Por: Laura Guardia
De cómo es mejor no enterarse. O enterarse a medias. O creerle a alguien una explicación de lo que está ocurriendo, sin recurrir a otras fuentes. El mundo de la información es tan grande como el de la desinformación; es aquí, cuando nos queremos encontrar con un arma infalible, que nos proteja de caer en lo segundo. No hay que buscar tanto, porque la tenemos y nos ha acompañado por siglos. Permítanme que los vuelva a introducir a la ciencia (¿para qué sirve?) pero no prometo acabar con sus dudas, sino generarles más.
“Son chinos, cuidado con el coronavirus”… “Mamá, ¿nos vamos a morir?”. Apenas dos de las frases que inocentemente han pronunciado algunos niños asustados ante la situación que estamos viviendo globalmente, pues no hay dudas de que el confinamiento por la pandemia, ha afectado nuestras cabezas y emociones de alguna forma.
En un principio, esta crónica sería de eso: de los niños durante el período de cuarentena, porque la situación se me pintaba grave al inicio, pero hablé con niños, con sus padres, con psicólogos, y me di cuenta de que en mi realidad (En Barranquilla) los pequeños han sido más fuertes de lo que creía. Se han estresado, pero no de forma alarmante, siguen con su alegría y positivismo, la mayoría del tiempo ignorando lo que pasa y ni siquiera preguntan por el virus; no están mal, aunque extrañen salir a la calle y agotar sus energías, para dormir tal vez más temprano de lo que duermen ahora, pero es todo.
Se escuchan felices como siempre, con su bondad de la infancia. Por eso esta crónica en realidad empieza cuando, en vista de no notar nada raro en mi entorno, quise extender mi realidad o muestra y entrevistar a un padre cuyo hijo vive la experiencia desde el primer mundo, en el epicentro de esta pandemia, los Estados Unidos de América. Y en lugar de contarme una buena anécdota que sonara a que algo no estaba bien con su niño de dos años, me terminó diciendo que todo estaba como siempre, que su bebé no se veía afectado y que el día anterior habían salido a caminar, como usualmente hacían.
Lo llamé y mientras me contaba todo desde el otro lado del teléfono, me quedaba impactada con sus palabras ¿Cómo así que salían a caminar, cómo así que los niños jugaban en las calles, cómo así que iban a parques?
El señor y su hijo viven con el resto de su familia (esposa y suegra) en el condado de York, Pensilvania, donde hasta la fecha había más de ochocientos contagiados por Covid-19, pero a pesar de eso su vida es mucho más normal que mi vida y la de mi familia en Colombia ¿Por qué? Una vez más, creí que me diría que es porque allá no se han tomado las medidas adecuadas, pero no, en lugar de eso, este hombre terminó por darme una larga charla acerca de por qué probablemente el nuevo virus no exista, o exista, pero que de forma exagerada los medios y el mismo gobierno solamente nos estén metiendo demasiado miedo.
Como él es colombiano, pero radicado allá, mi reacción primera fue acordarme de un meme popular que dice “los colombianos no creen en el Covid-19, pero sí creen que la llorona existe”. En relación con las supersticiones que envuelven nuestra cultura y a que varias personas en nuestro país consideran esto una mentira e incluso piensan en teorías conspirativas y por alguna razón se meten con la tecnología 5G, al asegurar que la enfermedad se propaga por la radiación electromagnética y no por el virus en sí mismo, al punto de creer que esta existe para controlar a la población. Pero mi reacción más consciente fue abrir mi mente a lo que él tenía por decirme, y no me equivoqué al no detenerlo, puesto que sus argumentos hicieron cierto sentido, de manera que no pude evitar sentir miedo; comencé a pensar en un mundo Orweliano (del tan nombrado George Orwell y su novela 1984) y me estremecí.
Primero me preguntó: ¿conoces a alguien que tenga coronavirus? Mi respuesta fue un no. Y ahí empezó, dijo que se había tomado el tiempo de ver entre sus contactos o averiguar con sus amigos en Estados Unidos o en Colombia, quiénes conocían a alguien, de primera mano, que tuviese esta enfermedad. Todos quienes fueron sus vecinos en esta parte del mundo, dijeron que no; entre sus contactos no halló a nadie y mucho menos por donde vive. Por el contrario, vio una publicación de un conocido donde este preguntaba exactamente lo mismo y alguien decía: “todo es puro miedo de la gente”.
