Por: Violeta Díaz. Melissa Fayad, María José García y María Emma Triana
A lo largo de la historia, Colombia se ha visto marcada por diferentes enfrentamientos violentos entre grupos al margen de la ley y las fuerzas armadas colombianas, dejando como resultado un sinfín de víctimas que siguen todavía en la búsqueda de la verdad y la no repetición.
Desde el nacimiento de la Comisión para el Esclarecimiento de la verdad, la Convivencia y la No Repetición el 7 de abril del 2017, su propósito ha sido el esclarecimiento de todos los hechos sucedidos durante los años del conflicto armado en Colombia.
Más recientemente, tras cuatro años de trabajo, el 28 de junio del presente año la Comisión hizo la publicación de su Informe Final, titulado Hay futuro, si hay verdad. Dicho Informe, en vez de haber sido desarrollado como un texto investigativo extenso, fue el primero en adoptar un modelo transmedia, haciendo uso de una plataforma abierta y de fácil acceso que contiene distintos tipos de formatos: vídeos, audios, infografías, entre otros. Usando a su vez un lenguaje poco técnico y académico buscó generar cercanía en la diversa sociedad colombiana ante los distintos hallazgos, testimonios y recomendaciones para la no repetición.
Dicha publicación generó una serie de reacciones de los diferentes frentes políticos del país. Entre todas las posturas, se han destacado las opiniones de algunos líderes políticos de la derecha colombiana por su postura en contra del Informe final, utilizando sus redes sociales como plataforma de divulgación del discurso, que los llevaron a ser las principales voces que representan a esta ideología. Es así como surge el término acuñado por la senadora, María Fernanda Cabal, ‘la Omisión de la Verdad’.
El inicio de la controversia
Por medio de la red social Twitter, algunos líderes de opinión de la derecha expresaron su oposición frente al Informe y a la Comisión de la Verdad, haciendo juicios que han generado alto tráfico de opiniones en el epicentro de la discusión política en la que se ha convertido esta plataforma.
Es así como María Fernanda Cabal, Miguel Polo Polo, Paloma Valencia y Enrique Gómez han sido referentes de la opinión de la derecha política, debido a su alto nivel de actividad frente al Informe final. Han expresado abiertamente a través de sus cuentas personales de Twitter sus opiniones y acercamientos tanto de la Comisión de la Verdad como su Informe final, abanderando la conversación y el discurso de la derecha sobre el tema, generando así interacción.
Al poco tiempo de la publicación del informe el abogado, político y representante legal del Movimiento de Salvación Nacional, Enrique Gómez, hizo un primer tweet expresando su inconformidad ante el Informe final de la Comisión de la Verdad diciendo:
Otros líderes de derecha como los congresistas María Fernanda Cabal, Miguel Polo Polo y Paloma Valencia, alzaron su voz para dar a conocer sus opiniones al respecto que hacían referencia al sesgo y favoritismo que impregnaba al informe, como también el adoctrinamiento nacional que significaría llevarlo a las aulas escolares.
La escuela esquiva la verdad
Una de las propuestas que más ha sonado y generado controversia sobre el Informe final de la Comisión de la Verdad ha sido su socialización en los colegios. Con el nombre “La Escuela Abraza la Verdad” el ministro de Educación, Alejandro Gaviria, invitó a los distintos colegios del país a inscribirse a la iniciativa que llevaría el Informe al salón de clases a partir del 12 de agosto.
Paloma Valencia, abogada y actual senadora del Centro Democrático desde el año 2014 ha sido una de las figuras políticas que más se han dedicado a hacerle oposición al Gobierno actual desde su rol de la Comisión de Derechos Humanos del Senado.
Con el hashtag #NoAlAdroctinamientoDeLaComisionDeLaMentira, Valencia empezó una serie de tweets en los que que expresó el irrespeto que dicha medida representaría según ella al libre desarrollo de pensamiento al que se verían expuestos los menores de edad en sus colegios, atribuyéndose así responsabilidades que solo deberían estar en manos de los padres de familia:
A su vez, continuó afirmando días después que dicha propuesta estaría imponiendo la agenda izquierdista en un Gobierno que se ha encargado de ignorar la pluralidad democrática que tiene el país. A los días de publicar su primer tweet, expresó lo siguiente:
Lo mismo sucedió con otra senadora del Centro Democrático, María Fernanda Cabal. Al pertenecer al mismo partido que Valencia, pero graduada como politóloga, Cabal se ha vuelto con el tiempo uno de los miembros más relevantes del partido de Álvaro Uribe, demostrado al adquirir la votación más alta entre las mujeres en las pasadas elecciones.
