Por José Castillo Pereira
La sexualización de los personajes femeninos es un fenómeno que ha estado impregnado en la cultura desde tiempos remotos. Se ha impuesto el estereotipo de un cuerpo esbelto y con atributos femeninos pensados para la satisfacción del hombre y, de esta forma, vender más.
En la actualidad, los videojuegos están presentes a diario en la vida de muchas personas, como método de diversión. La práctica de los videojuegos es usada para escapar de los problemas de la realidad, y así las personas se sumergen en mundos imaginarios.
Pero si hay algo que no se puede escapar de la realidad completamente y se ve reflejado en los videojuegos son las situaciones de acoso a las jugadoras mujeres, además de que se crean imágenes estereotipadas y sexualizadas de los personajes femeninos. De esta forma, vemos que estos mundos imaginarios están pensados principalmente para la aprobación masculina.
Un ejemplo de esto es el videojuego “Mobile Legends: Bang Bang”, que cuenta con casi 30 millones de descargas en un espacio de cinco años, convirtiéndolo en uno de los juegos de acción de fantasía gratuitos más jugados de la historia y uno de los juegos más descargados en el sudeste asiático.
En el juego podemos apreciar la participación femenina abundante, pero al mismo tiempo es notoria la sexualización e idealización de la imagen femenina.
Alice
A personajes como Alice, una maga que ha estado desde el principio en el juego, se le puede ver un escote bastante pronunciado y un vestido corto, al igual que su cuerpo hecho de una forma estereotipada: senos grandes, cintura muy pequeña y glúteos grandes, muy alejada de la realidad. Alice, al igual que otros personajes femeninos en el videojuego, cuenta con diferentes skins que pueden llegar a ser también objeto de sexualización.
Selena
Otro personaje es Selena, una asesina que en el juego está vestida de forma que deja ver la mayor parte de sus senos y el resto de su cuerpo, lo mismo sucede con sus otras skins.
Una característica sobre los videojuegos es que la manera en la que son representadas las mujeres está influenciada en gran parte por la industria japonesa del manga y del anime (en especial del anime erótico y pornográfico), que muestran a la mujer con unos ideales de belleza muy poco realistas: eternas adolescentes de ojos grandes, cintura pequeña y pechos bastante grandes.
La comunidad que juega estos videojuegos perpetúa altamente estos ideales, sexualizando la figura femenina y acosando a las jugadoras. Para nadie es un secreto que en el momento en el que los jugadores descubren que hay una mujer en el equipo no dudaran, la mayoría, en hacer comentarios fuera de lugar.
En grupos de Facebook la comunidad opta por hacer comentarios de raíz misógina y sobre sexualizando a los personajes femeninos, haciendo comentarios sobre su aspecto físico e incitando al morbo a los otros jugadores. Crean memes y se vuelve toda una fiebre y normalización hacer comentarios despectivos sobre las mujeres y los personajes que eligen.
En “Mobile Legends: Bang Bang” también podemos apreciar personajes femeninos encaminados al empoderamiento y reivindicación de la buena imagen femenina. Como lo es el personaje de Freya, una guerrera que más allá de su físico y vestimenta de armadura, se caracteriza por su gran fuerza y habilidades.
Es evidente que se necesita hacer un llamado a la cultura de los jugadores y hacer concientización de la sexualización y acoso que se enfrentan muchas mujeres al momento de ser partícipe de los videojuegos. Empieza a generar un problema cuando se minimiza la presencia e imagen de la mujer a nada más que ser el placer visual de los hombres. En su lugar, se debería pensar en la implementación de personajes femeninos de forma empoderada y pensada directamente como representación de niñas y mujeres.
Se le debe del mismo modo presionar a las grandes compañías productoras a ser activamente partícipes en mejorar estas problemáticas y dejarles saber que hay un interés en la sociedad por videojuegos más inclusivos. Queremos ver en los videojuegos personajes femeninos reales, empoderados y representativos de la mujer.
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Este contenido fue supervisado por el periodista y docente Jorge Sarmiento Figueroa, y el editor de sección de Cultura, Alejandro Valencia, como parte de la estrategia pedagógica del curso de Argumentación Periodística.