Entonces me dijo: “¿Lo ves?, es como si el virus fuera un mero invento, que las cifras no fueran reales”. Lo comparó con su situación en York y me contó que allá los niños jugaban todos los días e incluso se le acercaban mucho, sin que sus padres hicieran algo, además de que nadie usaba tapabocas, a excepción de un señor que una vez vio en el banco, pero ni más…Es como si en ese condado de Pensilvania no hubiese ninguna crisis.
Seguido de esto, me envió un vídeo en donde aparece el presentador de televisión estadounidense Bill Maher, dando su opinión al respecto, invitando a todo el mundo a salir a la calle, con el argumento de que de todas formas debemos aprender a vivir con el virus y nuestro sistema inmune se adaptará a él y lo combatirá, así como lo hace con distintos tipos de bacterias.
Entonces utiliza la frase “no podemos esterilizar a todo el universo”, así como también manifiesta que no podemos cambiar nuestra forma de vivir de esta de manera drástica, porque finalmente la vida está para vivirla. Eso sí, aclara que debemos salir en parte para mantener nuestro cuerpo en forma, ser saludables, y repite que la clave está en reforzar el sistema inmune.
Al inicio, el vídeo caló en mí y me pareció que Maher tenía un buen punto, de todas maneras convivimos ya con todo tipo de microorganismos que podrían hacernos daño, pero nuestro cuerpo se ha adaptado. Pasó como un destello por mi mente la imagen de los chicos que se bañan en las aguas sucias de los arroyos de Barranquilla, sin que les suceda gran cosa; pasó por mi mente que debíamos quizá hacerle caso.
Aún así, investigué rápidamente los contra que podrían tener las afirmaciones del señor y profundizando más, me fui a la revista Semana, donde había una noticia al respecto y unos datos de la Organización Mundial de la Salud en los que se dice que la mayoría de infectados por Covid-19 se van a recuperar, pero un 20% necesitará ayuda hospitalaria, ocasionando que el sistema de salud colapse, como se vio en Italia o España. Un contraargumento a la invitación que hace el presentador en su vídeo, ya que si muchas personas salen a la calle, al exponerse y resultar contagiadas, podrían paralizar el sistema de salud, en especial en países del llamado tercer mundo, de manera que leído esto, ya no le vi mucho sentido a los argumentos de Bill Maher.
Continuando la charla (ahora por mensajes) con mi amigo radicado en los Estados Unidos, me hizo una inteligente comparación de toda esta situación con una película de ciencia ficción dirigida por Steven Spielberg, llamada “La Guerra de dos mundos”, en la que, según me contó, los aliens invaden la tierra y empiezan casi un exterminio contra la raza humana, por lo que se inicia una lucha de aliens vs humanos, donde se busca sobrevivir y que estos se marchen del planeta.
Al final de la película los extraterrestres terminan muriendo solos y esta termina con la siguiente cita de Morgan Freeman que, en su opinión, fue lo mejor de todo el filme: “desde el momento en que los invasores aparecieron respiraron nuestro aire, comieron y bebieron, estuvieron condenados. Fueron reducidos, destruidos, tras fracasar las armas y los recursos del hombre, por las criaturas más diminutas que Dios, en su sabiduría, puso sobre la Tierra. Mil millones de muertos hicieron al hombre acreedor a su inmunidad, al derecho de sobrevivir entre los infinitos organismos de este planeta. Y ese derecho es nuestro ante todo adversario, pues el hombre no vive ni muere en vano”.
Es decir, murieron y tuvieron que abandonar nuestro planeta, porque no tenían la inmunidad que nuestra especie había ganado con miles de años de existencia…. por lo mismo termina diciendo el fragmento que no morimos los seres humanos en vano, ya que en nuestro ADN queda esa resistencia que es heredada a nuestros hijos. Mi amigo usa esta referencia para decirme que cree que el asunto con el virus es una farsa y que no es necesario mantenernos encerrados, lo que me recordó la anécdota con Orson Welle, en la que se evidencia lo fácil que los medios pueden engañarnos a veces. El señor y yo hicimos una pausa aquí y se acabó nuestra conversación por ese día.
En búsqueda de respuestas científicas
“El nacimiento de la ciencia fue la muerte de la superstición” – Thomas Henry Huxley.
La ciencia nos ayuda a entender, la ciencia es objetiva, la ciencia nos acerca a la verdad, la ciencia nos da respuestas, la ciencia desmitifica. La ciencia es más real que el cuento de la tía o los rumores de internet.