La senadora en el mes de agosto, así como Valencia, realizó un trino afirmando que “la verdad no tenía dueño”, y que, por lo tanto, la verdad que se proponía en el Informe estaba siendo impuesta, principalmente a los niños. En dicho tweet no solo expresó su descontento, sino también lo acompañó con un video en el que le respondía al ministro de educación, Gaviria.
Un mes atrás, el miembro de la Cámara de Representantes Miguel Polo Polo arremetió contra la propuesta dirigida por el Ministerio de Educación y la Comisión de la Verdad. Desde sus inicios, Polo Polo se había hecho conocido en redes sociales por sus declaraciones en favor de la derecha colombiana y su candidatura a la alcaldía de Tolú. Actualmente, ejerce su curul de negritudes en el Congreso y fue de los primeros en dar declaraciones, tanto con respecto a la Comisión, como al Informe final.
El 28 de agosto del 2022, exactamente un mes después de la publicación del Informe, denunció el adoctrinamiento que la iniciativa se proponía, y le añadía la afirmación de la alteración de la verdad sobre la historia de las FARC.
Para Luis Fernando Trejos, abogado de la Universidad Libre con doctorado en Estudios americanos, a las afirmaciones hechas por estos líderes les falta peso argumentativo. Cabe resaltar que Trejos aportó al desarrollo del Informe final desde el Caribe colombiano, haciendo entrevistas, textos investigativos y participando en eventos de promoción.
Para Trejos la socialización del Informe es tan importante como su creación, ya que, sin esta, no habría manera de medir el impacto, ni mucho menos aportar a la construcción de la paz en Colombia. Por lo tanto, para él más que adoctrinar a los colegios, se estarían otorgando clases de historia que permitirán la comprensión de un país como el nuestro.
Por otro lado, Nicolás Gómez, politólogo y comunicador de la Universidad de Arizona, con maestría en Políticas públicas en la Universidad de Los Andes e hijo de Enrique Gómez, líder del Movimiento de Salvación Nacional del que ejerce como secretario político, coincide con que el Informe no debería enseñarse en las aulas; sin embargo, no se refiere a este hecho como un “adoctrinamiento”. Gómez explica que la principal razón por la que no está de acuerdo con esto es que existe un sesgo político muy notorio en el Informe que hace que solo se muestre un lado de la historia, por lo que las nuevas generaciones solo se quedarían con un fragmento de toda la realidad.
Para Gómez, el informe no cuenta con un relato verídico de la historia porque son “testimonios elegidos” no sustentados con evidencias o acervos probatorios que sirvan para confirmar su veracidad. Agrega que el Informe, de la manera en la que está redactado ahora mismo, cambia la historia, porque no deja en claro que los verdaderos ‘criminales narcoterroristas’ fueron los miembros de la organización guerrillera FARC, sino que responsabiliza al Estado por la mayoría de los crímenes cometidos.
La tiranía de la verdad
Otras de las propuestas y denuncias en común que han tenido María Fernanda Cabal, Miguel Polo Polo y Paloma Valencia ha sido el sesgo ideológico que el Informe final promueve. A la conversación, se añadió Enrique Gómez, líder del Movimiento de Salvación Nacional y excandidato a la presidencia del 2022. Fue así como el 11 de julio del presente año expresó lo siguiente:
En el tweet hizo énfasis en uno de los apartados del Informe que daba una serie de recomendaciones para la promoción de la verdad y la no repetición de la violencia en el país. Afirmó que tanto la Comisión como el Informe contaban una sola versión de la historia, culpando en su totalidad al Estado y al pueblo colombiano en vez de las guerrillas. Esto, teniendo en cuenta el discurso que otros líderes de la derecha habían adoptado, como Miguel Polo Polo, quien afirmó que había una intención de limpiar la imagen de las FARC ante el país.
A los días, el 29 de julio, Polo siguió twitteando para decir que había una “tiranía de la verdad” que la izquierda ha catalogado como la única y verdadera, donde el sesgo era evidente. Su tweet lo acompañó con el enlace de un supuesto reportaje del medio de comunicación La Silla Vacía, que hasta la fecha sigue sin funcionar.
Un mes después, Paloma Valencia afirmó lo mismo que tanto Enrique Gómez como Miguel Polo habían enunciado un tiempo atrás: la izquierda había sido la única representada en el desarrollo del Informe final y que además el único miembro de las fuerzas armadas que había sido incluido en el proceso se había retirado.
