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Por: Daniela García Carrillo/ Foto @joselodecolombia

Como recogedor de basura, ayudante de latonería, pintor de casa y administrador de compraventa, José Manuel Castellón, mejor conocido como “Joselo de Colombia”, logró trazar su camino hasta posicionarse como uno de los humoristas más representativos de la Costa Caribe colombiana.

Sentado en el interior de un pequeño restaurante, atendió la entrevista mientras saludaba ocasionalmente a algunos transeúntes y clientes del lugar.

Para él no es difícil hablar de su vida. Cuenta que nació en el barrio El Bosque de Barranquilla en un entorno rodeado de monte lo que hacía común la presencia de insectos, roedores y serpientes en su hogar. Además afirma haber vivido en hacinamiento, “en mi casa siempre fuimos bastante, éramos tantos que sentíamos cuando nos crecían las uñas”, dijo en tono jocoso. A pesar de esto, considera que tuvo una infancia feliz y que fue en esa época donde empezó a desarrollar su talento imitando los sonidos de las radionovelas y creando chistes a partir de los defectos de sus vecinos y allegados.

El talento de Joselo para el humor siempre fue evidente pero no consiguió apoyo en su familia, por ello empezó a trabajar desde niño y así alcanzar su sueño de ser comediante. Inició estudios en contaduría pero desistió porque “las matemáticas lo echaron” y desde entonces contemplaba la psicología como su segunda opción después del humor.  

Gracias a Dios, como repite constantemente, se le presentó la oportunidad como comediante y tuvo su primer debut hace 22 años presentándose en el Sabroshow de Ley Martin. Desde ahí no se detuvo y años más tarde empezó a incursionar en otros programas televisivos y de radio, llegando finalmente a los grandes escenarios como Sábados Felices y El Festival Internacional del Humor. 

Para Joselo, nada ha sido sencillo y afirma que en el trabajo de comediante no todo es color de rosa. “Hay días que no me quiero levantar, no quiero salir, pero Dios es maravilloso y a pesar de sentirme abatido y decepcionado tengo que echar para adelante”. Para él es importante cumplir con su trabajo de entretener a su audiencia y hacer crecer este sueño por el que tanto ha luchado.

Uno de los pilares de Joselo es su familia y no puede evitar conmoverse al hablar de sus hijos. Con lágrimas en los ojos afirmó que sus hijos son el regalo que tanto había deseado, “Yo le pedí dos varones a Dios y me dio los más hermosos del mundo, José Rafael de nueve años y José Manuel de seis años. Les puse mi nombre porque en caso de que no sean mis hijos que al menos sean mis tocayos. Yo tengo un vecino que tiene el pelo como ellos y los trata bonito, uno nunca sabe”, dijo entre risas. Sus hijos heredaron su talento para la actuación y la comedia. “A los dos le gusta la actuación pero los voy a apoyar en lo que decidan ser”. Su esposa también es una parte importante en la vida y carrera de Joselo, ella le ha ayudado a nutrir sus personajes y constantemente aporta ideas para sus rutinas. “Ella era modelo y bailarina, me enseñó pasarela para poder personificar a La Chiki, uno de mis personajes más reconocidos”.

Joselo se considera una persona creativa y suele sacar ideas de cualquier situación: un chiste de un colega, una historia que escucha en la calle, experiencias personales, etc. Una de sus rutinas sobre la depilación femenina la escribió después de experimentar por primera vez la depilación con cera, desde ahí empezó a recopilar información con su esposa hasta finalmente lograr una rutina con la que muchas se sintieron identificadas.

Así transcurre su vida y asegura no tener otra pasión distinta al humor. “Joda yo amo tanto el humor que vivo en función de esto, mi hobbie es el humor,” aun así tiene algunos intereses en deportes como el béisbol y el fútbol pero no practica ninguno de ellos “Me gusta el fútbol pero el médico me lo prohibió. Yo pensé que era por una lesión pero me dijo: joda te vi jugando, no juegues más”.

Joselo aprovecha cada oportunidad que tiene para entregar un mensaje de fe y salvación. Luego de sobrevivir a un fuerte accidente de motocicleta en el año 1985, decidió seguir a Dios y desde entonces utiliza espacios no tradicionales como bares y discotecas para predicar. Por esto considera su talento como una bendición y quiere ejercerlo hasta que su vida termine “Yo quiero seguir haciendo humor y que el día que yo me vaya me recuerden con alegría, porque di eso, arranque sonrisas, sane corazones, evite suicidios, cure enfermedades del alma, sin proponérmelo y sin ser Dios. Todavía falta mucho si Dios lo quiere y seguiré arrancando sonrisas porque la risa es sanadora. “Yo soy un médico del alma”.

 

Fragmento de la entrevista a Joselo de Colombia.  

 

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