En los días posteriores comencé a buscar personas que pudieran tener verdadera voz y voto ante las afirmaciones del señor de Pennsylvania. Entonces pude apenas encontrar en mi camino un biólogo y un microbiólogo colombianos, además de un químico de Ciudad de México que trabaja para un Instituto de Epidemiología.
El biólogo, que es otro amigo mío, casualmente tenía doble autoridad en esto, porque me confesó que padeció Covid-19, por lo que por ningún motivo consideraba que esta enfermedad fuese una mentira; sin embargo, me aseguró ser consciente del miedo que metían los medios y el gobierno. Me puse modo Donald Trump y le pregunté de todas maneras que cómo sabía que le había dado Covid-19 y no una “simple gripita”, a lo que me respondió riendo y contándome que…
… “eso es horrible. Sobre todo en las noches, acá (Medellín) que baja la temperatura de noche, yo pasé noches sin dormir, porque eso, la sensación de ahogarse, la tos seca es horrible. O sea, llega un punto en el que tú realmente no puedes respirar. Es muy muy feo, muy muy muy muy feo. Entonces yo dormía era de día. Pero de hecho hey, era horrible. La tos asquerosa, la puta fiebre”. Llamó a emergencia, le hicieron la prueba y dio positivo para Covid.
Al microbiólogo lo conocí por medio de una amiga que estudia medicina. Su nombre es José Torres Ávila, actualmente es profesor en la Universidad Simón Bolívar y está trabajando en el laboratorio de genética como personal capacitado para hacer el procesamiento y detección de muestras covid-19.
Este hombre me dijo que por supuesto existe el virus, que no hay evidencias de que fuese creado en un laboratorio y que para él debería esperarse la inmunidad de grupo y no seguir confinados hasta encontrar una vacuna, por la simple y llana razón de que si queda algún reservorio, se iniciaría de nuevo un proceso como el que estamos viviendo hoy en día. Sin embargo opina que salir “sería una buena idea si lo hiciéramos ordenadamente y sin aglomeraciones y primero exponiendo a las poblaciones con menor riesgo y así, progresivamente, hasta estimular a todos”.
- ¿Qué les diría entonces a las personas que no creen en el virus?
- Que firmen el consentimiento para el no uso de respirador artificial.
El último turno de argumento de autoridad, lo tiene el químico, y esta es una historia un poco más interesante.
Un químico de Ciudad de México
Estaba yo en esos días de frustración, porque no es fácil encontrar especialistas con tiempo para hablar por estos días, que me dispuse a deslizar contenido por Facebook. Veía noticias sobre las protestas en los Estados Unidos, cuando en esas me quedé viendo un vídeo de la Deutsche Welle, se me da por leer los comentarios y justo leo uno que dice: “Ya se les cayó la mentira por el virus, si hubieran sido tan graves los contagios ahorita miles estarían contagiados, cosa que no es así”.
Su comentario tenía más “me divierte” que “me gusta”, pero a mí me llamó la atención, en especial, porque su foto de perfil parecía la de un médico: tenía bata azul y una mascarilla blanca muy grande protegiendo su rostro. Fui a su muro y leí que trabajaba en un instituto de epidemiología. El lector no sabe cuánto me emocioné, cuán increíble es la vida que justo me ponía una persona con autoridad en frente y que preciso estuviera mostrando su escepticismo ante todo este tema. Creo que basta con decirles que brinqué en mi habitación.
Inmediatamente le escribí y aceptó hablar conmigo.
Para empezar, me aclaró que era químico, trabajando junto a epidemiólogos y no un profesional de la salud como tal, pero que aún así quería hablar: “hola, yo y mis compañeros somos los encargados de analizar muestras de sangre que nos van llegando. En esas muestras esperamos encontrar alguna correlación sobre qué grupos de personas que son más afectados por ciertas enfermedades. Y eso también lleva un trabajo estadístico que se hace completamente con la computadora, utilizando todos los datos obtenidos”. Entonces mi cerebro captó que si lo suyo eran las muestras de sangre, no se relacionaba con las muestras de coronavirus, ya que estas no se hacen extrayendo líquido rojo de nuestro cuerpo. A lo que me contestó que ni él, ni nadie hacía esas pruebas…
- ¿Cómo así? ¿A todas estas no es un instituto de epidemiología?