En consecuencia con esto, Nicolás Gómez recuerda cómo durante el tiempo en que se desarrolló el proyecto del Informe final fueron pocos los terratenientes y campesinos de derecha que fueron involucrados en los procesos de escucha y diálogo y que, a su vez, notaron un tratamiento diferencial (en ocasiones despectivo) en comparación con los testimonios de simpatizantes de la izquierda.
Gómez desde su partido político, afirmó, haber tenido acercamientos con la Comisión de la Verdad y con el padre Francisco de Roux, presidente de esta, y considera que sufrieron una violación a sus garantías, ya que la postura de las personas involucradas en la realización del Informe era ‘totalmente subjetiva’ y no tuvieron en cuenta sus opiniones.
Luis Fernando Trejos, al preguntarle por dichos encuentros, afirma que los hechos están alejados de la realidad, porque desde un inicio las invitaciones y el diálogo fueron abiertos a todo de tipo de público, sin embargo, muchas respuestas fueron declinadas o con testimonios desinteresados.
Nicolás Gómez, al contrario de Trejos, coincide con que existe un sesgo ideológico en el Informe de la Comisión. Expresa su preocupación por la falta de objetividad en el Informe, ya que él desde el partido político donde es miembro ha sido partícipe de la elaboración de este, y afirma que lo que está establecido en el informe, más allá de ser verdad o mentira, son testimonios sin sustento. Asegura que desde la Comisión buscaron y acomodaron ellos mismos las versiones de las historias para crear la narrativa que ellos querían, y en el intento dejaron a muchos sectores involucrados en el conflicto por fuera. Asimismo, manifiesta no estar de acuerdo con que el informe haya justificado a miembros de la guerrilla por sus acciones, y culpado al Estado colombiano de la mayoría de los delitos cometidos.
Trejos insiste en que la rapidez con que los líderes mencionados han twitteado sobre el contenido del Informe demuestra que en realidad no se han tomado el tiempo de leer el texto en su totalidad, ya que cuenta con un contenido extenso que resultaría casi que imposible terminarlo en menos de dos meses. Por lo tanto, todo lo que no sea argumentación termina en especulación.
Un camino hacia el futuro
La derecha en Colombia ha sido la mayor oposición del informe de la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, mostrando a través de lideres como María Fernanda Cabal, Miguel Polo, Enrique Gómez y Paloma Valencia sus posturas críticas hacia los múltiples hallazgos, testimonios e historias enmarcadas en el Informe.
Los principales discursos de los líderes mencionados giran en torno al sesgo, el carácter politizado e incongruencia, que afirman que tiene el informe, considerando que las conclusiones extraídas del escrito corresponden a una complacencia del Estado y a los gobiernos de Juan Manual Santos y de Gustavo Petro frente a los hechos victimizantes perpetrados por las FARC; y, de la misma forma, los igualan con hechos en donde el Estado no asumió su rol de garante de paz y seguridad hacia sus habitantes, es decir, ambos actores son vistos como iguales.
Un elemento principal también ha sido el expresar que la construcción de esta verdad histórica ha omitido a importantes actores como ganaderos, campesinos, víctimas u otros sectores de la sociedad en el diálogo propiciado por la Comisión, lo que anula la transparencia y confianza de los contenidos del informe.
Por otra parte, líderes de la derecha colombiana consideran que sería una imposición del gobierno nacional e incluso un adoctrinamiento la exigencia de la utilización de este material en la educación de los niños y niñas en el territorio nacional. Siendo una violación a la pluralidad del pensamiento y una intromisión a las formas en que muchos padres quieren educar a sus hijos.
A partir del análisis de los tweets de Paloma Valencia, María Fernanda Cabal, Enrique Gómez y Miguel Polo Polo se concluye que sus comentarios carecen en su mayoría de un sustento, ya sea cualitativo o cuantitativo, que sirva para realizar contrastes con los contenidos del Informe, lo que impide en gran medida categorizarlos como argumentos, por el contrario, permanecen como opiniones válidas en un marco democrático. En contraste, sus comentarios apelan a los sentimientos, sobre todo con conceptos como “adoctrinamiento” o “marxismo” a producir eco en las personas, en especial en sus simpatizantes, estos conceptos no solo han sido empleados en este contexto, sino en pasadas oportunidades como el Plebiscito por la Paz para generar miedo o desagrado, que podrían generar un posible efecto en la opinión pública, debido a su gran visibilidad a nivel nacional por estar en calidad de funcionarios públicos.