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Fue difícil conseguir un lugar donde proyectarán la película, pero la  cinemática hizo una excepción. Son las 8:40 p.m. fue un día largo y las imágenes presentadas ante mis ojos son posiblemente la obra cumbre del recordado Víctor Gaviria. La fórmula se repite: Medellín, actores naturales y paisajes urbanos reales. Para mostrarnos una realidad que parece lejana, pero es el pan que comemos cada día.

Inspirada en Margarita Gómez, quien en su vida real sufrió maltrato sistemático del que fuera su pareja, El Animal, durante los años 70 y 80.  La historia incomoda y perturba a cualquier persona, pero en especial a las mujeres, Amparo, la protagonista, es un retrato de lo que somos muchas veces y no queremos ver, mujeres débiles de carácter ante toda forma de insulto. El Animal, es todo hombre que ha denigrado a una mujer, con la mirada, el morbo o una cachetada. El barrio, los vecinos y la hermana de Amparo son reflejos de una sociedad que sabe pero ignora y que no cree en la ley.

Los insultos abundan al mejor acento paisa, “boba hijueputa” y  “malparida”, me hacen sentir dolor pero también reír, ¿por qué carajo me da risa una palabra pronunciada con acento paisa? ¿Acaso la televisión cosificó mi pensamiento?, es que detrás del acentito de pablito, y sobretodo de estas palabra abunda la violencia común sobre la mujer, aquella en la que nosotras mismas caemos.

En términos narrativos, Gaviria lleva el séptimo arte colombiano a otro nivel, es un cine narrado a través de imágenes, más que palabras. Como ya dije, el guión está lleno de una jerga común, pero lo que lo hace válido es el detalle de cada plano, encuadre, panorámica y cada lágrima de un personaje. A decir verdad, estos actores naturales trabajaron con una fuerza y una sensibilidad que hicieron palpable la historia.La película es una llamada de conciencia a nuestra sociedad machista y violenta, cada colombiano debería verla porque tenemos que aprender a  reconocernos audiovisualmente. Es un llamado a que la mujer reaccione, a que se acabe el ciclo vicioso en que vivimos…Porque ya es hora de dejar de ser las mujeres del animal.

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