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Por: Juan Carlos Torres y María Clara Posada 

Esta labor no es estática, aunque no es ella la que cambia. Es el periodista y los lectores de noticias quienes se adaptan a las nuevas formas de fluir la información. La evolución de cómo se hace la entrega de los hechos noticiosos depende de esta relación en la que la información ya no se mueve en una sola dirección. 

En el marco de la actividad periodística, los lectores dependen de los transmisores de información, en este caso los periodistas; y, a su vez, estos deberán buscar las historias que supongan mayor importancia a nivel social. Sin embargo, no basta con esto, en una profesión tan competitiva como el periodismo hace falta presentar la información de la forma más atractiva posible, con el fin de captar la atención de audiencias cada vez más volátiles. 

Por su parte, los periodistas están bajo constante vigilancia, pues el periodismo es un arma de revelación de verdades ocultas, capaces de responsabilizar a los intocables. No obstante, esta rama del poder también puede ser utilizada para lo opuesto. Y es que es totalmente cierto que el periodismo ha cambiado, muchas opiniones afirmarán que para bien y algunas otras que para mal. Lo cierto es que esta profesión exige la constante mejora por parte de quienes la practican.  

En sustento de lo mencionado, es de recalcar que actualmente se ha dejado atrás los artículos que avanzan por bloques mientras se consigue el mayor número de datos posibles antes de informar al lector, no por elección del periodista, sino por la necesidad constante de este de atraer a su audiencia. En ese orden de ideas, conviene acotar que el lector actual está siempre ampliamente informado, pues un estudio realizado en 2020 por Pew Research Center lo corrobora, descubriendo que en ese año un 86% de adultos estadounidenses se informaban a través de sus smartphones o tablets, por ser el medio al cual pueden acceder con mayor agilidad y facilidad. 

Así las cosas, es estrictamente necesario que los mensajes de la actualidad sean llamativos y concisos por diseño, pues entre más rápido se pueda informar, mejor. Ahora, en cualquier momento una noticia puede avanzar o cambiar y las audiencias estarán listas para leerlas en cualquier momento, así como los periodistas deben estar prestos para satisfacerlos. 

En este sentido, es evidente que las noticias extensas entregadas después de la recopilación de información han decaído y han sido reemplazadas por las noticias cortas, seccionadas y que avanzan a tiempo real junto con el evento noticioso. 

¿Es la nueva forma de hacer noticia negativa para el ejercicio periodístico? 

En los tiempos de los medios impresos en Colombia, el componente propulsor de cómo se desarrollaba una noticia era la competencia, la cual se enmarca entre los nombres establecidos en la esfera informativa, como El Tiempo y El Espectador a escala nacional. 

Estas dos productoras de contenidos informativos batallaban por ser más rigurosas y completas en la búsqueda de información, con el fin de sacar un mejor producto que su rival. Sin embargo, con el surgimiento de las redes sociales, como Twitter, Instagram y Facebook, esta batalla ha pasado de ser una competencia de quién puede dar el mejor golpe, conseguir más y mejores datos, a una carrera donde el objetivo es publicar la información con más rapidez. 

A pesar de que cualquiera es capaz de publicar y que estos comunicados resuenan a través de retweets y respuestas, es importante ser veloz, pues si no, se corre el peligro de perderse en el mar electrónico de información donde se repiten los mismos datos a través de la gran cantidad de cuentas de Twitter, sitios web y líderes de opinión que quieran aportar en el avance de la historia. 

Es evidente que la forma de hacer periodismo ha mutado hacia lo digital para mantenerse vivo, no obstante, si hay algo que no ha variado en la labor periodística es la responsabilidad que recae en los hombros de un periodista, pues la información es poder y junto con ello una gran responsabilidad. 

Es de resaltar que las opiniones personales están monopolizadas por el consenso general de la mayoría, y por su parte, los medios de comunicación son los creadores de la opinión pública en la sociedad, y su principal herramienta para generar percepción es el miedo y la simpatía como creadores de ello.

Robert De Niro, Anne Heche, and Dustin Hoffman, La cortina de humo |New line cinema 

Vemos que este es el tema focal de la película “La cortina de humo” de Barry Levinson, estrenada en el año 1997. Lo que fue una ficción hace 24 años parece haber tenido una paralelos “coincidenciales” reales con nuestra actualidad. Nos referimos, en el caso de la realidad, al asesinato del official militar Qasem Soleimani, que trajo consigo la amenaza de guerra durante el escandalo politico que puso en jaque el cargo del Presidente Donald Trump en el 2020. En un suceso como este, en el que se le ha dado tanta importancia a la llamada transparencia, las redes les dan voz a las audiencias y serán capaces de mostrar su disgusto con alguna acción de entidad o persona pública, esto lo vemos manifestado en el “cancel cultura” que prevalece en la actualidad. Esto no era algo posible hace unos 10 años.

A través del análisis de la película “La cortina de humo”, intentamos profundizar en diferentes aspectos para confirmar la “Teoría de la espiral silenciosa” de Noel Neumann y demostrar que el miedo existe como herramienta para formar la opinión pública.

Thorne (2007), “…el miedo es una moneda, una materia prima, un poderoso instrumento de mercadeo… un ingrediente clave de toda movilización exitosa para la guerra o para la adquisición del poder es la explotación del miedo mediante la manipulación de la percepción.” A su vez, como sugirió el mismo autor, los medios utilizan palabras y sonidos repetitivos fáciles de aprender para transmitir el mensaje de éxito a la audiencia. 

Como se puede ver hoy, todos los anuncios de noticias importantes en las noticias tienen el mismo tono de “tintineo”. En la película, el éxito social convincente se logra a través de palabras y situaciones llenas de significado emocional.

Lo que podemos analizar de esta evolución es que los medios de comunicación utilizan las mismas estrategias para manipular, guiar y enseñar a su población sobre diferentes temas relevantes de la actualidad, el cambio lo vemos más en la rapidez de los contenidos, debido a la gran evolución de las noticias que se muestran en las diferentes redes sociales, ya que son cortas, rápidas y con la información más relevante en cuestión de segundos. 

Otro cambio es que muchos periodistas lograron desprenderse de ciertas ideologías de medios, pues quieren ser más libres al momento de escribir, por lo tanto existen ya medios de comunicación independientes sin ninguna carga política que se veía anteriormente.

Según Juan Pablo Ferro, periodista colombiano, “el cambio más importante tiene que ver con el reto que implica entrar a competir en el inmenso ámbito de lo digital. Anteriormente, el mundo era análogo y más cómodo para la disciplina, que se sentía rey o reina de la información. Ahora los retos son inmensos y el periodismo y los periodistas luchan permanentemente por ganar un espacio en la virtualidad, siendo a la vez una especie de prisioneros de las plataformas digitales”.

Para concluir entonces podemos reconocer que es cierto que el periodismo ha avanzado, al igual que el tiempo y al igual que el mundo, no existe otra alternativa que avanzar junto con ella.

Somos una casa periodística universitaria con mirada joven y pensamiento crítico. Funcionamos como un laboratorio de periodismo donde participan estudiantes y docentes de Comunicación Social y Periodismo de la Universidad del Norte. Nos enfocamos en el desarrollo de narrativas, análisis y coberturas en distintas plataformas integradas, que orientan, informan y abren participación y diálogo sobre la realidad a un nicho de audiencia especial, que es la comunidad educativa de la Universidad del Norte.

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