- El problema de las pruebas es que al principio eran controladas 100% por el gobierno, a nuestro instituto no le permitieron hacerlas, pero justo fue cuando empezaron a reportar muchos contagios. Lamentablemente esas pruebas son muy fáciles de falsificar para que puedan dar falsos positivos y eso fue lo que sucedió, por eso empezaron a salir casos por miles. Para que te hagas una idea, ese tipo de pruebas son tan simples de hacer como una prueba de embarazo, por eso se pueden producir y alterar para que den los resultados falsos. Y donde yo estoy no se hacen pruebas, pero nos mandan las muestras de los “enfermos del virus” y es ahí donde sale a relucir que esto es una gran manipulación.
- ¿Manipulación? ¿Qué crees tú que ganen los gobiernos manipulándonos a todos de esta forma?
De manera que me dijo que era algo muy complejo de explicar, ya que de acuerdo a su modo de ver, existen varios niveles de control. Me dijo que, como es sabido, casi todos los países están coordinados por organizaciones mundiales como la Organización de Naciones Unidas (ONU) y la Organización Mundial de la Salud (OMS). Entonces la gran manipulación viene de arriba y cada país y cada gobierno están utilizando el asunto del virus a su conveniencia, pero las acciones les son dictadas desde arriba por “estos organismo corruptos”, refiriéndose a las ya mencionadas organizaciones. “El problema en sí no es lo que han obtenido, sino lo que obtendrán”.
Hagamos una pausa aquí para hablar de otro acontecimiento mundial ocurrido en los últimos días, muy relacionado con todo este tema “un tanto conspiranoico”.
Anonymous
Anonymous es simplemente algo difícil de definir, incluso su historia no es sencilla de comprender, pero según mi entendimiento, es una especie de organización anárquica, que hizo su aparición por primera vez en 2003, en una red social llamada “4Chan”, en la que cualquier persona compartía lo que le interesaba, al igual que en otras redes, pero con la diferencia de que se podía hacer de manera anónima, haciendo que sus miembros publicaran con la firma de “Anonymous”.
De esta manera nace un red de personas que creen en la libertad de la información y comienzan a atribuirse hackeos y a mostrar su apoyo a ciertos acontecimientos sociales, como el suceso de WikiLeaks, en el que hackearon Paypal y Amazon, luego de que estas organizaciones quitaran su apoyo económico a la ya mencionada compañía filtradora de información sensible, que ponía en jaque principalmente al gobierno de los Estados Unidos.
Entre otras actuaciones de Anonymous, especialmente con el ánimo de debilitar o desenmascarar a aquellas entidades o personas que a su criterio afectan a un número considerable de seres humanos, sino es a todo el mundo, al reprimir la circulación de información, actuar para proteger intereses particulares o cometer injusticias, para el beneficio de un pequeño grupo.
Es así, justo por ese motivo, que hoy en día esta red ha hecho nuevamente su aparición tras la muerte del afroamericano George Floyd, amenazando al gobierno de Donald Trump con exponer material sensible, debido a que no confía en su justicia. Pasados los días, Anonymous ha hecho más vídeos y ha revelado cierta información, de la que no me corresponde hablar ahora.
El caso es que una de esas grabaciones va dirigida a la OMS. En dicha cinta, Anonymous acusa a la organización de ser corrupta y de haberse vendido a las potencias del mundo (hizo mención de Estados Unidos y China), a costa de la salud de muchas personas. Asegura, concretamente, que la OMS nunca hace verdaderamente algo para ayudar al mundo, que no reaccionó a tiempo ni tomó las medidas necesarias ante la pandemia, de la que al parecer tenía conocimiento desde octubre del año pasado.
Acusó además a la OMS de elogiar constantemente al gobierno chino, mientras estaba ocultando información del virus a sus mismos habitantes, y habría “puesto en cuarentena” a los médicos que se encargaron de advertir al mundo de la gravedad de este virus. Así mismo, Anonymous le recordó al mundo las otras veces que la OMS ha actuado mal ante el brote de una enfermedad y culpó a la organización de que hoy el mundo esté en esta crisis, puesto que solo sirvió de portavoz ante las mentiras contadas por el gobierno chino, que no hacía otra cosa más que minimizar lo que estaba sucediendo.
Este mensaje de Anonymous al mundo nos hace pensar que sí existe tal pandemia, aunque algunas personas lo sigan negando. Cierro este paréntesis.
