El trayecto: la niña de 12 años sale del colegio Biffi La Salle de Barranquilla para montarse en el carro de sus padres, comer el almuerzo mientras el carro da vueltas hasta llegar a la escuela de tenis, donde practica tres horas diarias de lunes a viernes. Nueve años después, a los 21, a Silvia Gamboa la conocen como la Sharapova uninorteña, y no precisamente por ser una mona de 1,88 metros de estatura, no, sino por sus logros en el mismo deporte donde se destaca la rusa: el tenis.
El primer cambio: Por iniciativa de su madre Sonia Chaparro, de querer ver a su hija destacarse en algo más que los estudios, Silvia entra a los 10 años a la escuela de tenis de Santander, departamento en el que nació. Su abuelo “Nono”, la lleva todos los días a sus entrenamientos. Silvia, a los 12 años, se va a vivir a Barranquilla, en donde el tenis la sigue acompañando de lunes a viernes después del colegio. El juego de las raquetas y la pelota de goma la acompaña tanto que Silvia deja de ir a fiestas y salir con sus amigos, porque tiene algún partido al día siguiente y debe dormir bien.
En casa: En el cuarto de Silvia están sus objetos más preciados: sus trofeos de tenis. Los guarda en una repisa en la parte superior de su habitación. Silvia ha hecho parte de la selección de tenis del Atlántico, donde ha competido y viajado. Incluso ha tenido que enfrentarse a su departamento de Santander y ganarle. Su dedicación en este deporte le ha permitido incluso ser jueza en varios torneos departamentales.
El ídolo: Su jugador favorito es Roger Federer, del cual destaca su técnica, sin embargo, no le gusta tanto su revés, prefiere el de Novak Djokovic. Su vida aparte del tenis es salir con sus amigos y escuchar música de su artista favorito, Ricardo Arjona.
El futuro: Además del tenis, la sicología es otra pasión de Silvia, la cual influye en que su juego sea defensivo. La sicología le ha permitido calmar su mente en los partidos y definir su estrategia: esperar y atacar. Actualmente es estudiante en práctica de su carrera y se inclina por el campo de la sicología deportiva. Eso sí, sin dejar en el futuro a su acompañante de siempre, el tenis.