Un monstruo viene a verme es una película hispano–estadounidense de fantasía dirigida por Juan Antonio Bayona, basada en homónima novela de 2011 de Patrick Ness, quien también escribió el guión. El film cuenta la historia de una madre soltera y su hijo que, por cuestiones de enfermedad, debe pasar largas noches hospitalizada mientras al niño lo cuida su abuela. Allí se encuentra con un monstruo gigante que lo visita cada noche para contarle 3 historias que, de alguna manera, están ligadas a lo que vive diariamente, aunque él no se da cuenta de ello.
El aspecto estético de esta película es bastante particular por utilizar bastantes tonos azules y grisáceos con diferentes tamaños de planos que hace el proyecto fílmico sea dinámico y visualmente atractivo. El CGI implementado es bastante realista y se moldea a los espacios, esto hace que la sensación de las que las raíces del monstruo en cuestión envuelvan verdaderamente las cosas en un sentido casi que orgánico y verdaderamente creíble.
Este film toca los temas de soledad, el manejo de la ira, la moralidad y la fidelidad a tus propios principios disfrazados de cuentos infantiles nocturnos. Al principio, al igual que el protagonista, cuesta un poco pensar por qué los relatos están puestos en ese orden y contados de esa manera, pero, poco a poco, mientras avanza la película el espectador podrá darse cuenta el trasfondo de estas en la historia y como se envuelven en la vida, casi que representadora, de un pobre chico quien lidia con temas poco entiende y debe encarar.
A pesar que este proyecto cinematográfico está dirigido a todo el público, el verdadero desarrollo de este debería centrarse en algo más adulto ya que los temas que trata, disfrazados de historias para niños, son bastante profundos y representan al ser humano en situaciones que no puede controlar como la muerte, la soledad, el bien y el mal o la firmeza en las creencias que lo constituyen como un ser pensante.
Debido a que tiene un toque de aventura o algo infantil, se puede tomar este film a la ligera, pero, al ahondar lo que tiene para proponer se puede vislumbrar una historia, vista desde los ojos de un niño, en la que cualquiera podríamos estar. De esta forma el espectador puede sentir empatía y puede entender los sentimientos que tiene el protagonista a lo largo de la película llegando a sentir lo que él siente y sufrir por lo que él sufre.
Esta película evoca los tiempos de reflexión que todos tenemos en alguna etapa de la vida puestos en 90 minutos de dinamismo con grandes mensajes de fondo que pueden dejar una huella a quien la vea. Los personajes manejan un papel excelente para representar las situaciones incontrolables y lo que ello acarrea, ya sea ira, confusión o indiferencia.
Esta producción cinematográfica está recomendada para aquellas personas que quieran pasar un buen rato perdiéndose en las reflexiones y dejándose llevar por la hermosa historia que se quiere contar. Los hilos que esta mueve, porque nada de lo que ocurre sucede al alzar, están presentes para que pensemos más allá de lo que se muestra y que extrapolemos lo que siente un niño a lo que sentiríamos nosotros si un monstruo se nos presenta a las 12:07 de la madrugada para contarlos las tres historias que nos cambiarían la vida.
Foto: @amonstercalls