Por Hugo Daza Freitag
En el mundo de hoy seguimos persiguiendo la igualdad entre hombres y mujeres. La Policía Nacional ha sido la institución donde siempre ha predominado el género masculino y la inclusión de las mujeres en el campo cada vez es mayor. Es interesante ver cómo ha cambiado el valor de la mujer en nuestra sociedad.
La teniente Laura Ariza es una mujer proactiva, siempre tiene una sonrisa en la cara porque disfruta su trabajo en esta institución y sus compañeros resaltan la calidad del trabajo que realiza diariamente.
Trabaja en la Oficina de Planeación de la Dirección General de la Policía Nacional y tiene el rol de analista de doctrina. “Hago toda la reglamentación de los manuales, los reglamentos y las políticas institucionales”, afirma.
Dice que las mujeres en la institución juegan el papel de facilitadoras de la acción cercana a la ciudadanía. “Somos la parte humana, maternal, sencilla, y de buen trato hacia la sociedad. Las mujeres en la policía nos estamos fortaleciendo, en la antigüedad eran muy pocas las mujeres las que ingresaban, por eso hay muy pocas oficiales que llegan a Generales. Hoy en día la proporción de mujeres es mayor, tenemos el mismo régimen y disciplina que un hombre”, sostiene.
En las jornadas de trabajo demuestra que está lejos de envidiarle algo a un hombre y enfatiza que este trabajo no es nada fácil “pero eso no quiere decir que seamos débiles, por el contrario, yo diría que somos más fuertes que los hombres porque sufrimos los dolores más fuertes de la vida, como por ejemplo, tener un hijo, que creo que los hombres no soportarían. Yo me considero una mujer fuerte, femenina y que hago bien mi labor como policía”.
Al desarrollar el recorrido por la ciudad se ve que las mujeres tienen mayor facilidad para resolver las distintas situaciones. La teniente analiza que no es lo mismo un hombre policía se acerque a una persona en alto estado de embriaguez, porque el solo hecho de ser hombres genera una rivalidad. “Si yo como uniformada me le acerco a ese mismo hombre, él recordará sus principios –no todos, pero sí algunos- porque recuerda que tiene una mamá, una esposa e hijas a las cuales tiene el deber de respetar”, analiza.
Manifiesta que las mujeres están en las mismas o en mejores capacidades de los hombres. “Las mujeres no nos dejamos tentar tan fácilmente en cuanto a la corrupción; es más fácil torcer a un hombre que a una mujer porque nosotras pensamos en nuestros hijos y nuestros padres. Un hombre actúa más desde vísceras y no tanto con el corazón como lo hacemos las mujeres”, asevera.
A las mujeres que están a punto de empezar un trabajo donde predominan los hombres, les aconseja: “Nadie es más fuerte que nadie, todo va en las capacidades y el estudio. No solo exíste la fuerza física sino también la mental. Nosotros también hacemos mucho ejercicio y deporte. No estar en ninguna clase de vicio nos ayuda mucho. Tenemos la necesidad de crecer física y espiritualmente”.
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