Por: Naria Rodríguez M
A las 7:00 de la mañana en el centro de Barranquilla, se escucha el sonido de los portones de metal, lo que indica que los locales han abierto. En la calle 36 número 40-17 no es precisamente el metal lo que se escucha. Desde “Periódico de ayer” de Héctor Lavoe a “Wanazo”, un tipo de champeta africana, son las canciones que se resuenan a todo volumen en “Discolombia”.
David Reyes o el ciclón como él mismo me dice que lo llame, recibe a los clientes en medio de estantes llenos de vinilos, Cd’s y tocadiscos de todos los estilos y colores. Hace ocho años, llegó al local de don Víctor Buitrón, el dueño de Discolombia. “Había 28 locales de vinilo en Barranquilla. El viejo cometió errores en la vida, cayó en las drogas y yo que era su amigo, decidí ayudarlo a recuperar el único local que quedó” me dice detrás del estante que nos separa.
Toda clase de clientes visitan el local, melómanos, disc-jockeys, programadores e incluso Juan Hernández, un ingeniero de sistemas que cuando me ve se acerca y me dice: “yo vengo aquí por estos discos que me hacen llorar y recordar a mi mamá, ella se sentaba en la terraza y cantaba todas estas canciones que están aquí” y señala un cd con envoltorio de plástico. Lo miro, pero no soy capaz de descifrar quién es el artista.
Radio y vinilos
Su gusto por la música va más allá de trabajar en una tienda de vinilos. Su mamá lo buscaba hasta las tres de mañana porque a él lo que le gustaba era amanecer tocando con los pick up. Cuenta que trabaja en radio, incluso tiene un programa en Madrigal Estéreo que todos los domingos sale al aire de nueve a doce de la tarde “salseando con madrigal” se llama. Comenzó en Olímpica AM y pasó luego por RCN radio.
Un segundo cliente entra a la tienda y el ciclón me pasa una silla. Me deja sentada detrás del estante y se va a atenderlo. Llevo un par de horas sentada en la tienda y solo dos clientes han entrado, eso sí todo el que entra compra algo. Después de un rato se acerca nuevamente y me dice: “Esta es la calle de los músicos. El que quiere buen material, tiene que pasar por aquí”. Llegó a la radio por obra y gracia. Un dÍa pasando por una emisora local entró a buscar una propaganda para un pick up y desde ese momento decidió aprender hasta la actualidad donde puede combinar sus dos pasiones: la radio y la música.
Turbos y vinilos
La venta de los vinilos ha reducido considerablemente. Sin embargo, se ha ido disparando gracias a “los turbos” conocidos tradicionalmente como pick up. Discolombia además de ser visitado frecuentemente por coleccionistas de la ciudad, es el lugar favorito de los famosos disc-jockeys. Me mira y me dice: ”Todos los dueños de pick up quieren comprar vinilos porque así pueden poner la música con la que comenzaron los pick up”:
Mientras me cuenta todo esto, un tercer cliente entra a la tienda. David se aleja y puedo escuchar cuando el cliente le dice: “aja ciclón, ¿cuándo es que te van a hacer el homenaje en Carrizal? él se ríe y le responde: “Que pongan una fecha y yo voy”. Jean Padilla es disc-jockey en el barrio Carrizal me dice que tiene un turbo y que funciona con consola y tocadiscos. “Discolombia es la tienda que visito con más frecuencia, todos los discos que he comprado están en perfecto estado y además el servicio es muy bueno”:
Cuando Jean se va, hay una sola cosa en mi cabeza: ¿qué homenaje? me quedo observando a David mientras pone un vinilo en el tocadiscos. De fondo escucho una salsa que de no ser por un coro que dice “Larry Harlow” nunca hubiera sabido quién la cantaba. Cuando se desocupa le pregunto con mucha curiosidad ¿por qué le harían un homenaje? a lo que él responde con un poco de ironía y una sonrisa: “bueno, porque también soy el disc-jockey más viejo del barrio Carrizal”: