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Por Jesús Angulo

La historia de este icónico personaje del halloween es fruto del fenómeno de la tradición oral, principalmente conocida en el contexto europeo y norteamericano. Este personaje ha sido referenciado o parodiado múltiples veces en el cine, la televisión entre otros, claros guiños a Jack el tacaño son la película Nightmare Before Christmas, el villano Jack O’Lantern de Marvel, y el antagonista del especial de Halloween de las sombrías aventuras de Billy y Mandy.

La leyenda se hizo popular con la llegada de los Irlandeses a estados unidos, Nueva escocia fue el escenario propicio para su propagación.

En una noche oscura de otoño, un 31 de octubre de algun año del siglo XVII, las hojas caen cada una en su lugar como si su destino estuviese premeditado, son hojas secas de tonos naranjas y cafés. Un herrero Irlandés taciturno, conocido como Jack el tacaño, pisaba esta hojarasca de tonos tierra tambaleándose de un lado a otro. El viento se mantiene fuerte y helado, típico de un mes como octubre. Jack no había tenido suficiente con sus últimos tragos de la noche y volvió a entrar en aquel bar oscuro, rústico y con un penetrante olor a madera degradada por la humedad. Una barra que ocupaba un espacio completo de extremo a extremo, del lado derecho de lugar habían barriles apilados, y del lado izquierdo tertulias de hombre alicorados, abrigados y con sombreros.

Bebiendo con el diablo

En aquella taberna ocurrió una escena muestra de la infortuna de nuestro personaje. Jack se había encontrada con una entidad, que parecía normal, pero sus ojos tenían un color particular, un ébano tan oscuro que parece completamente negro. No era para menos sus ropas negras y un aura que a Jack le causó muy mala espina. Él se encontraba frente a frente con el mismísimo diablo.

Se te ha acabado el tiempo en este mundo Jack – Susurró el demonio

¡Te ofrezco mi alma, a cambio te un último trago! – Exclamó Jack – Pero tú debes pagarlo.

A pesar de estar completamente ebrio, Jack sabía lo que hacía. Sonriendo con malevolencia, el demonio aceptó su trato. En cuestión de segundos se convirtió en una moneda de un valor suficiente para que Jack pagara al mesero, acto seguido, el irlandés tomó la moneda y la guardó rápidamente en el bolsillo de su grueso abrigo junto a una cruz de plata, de manera que le fue imposible al diablo regresar a su forma original.

No te liberaré a menos que me des diez años más, para entonces volverás por mi alma – Dijo Jack, con carácter. Como si el efecto del alcohol se le hubiese bajado.

El diablo no tuvo más remedio que aceptar el trato. De esta manera, el demonio volvió a su forma original y desapareció del lugar desvaneciéndose ante los hinchados ojos de Jack.

Pasaron unos diez largos años, el herrero caminaba nuevamente la noche de un 31 de octubre sin recordar la deuda que poseía. La hojarasca se movía con más intensidad esta vez, el escenario en vez de la taberna, fue un inhóspito bosque entre una construcción y el mercado del pueblo. Allí se encontró Jack al diablo por segunda vez. Esta vez, el demonio estaba dispuesto a llevarse el alma del irlandés, nuevamente pidiéndole un último deseo, a lo que Jack respondió:

¿Podrías bajarme aquella manzana? – Dijo jack, señalando un árbol alto con múltiples ramas.

El demonio, confiado de sus capacidades no contempló las posibilidades de caer en una nueva trampa. Rápidamente, el diablo saltó hasta la copa del árbol, En ese preciso momento Jack corrió hasta la base del manzano y talló una cruz sobre la dura corteza. El diablo no podía bajar, a menos que Jack se lo permitiera. Esta vez la propuesta del herrero era más ambiciosa.

Una vez más, el diablo no tuvo otra opción que aceptar la propuesta.

¡Jamás volverás a pedir mi alma nuevamente! – Gritó Jack desde la base del árbol.

Una eternidad de sin rumbo

Dicha promesa fue un arma de doble filo que dejaría a Jack en una situación mucho peor que arder en el infierno. Pocos años más tarde, también ebrio, Jack falleció. Subió hasta el cielo, rodeado de nubes esponjosas, blancas, y una luz radiante por doquier, era el paraíso. Pero no pudo entrar, San pedro le negó el acceso al cielo, Jack había sido un estafador, ladrón y borrachón toda su vida. De manera que sólo quedaba el otro destino, las llamas del inframundo. Sin embargo, el diablo debía ser fiel a su promesa, y no pudo pedir el alma de Jack.

¿A dónde iré ahora? – Preguntó Jack temeroso al diablo.

Vuelve por donde viniste – Respondió el demonio mayor.

El limbo era un lugar oscuro, no se veía nada, y era frío. Desde las profundidades del infierno el diablo le arrojó a Jack un trozo de carbón encendido. Jack llevaba un nabo consigo, lo talló y guardó el carbón ahí, de manera que funcionaba como una linterna. Jack terminó vagando en la oscuridad para toda la eternidad.

La leyenda añade que cada 31 de octubre su espíritu vuelve a la tierra y vaga con su linterna. Su linterna se ha vuelto el más grande ícono del Halloween. El nabo se ha convertido en una calabaza, que en Estados Unidos es tradición tallarlas y poner una vela dentro, para recrear así al espíritu de, como lo llaman, Jack O’Lantern.

Leyenda irlandesa de Halloween, detalles de ficción añadidos para crear una atmósfera a partir de la descripción.

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