Por Ángela Lobo
1.
Soy escritora a medio tiempo.
Mi trabajo empieza a eso
de las 9:00 p.m.,
o a las 8:00,
o a la hora en que empiece
a llorar.
Escribo, se podría decir,
poesía.
La vomito,
la escupo,
la pateo,
la echo a la calle,
como a una prostituta,
y aunque nadie me paga un peso,
vuelve cada noche
a recordarme otra vez
que debo empezar a trabajar.
2.
Mañana por la mañana
me restregaré las ojeras
con jabón barato,
me palpitarán los ojos
hinchados como obligo
de mujer preñada.
Saldré a la calle
con el alma chueca,
fumaré un par de cigarrillos
y me desbarataré los labios
evitando llorar,
porque me da vergüenza
sentirme miserable
habiendo problemas más jodidos
que un corazón roto.