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Ahora que la cortina de humo de la guerra se cayó con el acuerdo de paz, la problemática de la corrupción luce más atemorizante.

El deterioro en la actividad económica, la falta de calidad en salud y educación, la inseguridad, el desempleo, la delincuencia común y la corrupción, son preocupaciones que frenan el desarrollo del país. Esta última las encierra a todas.

Según el índice de Transparencia Internacional 2016, que mide la percepción de corrupción en instituciones públicas de 176 países, Colombia se ubica en el puesto 90, con un puntaje de 37 unidades, siendo 0 muy corrupto, y 100 muy limpio.

Vivimos en uno de los países con mayor índice de percepción de corrupción. ¿Qué se puede esperar cuando el director anticorrupción de la fiscalía, Luis Gustavo Moreno, es capturado, precisamente, por corrupto?

Por otro lado, el Fiscal General de la Nación, Néstor Humberto Martínez, está en la mira de todos. Desde que asumió el cargo, la cantidad de funcionarios públicos involucrados en actos de corrupción ha incrementado de forma alarmante. ¿Cómo es posible que le dé el cargo de director anticorrupción a Moreno, quien en su pasado había presentado irregularidades en actividades políticas? ¿Que casos como el de Odebrecht y Reficar sigan sin esclarecerse por completo? ¿Que sigan apareciendo implicados en los casos de Interbolsa, carrusel de la contratación y Estraval?

Todos estos episodios reflejan una mínima parte en la interminable lista de casos de corrupción en el país. En Colombia, cuando llega el momento de ocupar cargos públicos, pesan más los favores y las alianzas políticas, que el mérito.

Nueva Zelanda obtuvo el primer puesto como el país menos corrupto del mundo, según el informe del Índice de Transparencia Internacional 2016. Fue el primer país en sancionar leyes para construir un sector público enteramente basado en el mérito. Perfeccionó continuamente los procesos para fortalecer la democracia, el Estado de derecho y el acceso a la información oficial. Tienen un servicio público fuerte, respetado y bien remunerado.

Mientras se tiren a un lado hojas de vida intachables por escoger al primo, al hijo, al amigo, al primo del tío, al conocido del amigo, etc, los sectores de salud, impuestos, aduanas, educación, transporte, ambiente, minería seguirán siendo ineficientes.

Necesitamos que las entidades y los funcionarios públicos le rindan cuentas a la sociedad. Que el sistema judicial construya una ética basada en la honestidad. Que se fortalezca la democracia y nos permitan tener mayor participación política. Mientras exista una mafia de favores y alianzas políticas debilitando la diplomacia del país, la corrupción seguirá haciendo metástasis.

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