Por: Mariana Sierra.
El arte está presente en la vida de muchos, aunque Isabella Garman dice que en la suya incluso desde antes de nacer. “Todo lo que hoy en día puedo explotar, a través del arte, viene de mis papás. Mi mamá era diseñadora de interiores y mi papá es arquitecto. Crecí rodeada de creatividad”. Esta mujer de 28 años aún conserva dibujos que hizo en el año 97. “Siento que mi mamá veía algo en mí, me imagino que potencial, porque guardó muchos. Ahora yo veo esos dibujos y de verdad que eran muy bonitos para ser de una niña de esa edad.”
Isabella García Mancera, su nombre de pila, empezó desde el colegio a hacer disfraces y carteleras para los eventos y actos cívicos, ya que los consideraba como los espacios perfectos para demostrar lo que ella sabía hacer. Poco a poco, los mismos profesores y funcionarios le iban pidiendo pintar o armar las decoraciones de todo lo que se presentara. Más adelante se fueron uniendo sus compañeros, los papás de ellos y amigos de su familia para pedirle diferentes trabajos que fueron generándole ingresos y reconocimiento a su corta edad. Su primer mural lo hizo en Sincelejo cuando tenía 17 años, gracias a que una de sus amigas la recomendó. Aunque se llenó de miedo por no tener un portafolio con trabajos para mostrar, aceptó el reto y viajó con su mamá hasta allá.
Este talento barranquillero no solo ha florecido a nivel artístico y local, sino que también ha llegado a las esferas de lo nacional y de la publicidad. Desde hace unos años ha venido trabajando, tanto en arte como en publicidad, con marcas como Nescafé, Alpina, The Cookie Jaar, Olímpica, Zenú y Brahma. También ha logrado llenar atuendos o algunos espacios de los hogares de famosos como Alexis Pérez, Carlos Calero, Carolina Cruz, James Rodríguez, Rosa Caiafa y Sebastián Viera.
La artista es una mujer hogareña. Está casada hace 4 años, y fruto de esa relación nació su pequeña hija, Amalia. “No solo soy una apasionada por el arte, sino también por mi familia”, asegura Isabella Garman, nombre artístico que adoptó para tener mayor sonoridad y para incluir a sus padres en la manera en la que gente la reconocería. También cuenta que ama la naturaleza, los colores y los animales, aspectos que siempre intenta plasmar en sus dibujos.
Siempre está pensando en pintar o en qué va a hacer. Trabaja todos los días desde las 8 de la mañana hasta las 5 de la tarde. Se define como una persona activa, despierta, responsable y cumplida, es por eso que siempre está ocupada, ya sea trabajando o haciendo algo, pero nunca está quieta, ni en sus tiempos libres.
¿Qué le gusta hacer cuando está sola y tiene tiempo libre?
Me gusta pintar, es mi trabajo, pero también mi pasión de vida. Considero que es el talento que Dios me dio y lo que me gusta hacer siempre. Afortunadamente trabajo haciendo arte, pero si no estoy haciendo nada, estoy creando en mi mente o dibujando en el iPad. También me gusta decorar mi casa, remodelar espacios, transformar los muebles, moverlos, hacer de todo un poquito. Es más, la mayoría de adornos o decoraciones de mi casa son hechas por mí. Básicamente en mi tiempo libre hago lo que siempre hago.
¿Desde cuándo supo que quería dedicarse a la pintura de tiempo completo?
En agosto del 2011, después de hacer mi primer mural en compañía de mi mamá. Esa historia es súper bonita. Un señor de Sincelejo me contrató para pintarle un cuarto de niña, después de haber escuchado de boca de una amiga mía que yo pintaba divino (entre risas). Le mostré una carpeta de dibujos míos y unas impresiones de Google con posibles modelos para la pared de la niña, y justo escogió el más difícil, uno que era computarizado. Tenía miedo, pero me arriesgué. Dije de una que sí y la verdad nos quedó muy bien para nunca haber hecho uno. Había terminado el colegio y no tenía muy claro que quería hacer, pero después de ver el resultado y la satisfacción del cliente, supe que quería estudiar algo artístico. Mi carrera y oficio de vida tenía que ser algo en lo que yo pudiera crear.
Estudió diseño de modas en la Universidad Autónoma del Caribe, ¿por qué no estudiar artes plásticas?
