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Por: María Fernanda Córdoba Torres

Una casa antigua de arquitectura republicana del año 1938, escondida detrás de dos árboles que adornan su jardín y con una fachada de colores: amarillo, verde y blanco,  es la Tertulia Caribe, donde se une la historia y el conocimiento para inspirar a los amantes de la búsqueda del aprendizaje.

En aquella casa las antigüedades son las protagonistas, gracias a la fascinación que Joao Herrera, actual alcalde de Soledad, tiene por ellas. Esa cualidad la heredó de su padre, Víctor Herrera De la Espriella, quien inculcó en sus hijos el valor por lo antaño y el conocimiento.  También les enseñó mediante su ejemplo, el ejercicio de una tertulia, elementos que se fusionaron en la Fundación Tertulia Caribe.

“Mi papá siempre me enseñó que cabalgamos en los genes de nuestros antepasados, y que somos más pasado, que presente y que futuro. Que si uno quiere averiguar lo que va a pasar, lo primero que tiene que hacer es averiguar lo que pasó” dijo el alcalde.

Allí, se encuentran cámaras de hasta 90 años de antigüedad, máquinas de escribir, radios, placas de diferentes países, publicidades insignia, cuadros, televisores antiguos, relojes de más de 100 años, figuras egipcias, romanas,  africanas, chinas, hindúes, y más objetos y culturas condensadas en un mismo lugar, que te distrae solo con verlo; donde te sorprendes del pasado que habita en él y empieza a interesarte el tuyo.

La casa donde hoy está la Tertulia Caribe,  alguna vez perteneció al ex magistrado Mario Alario Di Filippo, quien murió en la toma del Palacio de Justicia. Por esa razón, la casa fue desbaratada, le robaron las puertas, los sanitarios, las ventanas. Y a pesar de haberse convertido en  una casa abandonada, pudo ser interesante para alguien que ve en el pasado la riqueza, el señor Joao, que la compró y decidió preservar en ella sus dos pasiones, las antigüedades y  el ejercicio de la palabra.

Tanta historia en un mismo recinto ha generado experiencias que solo se creen si se viven, que podrían transmitir miedo, pero que las escuché con gran jocosidad. “Tenemos un reloj de  más de 120 años, que nunca había dado la hora y un día que estábamos ahí a las 12 del día sonaron la campanas del reloj 12 veces, hubo una mujer que salió corriendo, otros se santiguaron, otros se arrodillaron, hubo una que se desmayó” Me contó el señor Herrera.

Aunque a ese tesoro han ido artistas, europeos, americanos, chinos, exguerrilleros, ex paramilitares, sacerdotes, intelectuales; actualmente es concurrido por pocos, pues sus actividades como político le impiden que sea un lugar de visita constante, dice que llegará el momento cuando la gente pueda conocer y disfrutar del pasado.

La Fundación Tertulia Caribe se creó para debatir temas, pero donde se entiende que no hay argumento absoluto ni realidad invariable. El alcalde no se pudo referir mejor, “…cuyos debates no deben ser un combate de pasiones, sino un ejercicio del intelecto. Es un sitio para ejercitar la palabra, es un sitio de encuentro, donde se práctica la tolerancia, donde se respetan todas las ideas…”.

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