Por: Ronny Ruz Arango
Si bien Generación E no es el problema central de la educación superior, este programa, que ha empezado muy mal, tampoco es la solución.
Generación E es la apuesta del Presidente Iván Duque para el acceso y la excelencia de la educación superior en sus 4 años de gobierno. Este programa consta de tres componentes: Equidad, Equipo y Excelencia.
Este tipo de programas donde se privilegia el financiamiento de la demanda, es decir, de los estudiantes de forma individual, genera grandes debates en torno a cuál debe ser el modelo de financiación de la educación superior en el país. ¿Qué debe financiar el Estado? ¿Se debe privilegiar la financiación de los estudiantes o de las universidades?
Para muchos Generación E no es más que un reemplazo de ‘Ser Pilo Paga’, propuesta donde también se fomentaba el acceso a la educación superior en universidades de alta calidad para estudiantes que obtuvieron mejores resultados en las pruebas Saber 11°. Estos dos programas tienen grandes diferencias, aun cuando el modelo es el mismo.
Recientemente, el Ministerio de Educación Nacional reveló un informe donde, con orgullo, muestra las cifras de Generación E. Allí se afirma que “47.076 jóvenes colombianos ya son Generación E”. Detrás de este número, que suena grande, hay una verdad incómoda para el gobierno: no están creando nuevos cupos para los estudiantes, simplemente está llenando los que ya existían. Al revisar en detalle los números en los componentes de Equidad y Excelencia las cosas cambian un poco.
En el componente de Equidad el gobierno afirma que hay 43.718 nuevos beneficiarios, pero al ver los requisitos para acceder a este beneficio quedan muchas dudas.
Inicialmente, el estudiante debe ser admitido en una institución de educación superior pública, sea técnica, tecnológica o profesional, en cualquier modalidad (presencial, a ditancia, virtual o tradicional). Esto no garantiza que los estudiantes asistan a IES de calidad. Además, deben tener un SISBEN igual o inferior a 32 puntos.
Este beneficio otorga un apoyo del 100% de la matrícula y un auxilio de sostenimiento a través de Jóvenes en Acción, lo cual también existía antes del programa.
En el componente de Excelencia, que es como un ‘Ser Pilo Paga’ con menos presupuesto, ya que pasan de 40.000 beneficiarios a 16.000 en cuatro años, se busca dar acceso a la educación superior a jóvenes de escasos recursos con excelentes resultados en las pruebas Saber 11°.
En este nuevo modelo de financiación el gobierno cubre el 50% de la matrícula, la universidad receptora un 25% y el otro 25% es financiado por un fondo de donaciones. Si el estudiante escoge una IES pública, el Gobierno le entrega el 100%. En este componente van beneficiados 2.792 jóvenes de los 16.000 que se esperan.
Si bien Generación E no es el problema central de la educación superior, este programa, que ha empezado muy mal, tampoco es la solución.
Mientras el gobierno pretende invertir inicialmente 3.6 billones de pesos en este programa que no crea ni un solo cupo nuevo en las instituciones de educación superior, los estudiantes de universidades públicas y privadas de todo el país nos movilizamos masivamente en 2018 para lograr una mejor financiación de las universidades públicas, las cuales tenían un déficit de funcionamiento de 3.2 billones de pesos.
El movimiento estudiantil del año pasado nos demostró que luchar sí sirve. Como sociedad debemos seguir en defensa de la educación superior de calidad, gratuita y universal para todos los colombianos.
La educación debe ser un derecho y no un privilegio. Debemos construir un nuevo imaginario donde todos tengan la esperanza de soñar.