Inicialmente porque me encontraba muy indecisa. Me dejaba llevar por el ruido exterior, la gente me decía que el arte no daba plata, que de eso no iba vivir y demás. Los típicos comentarios que siempre nos llegan y dañan sueños. Me tomé 6 meses para hacer una buena elección y no arrepentirme. Me decidí por estudiar diseño de modas porque es lo que hay en Barranquilla, no podía irme de acá para otro lado y en realidad dentro de lo que había, era lo que más se acercaba a mis intereses. Más que todo creo que la estudié porque quería obtener mi título profesional, tenía la idea de que, si no tenía uno, no me iba a ir bien. A pesar de no ser 100% lo que quería, me encantó la carrera. Me sorprendí. Tenía súper buenas notas, incluso me gané una beca durante mi pregrado en uno de los semestres. Lo que más me gustaba hacer eran los figurines de moda, era en lo que más me destacaba, porque eran pintados. Es una carrera completa y no me arrepiento en lo absoluto. Aprendí mucho.
¿En qué siente que ha servido su carrera para hacer crecer su marca personal?
Mi marca personal viene siendo Isabella Garman Creativity, ¿cierto? Bueno, mi carrera me enseñó muchos conceptos básicos de la pintura que utilizo hoy en día. Yo di una materia que se llama Expresión y me ayudó muchísimo a aprender técnicas de pintura. Aprendí a hacer poses, rostros y cuerpos. Perfeccioné mucho ese arte empírico que ya tenía. Aprendí a ser más pulida, sin eso mis creaciones no serían lo que son hoy en día. La marca Isabella Garman es en parte un producto de lo que me enseñaron.
Además de cuadros, velas pintadas a mano, murales y atuendos carnavaleros, ¿qué más hace Isabella?
Todo lo que tenga que ver con pintura, yo lo puedo hacer. A veces me llegan clientes con ideas extrañas y me piden que pinte sobre cosas que la gente no suele pintar y yo digo que sí. Siento que sí sé pintar, puedo hacer todo lo que me pidan. Hasta el momento ha sido así. No me cierro a nada, me gusta explorar nuevos materiales. De verdad a nada le digo que no.
En sus redes publicó y promocionó su emprendimiento de ropa femenina con telas sublimadas, pero veo que lo dejó en pausa. ¿Qué pasó con ese negocio? ¿A futuro veremos más prendas o viene otro tipo de proyecto en camino?
Ese proyecto es súper bonito y tiene mucho que ver con lo que estudié. Prácticamente con él empalmo 2 cosas que me gustan: diseño de modas y arte pintado digital. Amo hacer mis estampados y también me gusta la moda. Siempre me ha gustado explorar con los negocios, por eso abrí esa marca. Lleva el nombre de mi hija y eso lo hace más especial. Efectivamente está en pausa por varias razones, pero sigue en pie. Lo voy a impulsar con más fuerza, produciré más y mejor contenido y le haré más publicidad, aprovechando mi público en redes.
Ahora que estamos hablando de redes, de sus trabajos y negocios, me gustaría saber qué papel siente que han jugado las redes sociales para el reconocimiento de su arte.
Han sido fundamentales, me han ayudado en todo sentido. No puedo decir ahora mismo que lo he hecho sola, porque ellas han sido mi gran apoyo. He llegado a muchísimas personas a través de ellas. Todos mis clientes son netamente por redes sociales, son una herramienta espectacular, que hay que saber utilizar. Empecé desde mi Instagram personal, porque me daba miedo que lo que hacía no le fuera a gustar a la gente, pero una amiga mía me recomendó abrir el mío de arte nada más. Lo hice, al iniciar ponía como 5 fotos al día, era súper intensa (risas). Empecé a seguir a varias personas para que la gente me fuera conociendo. Al principio me desesperaba por tener seguidores, pero luego me di cuenta que eso llegaba solo. Cuando tuve 1000 seguidores lo celebré como loca. Para mí era una cifra inimaginable y después de mucho esfuerzo, hoy puedo decir que he construido una comunidad de más de 320.000 personas que admiran y apoyan mi arte.
Hace 2 años se convirtió en mamá, ¿qué retos personales y laborales ha tenido que enfrentar desde la llegada de su hija?
Amalia es una niña súper deseada. Desde que nosotros nos casamos comenzamos a buscarla y las cosas no se nos daban. El 2019 fue un año bastante fuerte para mí. Siempre había soñado con el hecho de formar una familia y tener al menos una hija. Quedé embarazada, me ilusioné y lo perdí. Meses después, muere mi mamá, algo muy duro para todos. El cáncer se la llevó. Pensé que todo se me venía abajo, sentía que todo estaba saliendo mal. Más adelante comprendí que estas situaciones me ocurrieron para que me volviera más fuerte. Mi reto personal fue volverme más fuerte a nivel mental, hoy en día doy fe de que es así. Dios me estaba preparando para recibir. Volví a quedar embarazada y era una niña, fue lo mejor del mundo para mí, tal como lo quería. Fue estresante en la parte laboral, porque me prohibieron trabajar, no podía tener contacto con pinturas por mi antecedente de pérdida, era riesgoso.