerlo antes, dice que ni siquiera ha pasado por el stand de Filosofía, que sus padres lo tienen frustrado.

Superar el estigma

Un estudiante de Filosofía le da argumentos a un bachiller para convencerlo de estudiar Filosofía: Le pregunta por qué en nuestra sociedad todos caminamos o manejamos por la derecha, si en nuestro cerebro no hay un chip que nos indique eso. El bachiller es Santiago Mercado del Colegio Metropolitano de Soledad 2000.

El “¿Por qué?” fue fundamental para que Santiago se interesara en la filosofía. Siempre se está haciendo esa pregunta. Se pregunta por qué la gente actúa de una forma cuando está en sociedad y de otra cuando está aislada. Para él eso no es ser integral.

En el stand le respondieron dudas sobre el campo laboral, puesto que tenía incertidumbres, le dijeron que puede trabajar en el campo del arte, como profesor o como corrector de libros. Ahora se debate entre la filosofía y la psicología, se siente contento porque sus padres lo apoyan en sus decisiones.

La preocupación para Santiago ahora está en cómo acceder a la universidad. Su ilusión es estudiar en la Universidad del Norte a través de una beca, pero si no la consigue buscará posibilidades en otras universidades. La incertidumbre sigue presente en estos jóvenes, que por ahora tienen más dudas que certezas.

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