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Por: Claudia M. Quintero

Hay gente que cree que en Barranquilla todo está resuelto. Lo creen porque jamás ven de la 72 para abajo, pero allí hay otra ciudad que no sale en los medios ni que es orgullo de las administraciones. Y esa también hay que verla.  

La fundación Amor Fiel trabaja con niños y madres en la cara oculta, pero bendita de Barranquilla, la ‘Bendición de Dios’.

Las fronteras económicas en Barranquilla son abismales. Mientras jóvenes y niños del norte de la ciudad se preocupan por probar la última hamburguesa en un concurso, los de la otra cara tienen $20.000 diarios para comer 5 o 6 personas en una familia. Sin embargo, hay días que ni pueden conseguir para ‘el diario’.

En el barrio se han tenido que reinventar para apoyarse los unos con los otros. Por ejemplo, este señor hace almuerzos para venderlos a 2.000 pesos.

Esto los hace benditos. En las condiciones de ese entorno trabaja la fundación Amor Fiel.

En la casa del Tío, como llaman al señor Julián Martínez, el 5 de marzo del 2016 empezaron a realizarse las jornadas entre los niños y los primeros voluntarios de la fundación. Estos últimos deseosos de pintar con alegría y amor cada rincón de dolor de niños y madres habitantes de esta zona oculta, como ellos afirman.

Comenzaron siendo 40 los niños. Luego, eran 80 y, hoy por hoy, son 110 niños que se reúnen domingo a domingo en la Institución Educativa Distrital Brisas del Rio.

Más que brindar cosas materiales, a misión de la fundación es darse a sí mismos en tiempo y en amor. Además, permitirles a las madres la capacidad de ser autosuficientes y de emprender, para que sus hijos puedan tener alas y alcanzar esos sueños que parecían tan truncados por las condiciones de su entorno.

“Cindy Gutiérrez”, decía ella, mientras una de sus hijas a un lado decía: “Cindy Gutiérrez González, seño”. Ella es ama de casa y mamá de 5 hijos y para sobrevivir en un día necesita 10.000 pesos. Su historia de vida no ha sido fácil.

Fue una mujer maltratada física y verbalmente en su infancia y eso lo reflejaba en el trato a sus hijos. Pero, como ella asegura, “los talleres de Amor Fiel me han ayudado para aprender a tratar a mis hijos” y esa es la razón de ser de la fundación.

Ana de la Cruz, como ella misma escribió en una crónica de su vida, es una mujer transformada. Pasó por maltratos físicos, vicios y situaciones que hicieron de su pasado un camino pedregoso. Pero hoy es totalmente diferente, trabaja para sobrevivir día a día y para pagar deudas. En su vida también hay reflejos del trabajo de Amor Fiel.

Cindy Gutiérrez (izquierda) y Ana de la Cruz (derecha).

La fundación, actualmente, cuenta con la alianza de empresas como TRANSBORDER SAS y la Fundación Bancolombia. Otra de sus aliadas es Cleo, una asesora que los ayuda en temas organizacionales y en capacitación de voluntarios. Como cuando de amor se trata, las madres son las expertas y más en este mes de madres

. Yasnei Egara, una madre del barrio, afirma que Amor Fiel es la bendición más grande que llegó a La Bendición de Dios.  

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