Un químico de Ciudad de México (parte 2)
Fue entonces cuando le pregunté: ¿La OMS controla a los gobiernos o los gobiernos a ella? Anonymous dijo que se había vendido a los gobiernos.
- La OMS controla a los países que se dejan, cuya mayoría son de América Latina. Pero detrás de esa organización están los gobiernos más poderosos: China, los de la Unión Europea y Estados Unidos… y también millonarios y grupos de poder.
Regiones como América Latina, África y Medio Oriente no toman las decisiones sobre el rumbo del mundo.
– ¿Qué piensas que obtendrán?
– Obtendrán control sobre la población, basado en el miedo. En el futuro justificarán mandar a todos a cuarentena u otras medidas sociales de contención. Han trabajado para que en la psicología de las personas quede la alerta por el este virus.
– A todas estas, ¿El virus existe o no existe?
– Sí. Por supuesto que existe, es tan real como el virus de la gripe común o de la influenza. Mi opinión personal es que es una modificación del primer virus de SARS, una modificación hecha en un laboratorio.
En este punto de la conversación yo ya estaba muy emocionada. Podría creer que cualquier persona poco informada o poco estudiada creyera en estas cosas, pero el hecho de que el hombre fuese estudiado y trabajara tan de cerca con microorganismos, enfermedades y médicos, en específico epidemiólogos, lo hacía más interesante.
– Es difícil de entender cómo es que deteniendo la economía de esta forma, esos países sacan provecho.
– Mira, no es tan difícil. En el mundo de los negocios hay una estrategia que se trata de hundir el barco hasta que los más pequeños se ahoguen. Las grandes empresas empiezan a bajar sus precios hasta que los pequeños productores no pueden competir, y cuando ya dominan el mercado, suben los precios. Entonces eso pasó y está pasando. No sé si has visto noticias, pero en España y en Italia ya volverán a la normalidad.
Ellos se van a recuperar en semanas mientras que los demás países, en meses. Y habrán sacado ventaja. Porque no tiene ningún sentido desde el punto de vista estadístico que después de una pandemia que mató miles tan rápido, no tengan ni un solo caso ni un solo contagio.
Y así lo están reportando Italia, España y China. Una pandemia real tendría pequeños brotes surgiendo en todo momento y sería más larga y además mataría más personas, tanto que nos daríamos cuenta.
Me dijo también que en la economía existe algo llamado “Establishment”, pero no me lo explicó de forma adecuada. Y yo, a falta de politólogo y economista, me puse a buscar y encontré en Youtube a un señor llamado Javier Marzal, que hace contenido educativo y lo explica muy bien en uno de sus vídeos.
De manera que Establishment consiste en la creencia de que todos los sistemas de gobierno tienen como ideología que una minoría se aproveche de la mayoría, de forma que los que tienen el poder hacen conexiones entre sí, para mantener al pueblo subyugado.
Por ejemplo, la principal estructura, que es el gobierno, y que se supone que debe servir a sus ciudadanos, en lugar de eso, establece relaciones con otras estructuras de poder (bancos, empresas, medios de comunicación, organizaciones mundiales, sistema educativo, etc) para de esta manera crear leyes que los beneficien, aún a costa del pueblo, a cambio de que estos les hagan favores de vuelta. Y así, entre élites, se sostienen, se tapan cosas, manteniendo al resto de la sociedad más pobre, más ignorante, más dominada, más controlada.
Y justo esto es lo que el señor químico dice que pasa en el mundo y por lo que se inventa tanto temor y se hace tanto alboroto, amén de pruebas e información falsa, alrededor de la pandemia.
- Y es que déjame decirte algo sobre la epidemiología. La medicina no es considerada una ciencia exacta, por lo que este campo en realidad nunca será tan preciso, y menos cuando el objeto de estudio es un virus nuevo, del que no se tienen datos completos. Predecir lo que podría pasar con una pandemia nueva es como querer predecir un terremoto. No hay herramientas suficientes. Pero eso no le dicen a la población. Todos los responsables en cada país los están haciendo ver como héroes que son capaces de determinar cuándo esto terminará, pero han tenido que posponer una y otra vez la cuarentena a petición de la OMS.
Entonces, ¿crearon un virus del que no conocen nada, arriesgándose a que de verdad todo les salga mal y no puedan tener control después…? Mmm si es mentira tantos contagios ¿Entonces crees que el virus no se propaga tan fácil como nos han informado?
