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Desde que echó a rodar el segundo semestre del 2017, Atlético Junior ha completado diez victorias, dos empates y una sola derrota entre Liga, Copa y Sudamericana. Es decir, ha sumado 32 puntos de 39 posibles para un 82% de rendimiento. Números más que justificables para la fuerte inversión que se realizó con jugadores de la talla de Teófilo Gutiérrez, Yimmi Chará, Víctor Cantillo, Matías Mier y Jorge Arias, entre otros. En el juego o en las sensaciones siempre están las conclusiones de los entrenadores partido tras partido, pero en este caso se está acompañando con resultados holgados.

Más allá de eso, lo que está haciendo disfrutar a la afición juniorista es el juego. El equipo gana, gusta y golea. Domina de cabo a rabo. El partido lo hace suyo. Una combinación tan ganadora como tiránica. Con un fútbol muy noventero, de jugar al pie y sobar la pelota, de esquemas asimétricos, de sucesivos pases, paredes en la frontal, cambios de orientación y pases verticales, Junior está volviendo a enamorar. Una fórmula que en 1993, con Valderrama, Pacheco, Mackenzie, Valderrama y Guerrero en cancha se tradujo en un título inolvidable de la mano de Julio Comesaña, actual entrenador tiburón.

No obstante, y sin entrar a comparar, Junior parece tomar el mismo camino rumbo al éxito. Con Chará, Ovelar, Teófilo, Cantillo y Sánchez, el libreto es muy idéntico. Son futbolistas que marcan la diferencia en cualquier contexto o circunstancia y que casan con el gusto del barranquillero, por técnica, talento y/o determinación. Cada uno desde su zona del campo ejerce respeto e intimidación. Con creatividad, con goles o con fútbol. Jugadores que están a la altura del club más representativo de la Costa Caribe y uno de los históricos del balompié colombiano. Sin embargo, esto no sería posible con Leonardo Pico, el Luis Grau de antaño, un auténtico titán competitivo que hace marchar todo lo que ocurre de mitad de cancha hacia delante. Es el guardaespaldas de los de arriba. Si el equipo pierde una pelota, él recupera dos. Si su compañero no baja a tiempo a cubrir su espacio, él lo releva. Siempre hace el trabajo “sucio”. Y ya ni hablar de Sebastián Viera.

Con Comesaña, Junior va paso a paso camino a la octava y, por qué no, a la primera copa internacional. Pero todo es partido a partido, como diría Simeone. No hay que pensar en el mañana sin cerrar la persiana de hoy. Mientras tanto, como lo hizo saber Julio Avelino tras la clasificación por Copa Águila ante Once Caldas hace un par de semanas, la casa está en orden. Y hoy, en Neiva, reaparece Teófilo Gutiérrez tras cumplir sus dos fechas sanciones. Así que la casa se mantiene en orden. Por lo tanto, no queda más que disfrutar.

Foto vía: @ToqueSports

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