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Por: Valesca Ricardo

A unos pasos de llegar a su destino final y con la lluvia encima, se detiene un instante y se queda contemplando la bella obra arquitectónica donde reside el edificio García. Es el primer complejo de apartamentos que tiene Barranquilla por ello se siente afortunado de vivir en él.

A primera vista y sin necesidad de ser experto en el tema Ángel Rodriguez nota que la estructura de la edificación es bastante similar a un crucero. Las terrazas y los apartamentos están distribuidos en pisos escalonados, uno sobre otro, que da la impresión que fuera una escalera de siete pisos de ventanas y paredes. Los últimos pisos del edificio no cuentan con terraza, diferente de los primeros tres pisos, que tienen un considerable tamaño. El color amarillo pastel es apropiado a la época y la mezcla de figuras geométricas sin un orden aparente refleja la necesidad de la cuidad de explorar y probar nuevas tendencias arquitectónicas.

Las ventanas de hecho son bastante clásicas, cuadradas, con rejas  y marcos  blancos, cuenta aproximadamente con 80 ventanas, distribuidas en los diferentes  pisos del edificio, que le permiten tener una perfecta ventilación, brindando una temperatura fresca y un ambiente agradable.

Su frente, además, está protegido con un mural de aproximadamente 2,50 metros, con mallas y bloques de cemento.  A lo largo del mural  están plantados varios árboles, uno al lado de otro, para ofrecer sombra y fresco. Cuenta también con varias puertas de madera con mosaicos impresos en ellas que le aportan al lugar un aire de familiaridad y seguridad.

Ángel parpadea y vuelve en sí luego de analizar la edificación y se da cuenta que la lluvia cada vez es más fuerte, así que decide entrar. En su interior sus bohémicos rincones conducen a un novedoso ascensor, de hecho es el primer edificio con ascensor en la ciudad. Los pasillos con un par de cuadros en sus costados y un par de sillones cafés que aportan a la decoración y estilo del lugar  transmiten un sentimiento de comodidad y tranquilidad a sus habitantes. “La tranquilidad es algo que no tiene precio y eso es lo que mas transmite este lugar”, expresó Angel mientras se acomodaba en una gruesa mecedora de madera.

Mientras se mecía en ella y con una taza de café en la mano comentaba las azañas que le tocó hacer para obtener un apartamento en este exclusivo lugar. “Si soy sincero tengo un contacto dentro, el gran arquitecto Manuel Jose Carrera Machado es esposo de una prima hermana, ¡gracias a Dios! Porque habían muchas personas esperando para adquirir un espacio aquí y no solo por la estructura física si no por la calidad de personas que lo habitan. Demor más de tres semanas llamando diariamente a mi prima, diariamente para que me hiciera el favor. Pero valió la pena es un buen lugar para mi y mi familia”, dice con un brillo en sus ojos.

Gracias a los amplios y cómodos apartamentos, a su original estructura, a su ubicación estratégicamente construida en una esquina y a la relación de figuras rectilíneas y líneas curvas, el edificio en general es un deleite para la vista de los curiosos.

 

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