El hombre me respondió que para nada cree que este virus haya tenido su origen en animales. Tiene como hipótesis que el virus fue probado en varios sujetos para determinar que precisamente no era tan letal como para salirse de control. “En China todo está censurado, por lo que hacer esto para ellos no sería muy difícil”.
Dice que así como crearon este virus, pueden crear otro más letal y continuar con la cortina de humo que la gente ya se ha creído, de que todos los virus tienen su origen en algún animal, que “un chino loco se comió”.
A mi pregunta de si el virus se propagaba rápido o no, dijo:
- El virus no se propaga tan rápido, como te decía antes. En una pandemia real ya habría millones de contagiados. Por ejemplo, ¿sabías que al año mueren de influenza también muchos millones a pesar de la vacuna? Un virus como ese o el de la gripe común infecta rápido a millones, pero su letalidad es tan baja, que ya no nos preocupa. Con este virus nos han hecho creer que la letalidad es hasta del 10%, cosa que si fuera real, de verdad, ya habría tantos (más) muertos… Aquí el punto es que nadie sabe a ciencia cierta cuántos contagios hay porque muchos se han curado de forma natural y muchos de los muertos ya tenían varias enfermedades. Sumando todos esos factores, más las exageraciones de los gobiernos, concluyo que este virus no llegaría ni a un 2% de letalidad.
De vuelta a donde todo comenzó
Días después volví a hablar con mi amigo radicado en Pennsylvania, para ver cómo había evolucionado su visión. Me contó que un amigo suyo “supuestamente” se había contagiado por covid-19, pero que él no lo creía, pues está casi seguro de la no existencia del virus. Me dijo que habló con su esposa y ella le contó que al parecer lo contagió su jefe, pero que al mismo tiempo le resultaba extraño, dado que, en todos sus doce años de casados, su esposo aparentemente nunca se había enfermado.
Mi amigo también argumentó que el virus no es real o si es real, contagian a la gente a propósito, dado que antes en las noticias de CNN hablaban mucho del virus y ahora solo hablan de las protestas, sin mencionar que alguien se haya contagiado en esas manifestaciones, de las que muchos participan sin usar mascarilla. También me preguntó:
¿Por qué Trump no se ha puesto tapabocas? ¿Es inmortal?
Le volví a preguntar también si aún podía seguir saliendo en su condado. Me dijo que sí, que ellos siempre han podido salir, pero que las escuelas siguen cerradas y hay algunas restricciones, pero pueden ir donde quieran.
Así mismo, yo le pregunté a otra amiga, que también tiene una amistad viviendo en USA, en la ciudad de Salt Lake City, estado de Utah, y me dijo que ella también podía salir; que el otro día la vio por fotos en un restaurante. Ella también me comentó que el hecho de que allá puedan salir y acá nos tengan confinados, también le hace pensar en la posibilidad de que todo sea un gran teatro.
Hice mi investigación respectiva, alrededor del confinamiento estadounidense y me encontré con que Donald Trump autorizó a los estados a manejar la situación como mejor les pareciera, dado que era consciente de que cada uno tenía una situación diferente, por lo que no podía ordenar una cuarentena obligatoria para todos, deteniendo así la economía.
Entonces la pregunta es: ¿Estados Unidos no detiene su economía, pero en Colombia sí se ve más afectada? Mi amiga me preguntó: ¿Y qué pasa con los vendedores ambulantes?
“Muchas personas que supuestamente toman precauciones se contagian, pero los vendedores ambulantes sigue pasando por mi casa como si nada. Eso me pone a pensar”.
El señor del condado de York, me dijo finalmente que “el coronavirus es una gran mierda. Lo usan para tenernos encerrados, justo cuando la gente se estaba cansando de los gobiernos, y hasta puede haber muchos más motivos…”.
Yo solo puedo decir que espero haber puesto un grano de arena en toda esta gran incógnita, aunque soy consciente de que no resolví nada, mucho menos con tan pocos recursos. Pero al final de cuentas nadie sabe nada, estamos en una época oscura, justo en el corazón de los acontecimientos; el mundo está conmocionado y muchos estamos a la expectativa de qué seguirá en los días venideros. “Es preferible la ciencia a lo que dice cualquiera, es lo único seguro”, me digo. Pero mi cabeza no para de preguntarse cómo acabará esto.
¿Qué dirán de nosotros los historiadores del futuro, y quiénes vivirán para saberlo?